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El dopaje en tiempos del coronavirus

Una de las principales características de las crisis es que provocan que los cambios se den con mucho mayor velocidad. Proyectos planeados para los siguientes lustros (o tal vez décadas) deben implementarse rápidamente para paliar la contingencia. Los ejemplos están en todas partes. Y en el deporte, por supuesto también.

La pandemia de Covid 19 que ha detenido al mundo empieza a revolucionar las reglas de la lucha contra las sustancias prohibidas. La Agencia Mundial Antidopaje (WADA) no ha podido llevar a cabo estos meses los exámenes fuera de competencia, una de las tareas más importantes para combatir la trampa.

En la dinámica habitual los atletas de elite tienen que dar noticias de su paradero las 24 horas de los siete días de la semana para que se les puedan hacer exámenes contra sustancias prohibidas. En circunstancias normales, los oficiales antidopaje iban igual a la cima de los Pirineos, que a una isla del Pacífico. Pero en la dinámica actual es imposible cumplir con la logística para llegar a cada lugar.

Según la propia WADA, las circunstancias son ideales para los atletas que quieran hacer trampa en la reclusión y sacar provecho para competencias futuras. Es por eso que el organismo mundial levanta las antenas y empieza a dictar recomendaciones para no detener la lucha.

La Agencia Antidopaje de Estados Unidos empieza a marcar la línea. Hace unos días comenzó a hacer pruebas antidopaje supervisadas a distancia. Comenzó con Katie Ledecky, esa bala humana que ha devorado medallas en la albercas. La nadadora recibió un paquete en su casa con los frascos y los implementos necesarios para hacer el procedimiento desde su hogar, en el norte de California.

Un oficial de la agencia de su país la contactó, vía Zoom (también puede ser FaceTime) y le pidió que le mostrara el interior de su baño. Después, sin perder ningún momento le pidió también depositar una muestra de orina. Ahí parece que se rompe la cadena de custodia, pero hay algo que amarra el proceso: Los frascos que le enviaron cuentan con un sensor de alta precisión que detecta la temperatura de la orina y da fe de que es una muestra que se está recolectando en el momento.

Al terminar, el atleta (en este caso Ledecky) tiene que mandar la muestra codificada en un servicio de mensajería a un laboratorio certificado.

Todavía hay muchas dudas acerca del sistema, pero es un primer paso de un proceso que puede llegar para quedarse. Es ahí donde la lucha contra el dopaje se puede revolucionar. Abaratará los costosos viajes que cumplen los centinelas para hacer pruebas a los atletas que se preparan en todos los rincones del mundo y hará que todo pueda ser más eficiente.

Nadie sabe cuándo terminará el túnel de esta pandemia, ni cuáles serán las consecuencias finales. La única certidumbre es que muchas cosas cambiarán. La lucha contra el dopaje es una de ellas.