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La doctora Miriam Mayorga, la central que defiende con oficio y disciplina la camiseta de la Selección

Miriam Mayorga jugará su segundo Mundial junto a la Selección Argentina @afaseleccion

Disciplina y responsabilidad, en la cancha y en la vida. Ese es el lema de Miriam Mayorga que, además de ser médica, es campeona con Boca Juniors y parte de la Selección que representará a Argentina en el Mundial de Australia-Nueva Zelanda 2023.

Su historia de amor por el fútbol arrancó mirando a su padre, que jugaba en un equipo de Bariloche junto a sus tíos. El domingo iba a la cancha y el resto de la semana se la pasaba jugando con sus primos y amigos del barrio en la calle: dos piedras como arco y a potrear.

"Mi papá le quiso regalar los botines a mi hermano y después se dio cuenta que en realidad tenían que ser para mí", le dijo a ESPN.com con voz dulce y esa sonrisa perfecta que la caracteriza.

Como muchas de su generación, intentó ficharse para competir con los chicos del barrio pero no pudo. Tuvo que esperar hasta los 10 años, cuando conoció a una chica que la invitó a sumarse a un equipo femenino en formación y no lo dudó. Su mamá le dio permiso con una sola condición: las notas en el colegio tenían que ir bien.

Estructurada y metódica, Miriam se las ingeniaba para no fallar en la escuela y lucirse en la cancha. Terminó la secundaria y empezó a planificar las bases de lo que creyó que sería su vida: construyó con mucho esfuerzo una casita y consiguió trabajo de cajera. Se sentía estable y a gusto con su vida familiar, pero aparecieron dos ojos que lo cambiaron todo.

Diego Guacci (DT de UAI Urquiza) la vio y le acercó una oferta irresistible: fútbol de nivel, en combo con la chance de estudiar una carrera universitaria becada al cien por cien. Para Miriam era cazar dos sueños con un solo tiro porque, además de jugar con algunas de las mejores del país, podría estudiar medicina, una chance que la situación económica de su hogar no le permitía.

Miedos y llanto mediante, se armó la valija y partió rumbo a una aventura impredecible en la Gran Ciudad. Se encontró en un departamento con unas desconocidas, entre ellas Laurina Oliveros, que terminó siendo su mayor escudo y soporte en Buenos Aires. "Fue muy duro. Me levantaba súper temprano para ir a cursar a la mañana, salía y a veces comía y a veces no tenía plata y no comía nada. Me iba a entrenar, con unos entrenamientos súper exigentes porque ya era un equipo que peleaba los torneos. Después llegaba a casa y cada ratito que tenía en el tren, en el micro, siempre andaba con los apuntes en la mano. Tuve que resignar muchísimas cosas, pero eso me llevó a hacer la carrera en tiempo y forma. Ser estructurada es parte de mi personalidad y me ha llevado a lograr las cosas, pero con mucho estrés encima", recuerda sobre aquellos años.

"Siempre llegaba justo con los parciales, los finales, los partidos importantes. Pero me recibí y fue un alivio sentir que valió la pena", cuenta orgullosa quien presume el apodo "La Doc". Una vez graduada, Miriam estaba apurada por hacer una especialidad que le permitiera trabajar para tener su dinero y darle un respiro a su familia que la ayudó durante 6 años. Pero tenía que elegir entre la residencia y la Selección.

Se acercaba el Mundial de Francia 2019 y cada vez era más tenida en cuenta por el entrenador Carlos Borello. Era una posibilidad muy grande ser parte de la lista y los suyos la alentaron para que siga, que el fútbol no la iba a esperar como sí podía hacerlo su profesión en el ámbito de la salud.

La barilochense apostó bien: se quedó con la Celeste y Blanca, jugó su primera Copa del Mundo y se colgó una medalla de plata panamericana. Luego se fue a Boca a buscar nuevos desafíos y consiguió 5 títulos, además de una final de CONMEBOL Libertadores.

Se enamoró del club xeneize y de su gente, que la quiere y se lo demuestra. A Boca le agradece un salto de calidad que hoy la lleva a sentirse en un gran momento físico y un cambio de posición que supo adoptar con oficio. De orígenes en el mediocampo, Mayorga acató las órdenes de irse al fondo que le dio Christian Meloni, quien años más tarde le reprochó en broma 'la buena central que fabricó'.

La Doc va a jugar su segundo Mundial con la misma disciplina de aquella nena que tenía que cuidar las notas de la escuela, pero con las herramientas que recolectó en una trayectoria impecable. Aguerrida, pasional, como ella misma se define, va a pelear hasta la última pelota para conseguir el sueño de ganar el primer partido de la historia de Argentina.