<
>

La Selección Mexicana en el espejo: una cuestión de baja intensidad y nula capacidad de reacción

La respuesta de Christian Pulisic fue contundente. No fue el mensaje en su playera (“Man in the mirror”). Fue la seguridad con que remató dentro del área para vencer a Memo Ochoa, quien provocó al delantero del Chelsea con su declaración antes de enfrentar a Estados Unidos: “México ha sido ese espejo en el que quieren verse y reflejarse y quieren copiar”.

El Tri busca soluciones después de cometer los errores. Martino puede reconocerlos todas las veces que sea necesario, pero el reto para cualquier entrenador es precisamente ese acto de premonición: reaccionar a tiempo cuando el equipo no encuentra una salida, y ante Estados Unidos tuvo varias señales, nada confusas.

En su conferencia de prensa tras sufrir la tercera derrota frente a Estados Unidos, el Tata marcó la “disminución de la intensidad” como el origen del cambio de roles, ya que México tuvo tres aproximaciones (Álvarez, Lozano y Corona) en el primer tiempo, y en el segundo no logró acercarse a la portería rival.

La “intensidad” entonces aumentó en el juego de Estados Unidos en el segundo tiempo. En total, México realizó cuatro tiros a gol, mientras Estados Unidos hizo cinco y acertó dos. El problema son los intentos. México solo hizo ocho intentos, mientras los de Berhalter hicieron 18.

Ochoa cumplía tras 70 minutos y una defensa improvisada. La falta de coordinación entre ‘Cata’ Domínguez y Johan Vásquez fue evidente. Varias veces les ganaron la espalda, mientras los laterales sufrieron constantemente para frenar el ímpetu de Weah y Robinson, comandados por el dinamismo de Adams y la eficacia absoluta de McKennie.

México tiene un excelente rematador, top en Europa: Raúl Jiménez. Pero jamás le llegó un centro, pese a que el ‘Lobo’ buscó hacer funcionar el tridente con el ‘Chucky’ y ‘Tecatito’, jamás pudo plantarse de frente a la portería, como lo hicieron sus compañeros una vez cada quien, solo que ellos fallaron.

Y Estados Unidos, irónicamente, encontró el gol con un remate de Pulisic en el área chica, donde Guillermo Ochoa buscaba un espejo y solo encontró su reflejo: derrotado y sin opciones de reaccionar, porque la “intensidad” se había pasado por completo del lado de Estados Unidos y sus 26 mil aficionados en el TQL Stadium, sin frío, sin dudas.

El 2-0 fue más que anecdótico. Porque McKennie entró caminando y le dio el pretexto a todos los detractores de México para celebrar un triunfo más. El sello estadounidense en su intensa rivalidad contra Estados Unidos. “Dos a cero”, uno más. Incontestable.

Finalmente, en la búsqueda de respuestas, de salidas, Martino evitó el juicio individual, por más que ‘Tecatito’ Corona sea el caso más evidente de baja de juego, de que hay una grave falta de visión en el uso de los laterales y que Edson Álvarez no puede ser el único que juegue con intensidad, porque terminará expulsado en cada partido, lo mismo que el ‘Chaka’ Rodríguez.

Parece tarde para que Martino busque alternativas. Tiene muy claro el plantel que quiere utilizar, pero el talento sigue desperdiciado porque no hay quien logre sacar lo mejor de quienes pueden marcar diferencia: Alexis Vega, Uriel Antuna, Sebastián Córdova, el ‘Piojo’ Alvarado, Luis Romo, Orbelín Pineda... y a los que jamás voltea a ver seguirán siendo ignorados pese a que viven un mejor momento: el ‘Avión’ Ramírez, el ‘Hueso’ Luis Reyes u Omar Campos.

México debe darle la vuelta al espejo y buscar su reflejo: un país de tradición y mucho talento, para ponerlo al servicio del equipo. Aunque ello signifique prescindir de las figuras...