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Bélgica: Revelan por qué Batshuayi se avergonzaba de sonreír y cómo se forjó en el futbol 'callejero'

Michy Batshuayi superó una infancia difícil hasta llegar al Chelsea y jugar en la selección de Bélgica

Quien vea a Michy Batshuayi mostrando una amplia sonrisa al celebrar un gol, no puede imaginarse la realidad del delantero belga, que se enfrenta este miércoles a Polonia en la Nations League.

Criado en el barrio de Molenbeek, hogar de la mayor comunidad de inmigrantes de Bruselas, el jugador tuvo una infancia humilde.

Como no tenía acceso a muchas opciones de entretenimiento, pasaba horas jugando al futbol con los vecinos del barrio, y aprendió desde niño a recibir los golpes que le daba la vida y los defensores.

"Mi juego viene de la calle, cuando era pequeño. En Bélgica, muchos niños juegan al futbol sala en estos días, pero mis amigos y yo no teníamos una cancha para jugar. Así que jugábamos en las calles, especialmente en los parques", dijo, en una entrevista con la revista So Foot.

En el futbol callejero, las reglas son bastante diferentes a las del futbol de campo...

"Los partidos eran muy intensos. Los chicos y los mayores jugaban mezclados, y casi siempre terminaba en pelea. Nunca había árbitro, nada de eso. Siempre terminaba en pelea", recordó.

"Muchas veces los jugadores del otro equipo te amenazaban e incluso los jugadores mayores de mi equipo me castigaban con bofetadas si fallaba un gol o si permitía una anotación cuando jugaba de portero", señaló.

En 2003, el delantero fue descubierto por un cazatalentos del RFC Evere y jugó en el RUSA Schaarbeek, FC Bruselas y Anderlecht hasta que explotó en el Standard Liega en 2008.

En la plantilla belga fue apadrinado por el defensa brasileño Kanu (ex-Victoria), quien lo consideraba casi como un hijo.

"Viene de una familia en el Congo, llegó tímido y decidí apadrinarlo. Empecé a cuidarlo y darle consejos, ha crecido mucho. Siempre me manda mensajes, hablamos y quiere saber cuando voy a visitarlo. Eso no tiene precio", señaló en entrevista con ESPN.

Ascendido al primer equipo en 2011, con 18 años, el chico fue conquistando poco a poco su espacio y explotó de una vez por todas en la temporada 2013/14, cuando marcó 21 goles en 34 partidos y acabó subcampeón del Campeonato de Bélgica. Al mismo tiempo, recibió su primera convocatoria para la selección sub-21 de Bélgica.

"Es curioso que viene de una familia muy pobre y no tenía los dientes de adelante. Entonces cuando sonreía siempre se colocaba la mano en la boca, porque le daba vergüenza, pobrecito. Después de que el club pagó el tratamiento para él, ahora sonríe a todo, es impresionante, cualquier cosa se ríe y muestra sus nuevos dientes. Empecé a llamarlo 'Risas'", bromea el brasileño.

"Es un fenómeno. Siempre dije que jugaría en un equipo grande", concluye.

En agosto de 2014, el Olympique de Marsella fichó a Batshuayi por 4,5 millones de libras esterlinas. En el futbol francés siguió evolucionando y finalizó la temporada 2014/15 con 23 goles en 50 partidos con el equipo.

Al mismo tiempo que se incorporó a la selección belga, llamó la atención del Chelsea, que lo compró por 39 millones de euros en 2016.

Sin embargo, con los Blues, no pudo demostrar el mismo potencial: en total fueron 25 goles en 77 partidos. La escuadra inglesa decidió cederlo al Borussia Dortmund, Valencia y Crystal Palace, aunque también sin mucho éxito.

La temporada pasada estuvo cedido en el Besiktas de Turquía, en el que marcó 14 goles en 42 partidos. El jugador, que tiene contrato con el Chelsea hasta mediados del próximo año, todavía no tiene su futuro definido y en el Mercado de Verano podría tener una nueva cesión.