DOHA (Enviado especial) -- La naturaleza de la Copa del Mundo hace que muchas veces las selecciones cambien su fisonomía y adopten otras características en medio del torneo. Países Bajos llegó a Qatar como un equipo que buscaba atacar desde la posesión y la intensidad en la presión para recuperar rápido la pelota. Sin embargo, en el transcurso del campeonato mutó a un equipo que cede el balón y quiere atacar más directo. Así llegó hasta los cuartos de final sin perder y con una de las mejores campañas de los sobrevivientes.
Louis Van Gaal es un viejo zorro. Es el técnico más experimentado del certamen y sabe bien qué resortes tocar y cómo hacerlo en medio de la competencia. La Naranja que jugará ante Argentina mantiene la línea de tres histórica del DT neerlandés, dos laterales bien abiertos y altos, dos mediocampistas interiores, uno más adelantado, un delantero suelto y un centroatacante.
La esencia táctica es la misma de siempre, lo que cambió fue la propuesta. Países Bajos ha aprendido a esperar y a encontrar los momentos para lastimar. Así lo hizo, sobre todo, en los partidos contra Senegal y Estados Unidos. Ya no quiere tener el balón todo el tiempo, sino cuando ve que lo puede aprovechar. De hecho, hay diez seleccionados que tienen un porcentaje mayor de posesión (53,4 de promedio, lo mismo que México y más de diez por ciento menos de Argentina).
Para este nuevo plan, la aparición de un delantero en estado de gracia es fundamental. Cody Gakpo, quien solo tenía 9 partidos internacionales antes del debut mundialista, convirtió en los tres encuentros del grupo A y fue el encaje perfecto para el equipo, que con Memphis Depay lesionado había perdido potencia arriba. Ahora, con ambos en condiciones, vuelve a ser temible en ofensiva, con un jugador poderoso y certero y otro de gran inventiva y habilidad. Los centrales Nicolás Otamendi y Cristian Romero deberán estar muy atentos a sus desmarques y a su movilidad.
La otra virtud que se potenció en la Copa fue el juego por las bandas. Daley Blind y Denzel Dumfries fueron, quizás, los mejores jugadores del equipo en el campeonato. Buena parte de los avances neerlandeses se recargan en los extremos y los laterales tienen gran libertad para ir a la ofensiva. Incluso, ambos marcaron en el duelo de octavos de final. Aquí puede haber una ventaja para el combinado de Van Gaal, ya que Argentina ha tenido problemas en esa zona y ni siquiera tiene titulares asegurados allí.
En defensa aún no sufrió grandes contratiempos, más allá de que Ecuador y EE.UU. lo dominaron en varios momentos de los partidos. Virgil van Dijk es una garantía y estará listo cuando su jerarquía sea requerida. Enfrentar a Lionel Messi será su primer examen en Qatar. A su lado juegan Nathan Aké, de buena salida y gran velocidad, y Jurrien Timber, quien se complementa muy bien con ambos y se quedó con el puesto de Matthijs de Ligt. Es una zaga consolidada pero que puede dar ventajas en los espacios entre Van Dijk y sus compañeros.
Frenkie de Jong es el eje y el encargado de manejar los tiempos en el centro de la cancha. Argentina debe taparle la salida y limitar sus movimientos, algo que hizo Ecuador. Cerca de él pero a diferentes alturas se desempaña Marten de Roon, que le ganó el lugar a Teun Koopmeiners y ya forma una dupla consolidad con el jugador de Barcelona.
En la delantera y detrás del libre Davy Klaassen jugarán Depay y Gakpo. Memphis no pudo comenzar como titular por los problemas físicos que lo atormentaron toda la temporada, pero se recuperó y ya fue figura contra Estados Unidos. Le aporta ingenio y brilló a la zona ofensiva y se complementa a la perfección con Gakpo, el goleador de la primera fase. La dupla tiene una mezcla muy rica de poderío de gol y desequilibrio individual.
Argentina jugará con un seleccionado bien estructurado, que sabe lo que quiere y cómo lo quiere y que vino a ser campeón del mundo por primera vez en su historia. Un conjunto que está invicto y que no ha sufrido grandes inconvenientes en su camino a cuartos de final, pero que recién ahora chocará con un adversario de fuste. Es un adversario de peligro pero la Albiceleste está preparada para superarlo.