"Dios es búlgaro", dijo Hristo Stoichkov en repetidas ocasiones durante la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994. Dependerá de cada persona creer o no este tipo de afirmaciones, pero lo que es cierto es que durante ese mes, una luz se posó sobre la gran figura de la Selección de Bulgaria y sus compañeros. Aquel modesto equipo de Europa oriental no sólo obtuvo su primer triunfo mundialista, sino que luego alcanzó las semifinales. Todo gracias al invalorable aporte del crack nacido en Plovdiv.
Stoichkov debutó a los 16 años en Maritza Plovdiv, un club de segunda división. Un año después fue contratado por Zhevros Jarmanli y en 1985 llegó a CSKA Sofia, donde se destacó y ganó tres Ligas búlgaras. Su salto a Barcelona fue en 1990 y allí se convirtió en ídolo. Antes de la gran actuación en el Mundial de Estados Unidos, su máximo logro en el Seleccionado había sido el gol frente a Francia que eliminó a los galos de dicho campeonato. A pesar de ese batacazo, nadie esperaba el extraordinario nivel mostrado por Bulgaria en la Copa.
Antes del torneo, su relación con el combinado nacional no era la mejor: "En Barcelona me encuentro estupendamente: todos me reverencian. He ganado cuatro campeonatos en cuatro años, En cambio, cuando venía a la Selección había un ambiente que no me gustaba. Demasiada confusión". A pesar de esto, en Estados Unidos ese malestar no se notó para nada y Bulgaria logró derrotar a dos campeones mundiales para llegar más lejos de lo que jamás habría soñado.
El debut no fue el mejor. El conjunto de Hristo perdió 3-0 ante Nigeria y no demostró actitud para intentar dar vuelta el marcador en ningún momento. Pero sólo cuatro días después ganó un encuentro que fue el punto de partida de la excelente campaña. Con un gol de Stoitchkov a los cinco minutos y otro a los diez del segundo tiempo, el Seleccionado dirigido por Dimitar Penev goleó 4-0 a Grecia y obtuvo el primer triunfo de la historia.
En el cierre de la primera fase, Bulgaria demostró que la actuación contra Grecia no había sido un espejismo y superó con claridad a Argentina, que llegaba sin Diego Maradona pero había sido el mejor equipo del campeonato hasta ese momento. En el estadio Cotton Bowl de Dallas, Stoitchkov abrió la cuenta a los 16 minutos del segundo tiempo y Sirakov anotó el 2-0 final. El Seleccionado búlgaro se aseguraba así la clasificación a octavos de final, donde lo esperaba México.
En el Giants Stadium de Nueva York, quien ya era uno de los mejores jugadores del torneo volvió a brillar para darle a su equipo la histórica clasificación a cuartos de final. Hristo marcó el único gol búlgaro del empate 1-1 frente a México y luego festejó el triunfo en la definición por penales. Ya estaban entre los mejores ocho del certamen.
Así comentó el diario La Vanguardia la victoria sobre México: "Vinieron del este de Europa pero parece que tuvieran sangre latina, de clima cálido. Para muchos son rebeldes. Antipáticos. Maleducados. Groseros. Malhablados. Ellos si que no tienen amigos en el campo y ellos sí que, posiblemente, no le darían ni agua al enemigo. Ellos son capaces de pisarlo. Sienten el fútbol de una forma distinta. Son anárquicos. Legionarios que sólo conocen su ley. Pero ellos, Hristo Stoichkov. Emil Kostadinov. Jordan Letchkov, Ilian Kiriakov y Krassimir Balakov, están metiendo a Bulgaria en la historia del fútbol".
El adversario de cuartos de final era Alemania, el campeón reinante, un equipo casi imbatible en las instancias definitivas de las Copas del Mundo. Y eso se hacía todavía más difícil para un grupo con tan poca experiencia internacional como el búlgaro. A pesar de todas las previsiones, Stoichkov y sus amigos hicieron posible lo imposible y eliminaron al super favorito para meterse en las semis del Mundial.
Con gol de Matthäus en el inicio del segundo tiempo, los alemanes cumplían las expectativas y ganaban 1-0 en Nueva York. Sin embargo, a los treinta minutos apareció Stoichkov para decretar el empate y sólo tres minutos más tarde Letchkov puso el 2-1 final que desató una fiesta popular pocas veces vista en Sofía. Fue el partido consagratorio de Hristo, el que le sirvió para demostrar que es un futbolista capaz de todo. Fue el líder anímico y futbolístico del equipo. Jugó e hizo jugar. Corrió, pensó, ejecutó.
Tras aquella impresionante demostración de talento, Stoichkov afirmó: "en este Mundial se ha demostrado a todo el mundo la calidad futbolística que hay en Bulgaria". La victoria sobre Alemania provocó celebraciones inéditas para el fútbol búlgaro. De hecho, se generó una especie de "fiesta popular" con una llamativa proclama: "Stoichkov presidente". De hecho, el propio máximo mandatario, Zhelyu Zhelev, expresó su gratitud hacia la Selección de manera pública.
Antes de la semifinal, el director técnico de Italia, Arrigo Sacchi expresó su preocupación por el gran momento de la figura rival: "Someteremos a un marcaje muy atento a Stoichkov, pero sin perturbar nuestro sistema de contención ni el marcaje zona. Lo pararemos aunque sea con una pistola". Aquel plan italiano funcionó, porque el crack búlgaro sólo pudo convertir de penal y la Azzurra ganó 2-1 para meterse en la gran final frente a Brasil.
Hristo Stoichkov llegó al partido por el tercer puesto con un objetivo claro: marcar un gol para convertirse en el máximo goleador del Mundial. Sumaba seis y lideraba esa particular tabla junto a Oleg Salenko, el ruso que marcó cinco goles en un mismo partido. Sin embargo, Bulgaria fue sólo una sombra de lo que había sido y perdió 4-0 en Los Ángeles.
Tras la derrota, Stoichkov se mostró muy molesto por la actitud de sus compañeros: "Estoy muy enfadado con varios del equipo. Pocos compañeros me han querido ayudar. Hay cuatro o cinco que no van a volver a la Selección. Yo quería aprovechar el partido frente a Suecia para meter un gol más y ponerme pichichi del Mundial, pero ha sido muy difídl. He estado esperando un pase y no me han querido ayudar. Son gente que no van a triunfar nunca más. No tienen categoría ni como jugadores ni como personas. Por eso han fracasado".
El líder del equipo no vaciló y dio nombres: : "Ivanov se ha ido muy adelante y casi quería jugar de delantero. Kostadinov no me ha puesto ni un solo pase en todo el Mundial. Sirakov no ha querido salir a jugar en la segunda parte y Mihailov tampoco. Me han boicoteado. He echado de menos a Lubo Penev. Hay cuatro que no van a volver a la Selección" y agregó: "Me voy muy contento por los seis goles que he marcado y porque creo que he sido el mejor del equipo".
No fue el final que merecía el gran campeonato realizado por Stoichkov y por toda Bulgaria. Sin embargo, a pesar de la última derrota y de las duras palabras de la figura del Seleccionado, será muy difícil olvidar el juego de un plantel que llegó en silencio y se ganó el respeto del mundo entero.