DOHA (Enviado especial) -- "Lo vivimos con tranquilidad porque este equipo va a dejar todo". La Selección Argentina está a las puertas del partido más importante de los últimos cuatro años y transita ese camino con una certeza: el trabajo realizado en este tiempo le dio herramientas para afrontar cualquier desafío con sólidos argumentos para superarlo y, sobre todo, con confianza. Esa seguridad en sí mismo le otorga una calma que en horas decisivas es muy valiosa.
Lionel Scaloni confía y está tranquilo. Sabe que superar la presión y los nervios será el primer paso rumbo a las semifinales de la Copa del Mundo de Qatar 2022. Argentina debe jugar contra Países Bajos con serenidad. Sin apurarse. Con paciencia e inteligencia. Tocar, buscar espacios, juntarse, moverse. Todo a su ritmo, sin ceder protagonismo ni iniciativa.
Por supuesto, la Albiceleste está en condiciones de plantearle ese partido a la Naranja. Aunque será el primer rival en condiciones de salir a atacarla, la mayor parte del tiempo la posesión será del conjunto de Scaloni. Así lo dicen los antecedentes de ambos y así será en Lusail. Por eso, la tranquilidad de la que habla el entrenador es tan importante. Porque con el balón los espacios aparecerán si hay lucidez para encontrarlos.
Todavía no está claro cuál será el once titular, pero sí que habrá un mediocampo y una delantera con dinámica. Si el manejo seguro del balón será clave, también lo será la movilidad. Ningún jugador argentino debe permanecer estático. Recibir entre líneas podría desarmar la sólida estructura neerlandesa y articular ataques verticales, sobre todo por dentro y en el espacio entre los laterales y los centrales.
Además, cuanto más agitación haya entre los futbolistas, más posibilidades de que se generen espacios para Lionel Messi. El capitán viene de jugar su mejor partido mundialista contra Australia y está listo para repetir su actuación. En este momento de su carrera, su gran virtud es ubicarse lejos de la acción para recibir en soledad y desde allí juntar marcas o hacer la individual, según corresponda. Contra Países Bajos ese rol será vital.
"Este equipo va a dejar todo", dijo el técnico de Pujato y nadie puede dudar de eso. El carácter y la personalidad colectiva de este seleccionado ya fueron puestos a prueba en más de una oportunidad y siempre cumplieron. Incluso en este mismo Mundial, tras la insólita derrota en el debut contra Arabia Saudita. Argentina ya sabe lo que es la frustración y sabe lo que es recuperarse. También sabe lo que es sostener una victoria con pocas piernas pero mucho corazón, como frente a Australia. En definitiva, la respuesta anímica está asegurada y eso también vale muchísimo.
Tranquilidad y coraje. Estos dos atributos son capaces de dar a luz a un tercero. O, mejor dicho, de activarlo. Cuando jugadores talentosos y de jerarquía están tranquilos y son valientes, entonces podrán llegar a su mejor nivel futbolístico. La lucidez con la pelota se alimenta de la serenidad y de la audacia. Tocar y gambetear son causas y también consecuencias.
Argentina ya ha jugado muy bien en situaciones límite. Ya se la ha bancado en momentos difíciles. Ya ha brillado en los escenarios más duros. Este grupo, que está frente a su máximo desafío, está listo dar la talla una vez más. Sabe lo que debe hacer y cómo deben hacerlo. Con confianza, serenidad, inteligencia y osadía, mirará cara a cara a su destino con grandes posibilidades de volver a ganarle.