DALLAS -- Ricardo Pepi se volvió popular casi de la noche a la mañana, cuando su nombre se relacionó con las selecciones de México y Estados Unidos, a las que tenía opción de representar por su doble nacionalidad. Finalmente eligió al equipo de Berhalter y anoche jugó por primera vez en la eliminatoria mundialista y marcó un gol. Detrás de ese debut soñado hay una historia de trabajo, preparación y muchos de sus pocos años dedicados al futbol.
Desde muy pequeño el juvenil futbolista profesional del FC Dallas tuvo que dejar a su familia, su casa, sus amigos y casi todo lo que tenía para mudarse de El Paso al área Dallas-Fort Worth cuando apenas tenía 13 años de edad.
Siempre fueron las ganas de llegar al máximo nivel del futbol en Estados Unidos su motivante para aceptar retos que muchos niños a su edad ni siquiera se hubiera atrevido a pensar.
El sacrificio ha sido igual o mayor para su familia, que tuvo que aceptar y ver salir a su hijo de la casa para vivir en un hogar extraño a tan temprana edad, cuando la mayoría de los niños todavía están jugando con sus amigos de la secundaria, o “middle school“, como se denomina en Estados Unidos.
Pepi fue visto en torneos desde que jugaba en su natal ciudad texana desde los ocho-nueve años de edad, como uno de los jugadores que destacaba en los equipos de liga recreacional que dirigía su padre y después algunos otros entrenadores amateurs.
Francisco Molina, reconocido exentrenador y exbuscador de talento del FC Dallas, lo recomendó con el club. Después convenció a la familia de que permitieran que a los 13 años de edad fuera a vivir al área Dallas-Fort Worth para jugar en la primera edad permisible con la entonces reconocida Academia del equipo profesional, que es el equivalente a las llamadas “Fuerzas Básicas”en Latinoamérica y Europa.
Así llegó a vivir como invitado a la casa de Víctor Fimbres, otro reconocido jugador en categorías infantiles del área Dallas-Fort Worth en su paso con el legendario club Dallas Texans y después con el FC Dallas.
Ahí comenzó a crecer Pepi como uno de los principales prospectos de la Academia del FC Dallas, que primero por físico y después por habilidad siempre compitió con jugadores de mayor edad que él. Incluso cuando aún tenía edad para Sub-15 ya jugaba para Sub-17, bajo las órdenes del hoy entrenador del primer equipo, Luchi González.
A los 16 años ya tenía juego con el North Texas SC, el equipo semi profesional que el FC Dallas tiene en la USL One, donde anotó nueve goles en sólo 13 partidos.
Desde entonces, todos, absolutamente todos, en el FC Dallas y casi cualquier equipo de la región ya reconocían el apellido “Pepi“, que muchos hasta creían que era apodo.
La familia tuvo que mudarse a Dallas para estar vivir con él, atenderlo, educarlo y verlo jugar.
Era tal la habilidad que el FC Dallas veía en él, que en el mismo 2019 que debutó con el North Texas SC, ya alternaba juegos con el primer equipo del FC Dallas.
A pesar de la inexperiencia de técnico Luchi González y su asistente Michael Varas en el futbol profesional, este año Pepi ha mostrado su desarrollo en la MLS y ha dado el paso al siguiente nivel gracias a su gran talento natural, pero sobre todo trabajo de cancha, persistencia y fuerza mental.
Se apoderó de la titularidad sobre el principal refuerzo y uno de los pocos jugadores que el FC Dallas ha traído en buen tiempo con buen currículum internacional y mejor salario, Franco Jara.
El 24 de julio pasado, contra el LAFC se convirtió en el jugador más joven en la historia de la Major League Soccer que anota tres goles en el mismo partido y tres días después su equipo le dio una extensión contractual por cinco años más.
Apenas el pasado fin de semana, después de regresar del Juego de Estrellas de la MLS contra la Liga Mexicana, Pepi anotó dos goles en el triunfo de su equipo 5-3 sobre el Austin FC para sumar ya 11 en la temporada.
Desde hace tiempo que Pepi asistió a convocatorias de selecciones menores de México y fue considerado también por Estados Unidos, a los que finalmente aceptó la invitación a ser parte del equipo nacional mayor, que comenzó la fase final de la eliminatoria mundialista.
Pepi no tuvo oportunidad de jugar en los dos primeros partidos que Estados Unidos empató sin goles contra El Salvador y Canadá, pero no desaprovechó su gran oportunidad de brillar ante Honduras, con un gol y una asistencia en el triunfo de EU como visitante 1-4.
Su historia apenas comienza y llegó para quedarse, como muchos de los jugadores jóvenes que han decidido dejar sus hogares, amistades, comodidades y sobre todo familia para tratar de cumplir sus sueños de futbol.