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Morir en la capital: ¿Cuánto hace que Uruguay no lleva un jugador directo del interior a un Sudamericano Sub 20?

Darío Silva y Josemir Lujambio fueron los últimos futbolistas que fueron citados desde sus clubes de OFI para defender a la Celeste en un torneo juvenil Sub 20. @uruguay

Si te tienen que operar, morís en la capital, Cuando quieras estudiar, morís en la capital. Cuando quieras progresar, morís en la capital”, dice el estribillo de una reconocida canción de Pablo Estramín. La letra no hace más que remarcar las dificultades que tienen los jóvenes del interior de Uruguay para abrirse paso. El fútbol es un claro ejemplo.

Si bien el profesionalismo se nutre de innumerables jugadores del interior, para poder sobresalir los jóvenes deben bajar a la capital, donde se concentra la mayor parte del profesionalismo.

Recién entonces, después de pasar por un equipo que integra el profesionalismo de la AUF, dan el salto. Es una realidad. La Selección de Uruguay no escapa a la tendencia. Basta con mirar las listas de las Selecciones juveniles Sub 20 de los últimos años para ver que no hay ningún jugador convocado directamente desde el interior. Es decir, que militan en equipos de OFI (Organización del Fútbol del Interior) y no en los del interior que integran el profesionalismo de la AUF.

En el fútbol de tierra adentro hay mucho talento joven. Queda claramente reflejado en el lugar de origen de los jugadores de las distintas selecciones nacionales: Cavani y Suárez (Salto), Godín (Rosario), Darwín Núñez (Artigas), Bentancur (Nueva Helvecia), entre otros.

Sin embargo, no se ha logrado quebrar la barrera del desarraigo que implica para un chico del interior morir en la capital, como dice la canción de Estramín.

A lo largo de muchos años se intentó buscarle la vuelta. Fueron los técnicos al lugar de origen a reclutar jugadores, armaron campamentos de una semana, se intentaron generar centros deportivos donde entrenen, pero todo sigue más o menos igual. Es un tema de larga data que el propio Oscar Tabárez lo catalogó como un debe de su proceso de 15 años al frente de la Selección.

¿A qué viene el tema? A que la participación de la Celeste en un nuevo Sudamericano juvenil Sub 20 genera la interrogante: ¿Cuánto hace que Uruguay no lleva un jugador directamente desde el interior (de un club de OFI) a un torneo de la referida categoría?

DARÍO Y LUJAMBIO
La historia revela que, desde la década de 1990, la Selección de Uruguay Sub 20 no cuenta con un futbolista citado directamente desde el interior.

Ocurrió bajo la dirección técnica de Juan José Duarte cuando, de cara al Sudamericano juvenil de Venezuela 1991, llevaron a dos jugadores de tierra adentro.

Se trataba de los delanteros Josemir Lujambio, proveniente de Wanderers de Durazno y Darío Silva, del Yerbalense de Treinta y Tres.

Aquel plantel contaba con Paolo Montero, Marcelo Tejera, Diego Dorta, Washington Tais y Líber Vespa, entre otros.

Uruguay, que terminó primero, con el mismo puntaje que Brasil (campeón) y Argentina (vice), pero no salió campeón por diferencia de goles. De todos modos, clasificó al Mundial de Portugal 1991.

Fue a partir de entonces que se generó la puja entre varios clubes por el pase de Darío Silva, que finalmente terminó siendo fichado por Defensor Sporting.

LA EXPERIENCIA DE BENTANCOR Y GESTO
Los nombres de Raúl Bentancor y el profesor Esteban Gesto quedaron grabados a fuego por la tarea que realizaron a nivel juvenil en la década de 1970. Ambos salieron a buscar jugadores por el interior y fue así como reclutaron a Ruben Paz, Venancio Ramos, Ariel Krasouski, Mario Viera y Mario Saralegui, entre otros.

La Selección juvenil que ganó el Sudamericano Sub 20 de 1977, jugado en Venezuela, llevó en su plantel a Américo Silva, un jugador de OFI que fue convocado por el cuerpo técnico.

Dos años después, Uruguay revalidó el título jugando en su tierra con tres juveniles provenientes directamente del interior en su plantel. A saber: Arsenio Luzardo (Treinta y Tres), Daniel Felipe Revelez (Rocha) y Mario Viera (Florida).

LA DÉCADA DEL 80
Para el torneo de 1981, disputado en Ecuador, Uruguay cambió de entrenador. El equipo estuvo al mando de Aníbal Gutiérrez Ponce. Los celestes se volvieron a coronar campeones en una generación donde se destacaban Enzo Francescoli, Jorge Da Silva, Santiago Ostolaza, Nelson Gutiérrez y Javier Zeoli, entre otros.

El técnico llevó en el plantel a César Calero proveniente del Wanderers de Santa Lucía.

En 1983, el técnico José Etchegoyen llevó a Héctor Ayala, proveniente del fútbol de OFI. Dos años después se produjo la aparición en el plantel del marcador lateral Alfonso Domínguez.

En 1987 no se citaron jugadores directamente desde el interior, pero sí ocurrió en 1988 cuando Gregorio Pérez llevó a Andrés Bianchi de San Eugenio y Alejandro Chiminelli de Santa Bernardina.

LA DÉCADA DEL 90
En la década de 1990, el técnico Víctor Púa estuvo al frente del proceso de juveniles durante muchos años.

La idea de Bentancur y Gesto, aquella de armar campamentos para observar jugadores en el interior, pretendió ser replicada años después por el presidente de la AUF, Eugenio Figueredo, con Víctor Púa al mando.

Tenemos que formar campamentos en distintos puntos estratégicos, Colonia, Salto, Tacuarembó y Rocha, pueden ser cuatro puntos donde formar los centros de trabajo juvenil”, expresó Figueredo en su momento. Pero todo quedó en intentos aislados.

A excepción de Lujambio y Darío Silva en 1991, no volvieron a ser citados jugadores provenientes del interior para defender a la Celeste en los Sudamericanos Sub 20.

Se hizo otro intento con el proyecto de Selecciones de Oscar Tabárez, pero no hubo forma. Todo terminó como dice la letra de la canción de Estramín…

Dicen intelectualoides, que hablan por televisión, que a pasos agigantados, se despuebla el interior. Y ruegan a los muchachos, no se vayan por favor. Pero para este problema, solo hay una solución. Que te puedan operar, no solo en la capital. Y que puedas estudiar, no solo en la capital. Y que puedas progresar, no solo en la capital”.