Antonio Mohamed es el gran responsable de que César Huerta explotara todo su talento en los Pumas al darle confianza y libertad para desarrollar su juego, con lo que ahora la Selección Nacional tiene un diamante en bruto que puede dar muchas alegrías.
El 15 de septiembre de 2020, César Huerta fue blanco del escarnio público, pues mientras cumplía con un buen torneo con el Mazatlán FC, club en el que estaba a préstamo, se dio a conocer que las Chivas pedían 10 millones de dólares por el jugador en caso de que el conjunto del Pacífico quisiera comprarlo en forma definitiva.
Con 19 años, apenas 30 partidos en Primera División y tras haber pasado por Monarcas, el ‘Chino’ vivía el mejor momento de su incipiente carrera en el Apertura 2020; sin embargo, el alto costo de su carta impidió que Mazatlán finalmente pudiera adquirirlo.
Se consideró irrisoria la cantidad que el Guadalajara pedía por un futbolista que era apenas una promesa que ya no tuvo cabida en el equipo más popular del país, el cual ahora pretendía venderlo como figura.
La realidad es que a Huerta lo que le habían faltado eran oportunidades, continuidad, que un entrenador apostara realmente por él como estaba sucediendo en aquella campaña con Juan Francisco Palencia, entonces técnico del Mazatlán.
En diciembre de 2020 regresó al Rebaño Sagrado y la historia no cambió: entrenadores de la talla de Víctor Manuel Vucetich no le vieron tamaños a Huerta, quien solo era utilizado como relevo cuando los partidos estaban en condiciones adversas, en la búsqueda de que aportara desequilibrio.
En mayo de 2022, la carrera de César Huerta comenzó a tomar rumbo. A petición de Andrés Lillini, quien lo conoció en Monarcas y bajo el argumento de que “no lo habían dirigido bien” (sus entrenadores hasta entonces), el ‘Chino’ firmó contrato por tres años con los Pumas.
Paradójicamente, Lillini tampoco acabó por explotar las condiciones del atacante, y tras ser despedido del Club Universidad y luego del paso tan anecdótico como desastroso de Rafael Puente del Río, llegó Antonio Mohamed, quien desde el día uno de su gestión apostó por Huerta.
De esta manera, en la recta final del torneo pasado el ‘Chino’ comenzó a recibir minutos y respondió con grandes actuaciones y goles que alimentaron la esperanza de que los Pumas podían salvar una campaña para el olvido y meterse al repechaje.
Al final no consiguieron la meta, pero el ‘Turco’ dejó bien en claro que contaba con el futbolista como uno de sus pilares para el presente Apertura 2023.
En poco tiempo César Huerta se ha ganado a la afición universitaria, pues aunado al desequilibrio, habilidad y romance con el gol, es uno de esos jugadores que deja la piel en la cancha, no escatima un solo esfuerzo y pelea cada balón como si fuera el último.
Estas virtudes y su despunte como uno de los referentes del conjunto del Pedregal lo llevaron a tener su primera convocatoria con la Selección mayor para el debut oficial de Jaime Lozano como entrenador.
Junto con Jordi Cortizo, el ‘Chino’ es de las necesarias y refrescantes caras nuevas en el Tricolor, y contagiado de la inercia positiva que vive en su club, se presentó con un golazo para firmar el empate 2-2 ante Australia el sábado pasado.
Es apenas un buen comienzo y bien valdría no empezar con historias exageradas sobre el ‘nuevo salvador’, ‘la joya del futbol mexicano’ o ‘la futura figura del Tri’.
El ‘Chino’ es todavía un futbolista en formación, no se trata de un jugador consolidado ni mucho menos, con lo que su recorrido recién comienza. Depende de él, de su trabajo y de lo que demuestre en Pumas para que su promisorio debut con el Tricolor no termine en simple anécdota.
Guardando las distancias y con lo odiosas que resultan las comparaciones, Huerta es un futbolista de un perfil similar al de Luis ‘Matador’ Hernández, quien suplía muchas de su carencias con base en el coraje, la entrega y una lucha permanente que le impedía rendirse.
El ‘Chino’ tiene la palabra y una hoja en blanco ante sí para escribir una historia brillante. Por ahora el inicio promete y mucho, pero nada más.