"Perdí el Mundial pero gané la vida", dijo Ronaldo horas después de la final que perdió Brasil ante Francia. El delantero de Barcelona llegó a la Copa del Mundo 1998 como la gran estrella del momento y se retiró en silencio, atormentado por la presión que todos cargaron sobre sus frágiles hombros de adolescente. No dio la talla, pero eso no fue su culpa, sino la de muchos que posaron en él las esperanzas de todo un país.
Antes del gran partido en Saint Denis, Ronaldo sufrió convulsiones y, según luego admitió el entrenador Mario Lobo Zagallo, no debió haber jugado. Sin embargo, demasiados intereses externos lo necesitaban en el terreno de juego y por eso su ausencia no era una opción real.
Tras el encuentro, el delantero afirmó: "Sentí un miedo terrible. Perdimos el Mundial, pero yo gané otra copa, la de la vida. Nunca sentí semejante malestar y espero no volver a sentirlo nunca. Lo único seguro es que lo que me pasó no fue por miedo a salir a la cancha". Además, agregó: "no recuerdo mucho, pero me fui a dormir y luego, tal como dijo el médico Lidio Toledo, tuve un ataque de convulsiones que duró 30 o 40 segundos. Cuando desperté me dolía todo el cuerpo, pero después de unos minutos el dolor fue disminuyendo y pude relajarme por completo".
Según informó el diario Olé de Argentina en aquel momento, a pesar de las convulsiones, antes de dirigirse al hospital con el médico a hacerse unos análisis, Ronaldo le había dicho a Roberto Carlos "espérenme, que vuelvo para jugar". Y mientras sus compañeros se dirigían al Saint Denis, él estuvo en una camilla con los médicos tratando de encontrar un motivo a sus convulsiones. "Podría haberme acobardado, pero luego de ese problema decidí que lo mejor era jugar. Y salí a la cancha con la intención de ayudar a mis compañeros y serle útil al equipo", fue su explicación a la inclusión a último momento entre los titulares.
Ronaldo avaló lo que, después de idas y venidas, de desmentidas y confirmaciones, el médico de la selección informó más tarde: "Ronaldinho se sintió mal y fue llevado a un hospital. Allí pedí exámenes neurológicos y cardiológicos, con tomografía, que apuntaron que estaba normal. Le hicimos todos los análisis que había que hacer y estaba todo bien, por eso llegué a la conclusión de que había sido una ataque de convulsiones provocado por los nervios", dijo Toledo.
El hecho ocurrió seis horas antes del partido con Francia. En la concentración del Castillo de la Grande Romaine, Roberto Carlos fue quien se dio cuenta lo que le estaba ocurriendo a la estrella del equipo. Sus gritos despertaron a Edmundo y a Leonardo en el cuarto de al lado. Enseguida llegó el médico a la habitación y se encontró con una imagen dramática; Ronaldo estaba en su cama con la cara pálida, casi no podía respirar y tenía un principio de convulsión que duró unos cuarenta segundos. "Creí que se estaba muriendo", afirmó el lateral después.
Mario Lobo Zagallo entregó la planilla con la formación noventa minutos antes de la final y en la misma figuraba Edmundo en lugar de Ronaldo, quien había sido trasladado a un hospital. Ninguno de los periodistas presentes en el estadio podía creer lo que estaba sucediendo y muchos dijeron que aquello había sido un error del voluntario que escribió las formaciones. El delantero surgido de Cruzeiro llegó al estadio poco menos de media hora antes del comienzo y le dijo al DT: "Juego".
A todo esto, Ricardo Teixeira, presidente de la CBF, se enteró del hecho y bajó al vestuario. Sus palabras fueron contundentes: "Ronaldinho juega y yo me hago cargo". Según informó Olé, no fueron pocos los que aseguraron que la multinacional deportiva Nike, que tiene contratados a Brasil por 10 años, al Inter por 11 y al propio Ronaldo hasta el siglo que viene, había ejercido sus influencias. Obviamente, la empresa lo negó mediante un comunicado difundido en Italia: "Es absolutamente falso, carente de todo fundamento y ofensivo para la dignidad y la profesionalidad de todos: equipo, entrenador, jugador y la propia Nike. No entra en la misión de Nike interferir con las elecciones técnicas de Zagallo y las personales del jugador".
Luego, lo que sucedió en la cancha fue muy claro: Ronaldo jugó quizás el peor partido de su vida, justo en la final del mundo. Hasta el propio Zagallo admitió que no debería haber jugado: "Ronaldo, además de los golpes que arrastraba, tuvo una indisposición. Hubiera sido psicológicamente muy triste para Ronaldo quedar afuera, pero igual entramos a la cancha muy conmovidos. El plantel vivió un trauma muy fuerte y quedó abatido". Cuatro años más tarde, O fenómeno tuvo la revancha esperada.