El viaje era histórico. Era noviembre de 2005, la Selección Francesa jugaba por primera vez en un territorio en ultramar, aquellas tierras remanentes de la colonización, Napoleón las llegó a llamar “el confeti del imperio”. El equipo de Raymond Domenech jugaba ahí para solidarizarse con las víctimas del accidente del vuelo 708 de West Caribbean Airways que, al estrellarse en Venezuela en agosto de ese año, cobró la vida de 152 personas. Propuse la historia a la producción de SportsCenter y salimos, con Luis Saavedra de camarógrafo, en aventura hacia Martinica.
Costa Rica sería el penúltimo rival del 2005 para Francia. Viajar al Caribe para regresar a París y finalizar el año con un amistoso contra Alemania, había molestado a muchos entrenadores de clubes como Arséne Wenger. Para otros, dentro del contingente que hizo el viaje a Martinica, jugar significaba hacerlo frente a sus familiares. Nicolas Anelka creció en París, pero sus padres nacieron en la isla. Lilian Thuram nació en la isla de Guadalupe, a solo cinco horas en ferry de Fort-de-France, Martinica.
La selección atendería a los medios un día antes del partido ante Costa Rica. El tema pronto dejaría de ser el amistoso ante los ticos y trasladaría su foco de regreso a Francia. Doce días de disturbios habían prendido fuego a las calles de París. Las protestas eran en contra de la brutal persecución policial contra la juventud inmigrante de los barrios metropolitanos. Cuando Lilian Thuram arribó a la sala de prensa del Stade Municipal, lo hizo sabiendo que el gobierno había instalado en Francia un estado de sitio y, que el entonces ministro del interior, Nicolas Sarkosy, se había referido a los jóvenes inmigrantes como “basura” y tenían que ser “limpiados” de las calles.
Lilian Thuram, tomó su asiento en la silla alta que se colocó para él en una esquina del salón de prensa en el estadio y le respondió a Sarkozy: “¿Qué es exactamente lo quiere limpiar? ¿Me llama basura? Yo vivía en un suburbio, y lo tomo personal. A mi también me llamaron escoria. Pero no soy escoria. Lo que quería era trabajar. Señor Sarkozy, puede no haber medido la sutileza de lo que dijo. Hay quienes querrán responder agresión con agresión. La violencia nunca es gratis. Antes de hablar sobre inseguridad, tal vez necesitemos hablar sobre justicia social”. Thuram era miembro del Consejo Superior para la Integración. No era un personaje, era una persona comprometida.
Poco de lo que Thuram dijo pude entender en ese momento. Nadie, sin embargo, tenía que traducir las expresiones de su rostro. Como cada palabra que pronunciaba lo hacía casi saltando de la silla. Su frente transpirada por la emoción y la humedad del salón. Cuando se levantó de ahí fue a charlar al balcón con Domenech. Un colega francés me tradujo lo que había dicho. Thuram consideró que su posición de futbolista y figura pública no le censuraba para emitir una opinión que aportara a la resolución de un conflicto social.
Marcus es el mayor de los hijos de Thuram. En Julio del 2019, el Borussia Monchengladbach pagó 12 millones de euros por la ficha del delantero diestro de 22 años. En su primera temporada en la Bundesliga ha marcado diez goles, casi tantos como en sus cinco temporadas previas en Francia. En la Fecha 29 convirtió dos ante el FC Union Berlin. El primero fue de cabeza tras recibir un centro pasado.
Marcus Thuram lo celebró con sus compañeros, esperó que estos se alejaran para luego bajar la rodilla izquierda, apoyarla al césped y agachar la cabeza. Un claro mensaje de repudio a la brutalidad policial que en Minneapolis, un par de días antes, le quitó la vida a George Floyd. Marcus es hijo de su padre. Lilian le heredó los valores que lo llevaron a reconocer el poder de una rodilla al piso, el poder de una imagen. Un recordatorio que la clave para el cambio radical que necesitan nuestras sociedades, está en la educación que brindamos en casa.
La vacuna contra el virus del racismo está bajo el techo de cada hogar. Marcus fue nombrado así en honor a Marcus Garvey, activista político y fundador de la Asociación Universal para la Mejor del Hombre Negro.