DOHA (Enviado especial) -- "Qatar es el organizador pero no será el seleccionado local en esta Copa del Mundo". La sensación aborda a cualquiera que permanezca un par de días en Doha y entonces la pregunta se impone: "¿Dónde están los hinchas qataríes?". Su respuesta es simple: mezclados entre la multitud. Escondidos en una ciudad que ya es propiedad del mundo, en la que no son mayoría ni siquiera en épocas habituales. Ellos, los dueños de casa que esperaron este día durante doce años, son una minoría silenciosa en esta celebración global.
En el fútbol, y sobre todo en los Mundiales, la localía es una razón de enorme peso para la competencia. Solo una vez en la historia el anfitrión quedó eliminado en primera fase y en seis oportunidades fue campeón. Siempre, el peso de la fiesta cae sobre los hombros de los organizadores. Ellos llegan primero y se van últimos. Son mayoría en todos los estadios y lideran el ránking de ruido en cada esquina. Además, en la cancha su Selección eleva sus posibilidades por la motivación que genera el apoyo popular.
Qatar, tal como es la tradición desde 2006, abrirá el campeonato frente a Ecuador en el estadio Al Bayt de Al Khor, el que está ubicado más al norte de todos los escenarios mundialistas. El día ha llegado. Más de una década aguardó esta nación el 20 de noviembre de 2022. Lo esperaron los oriundos de Qatar y los migrantes que aquí residen. Vivieron y trabajaron buena parte de su vida por este día, en el que serán minoría en su propia casa.
Poco más del once por ciento de la población del país es árabe oriunda de Qatar. Es decir, unos 300.000 habitantes. No alcanza para llenar los 8 estadios al mismo tiempo. El principal motivo por el que no hay hinchas del equipo campeón de Asia es ese: son pocos. Solo Uruguay en 1930 tenía menos, pero aquella fue la primera Copa de todos los tiempos y estaba muy lejos de ser el fenómeno planetario que es hoy. Fue un evento casi exclusivo para charrúas.
India, Bangladesh, Nepal y Paquistán son los primeros en la lista de países desde donde llegan los trabajadores migrantes a Doha y sus alrededores. Ellos son los verdaderos locales. Aunque es cierto que en la vía pública se ven hombres vestidos con sus elegantes thawbs y ghutras (la túnica y el accesorio para la cabeza típicos). Es fácil encontrarlos y reconocerlos como qataríes, ya que sus agales (el cordón negro ubicado en la cabeza) tienen unos flecos que los identifican con esa nacionalidad. Pero son superados ampliamente por hindúes o bengalíes vestidos con camisetas ilegítimas de Argentina y Brasil.
La inmigración es casi totalmente de hombres, ya que representan la fuerza laboral necesaria para la construcción de infraestructura y para la industria petrolera. También son cocineros, choferes y mozos. En sus tiempos libres, son hinchas de fútbol. "En India y Paquistán el deporte nacional es el cricket, pero a la mayoría de los que estamos aquí nos gusta el fútbol", dice Nuur, quien trabaja como chofer y simpatiza por Neymar. Es una buena manera de definir a los bulliciosos fanáticos que protagonizarán el Mundial.
La tradición futbolística del sur de Asia es casi nula. Las selecciones de los países más poblados de esa región jamás disputaron una Copa del Mundo y el futuro no parece ser muy promisorio. Por eso, se preparan para este torneo como si fuera propio. Porque en realidad lo es. Ellos, que viven aquí desde hace años, lejos están de apoyar al combinado qatarí. Puestos a elegir, prefieren seguir a las estrellas que brillan en Europa. Y en ese sentido, el número 1 es Lionel Messi.
¿Podrá el anfitrión sentir el fervor habitual de todo partido inaugural? No parece ser el caso. Las entradas son muy costosas incluso para los residentes en Qatar. Desde luego, el estadio ubicado en Al Khor estará repleto, pero quizás no sea por los obreros que le dan color a la vía pública desde hace ya una semana en Doha. La bandera blanca y granate solo flamea en los edificios públicos. En Souq Wakif, Katara, Corniche y Lusail, proliferan insignas sudamericanas, africanas y europeas.
Según el Corán, Dios le dio vida al hombre con un "aliento". El fútbol también cobra sentido del mismo modo. Pero aquí, en uno de los países más religiosos del mundo, la Copa del Mundo comenzará con el cuadro local pasando casi desapercibido para el público, que de todos modos desbordará de pasión por el fútbol.