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Julián Quiñones: La nueva 'ocurrencia' del futbol mexicano

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Julián Quiñones, bien recibido por parte de los seleccionados mexicanos (2:53)

El reporte de César Caballero sobre cómo fue la llegada de Quiñones al cuadro tricolor en el CAR. (2:53)

En el futbol mexicano se sigue creyendo que un jugador será el salvador de la patria, y amparados en esa fe absurda han sido capaces hasta de decretar la naturalización del futbolista de moda.

El futbol mexicano vive de ocurrencias. A algún personaje de la Selección Nacional o de la Federación le pareció buena idea “invitar” a Julián Quiñones a entrenar con el Tricolor, pese a que todavía no tiene sus documentos de naturalización.

En un gesto que combina la urgencia con la ansiedad, inventaron la categoría de “convocatoria-no convocatoria”, todo con el afán de que el colombiano ya porte los colores del conjunto azteca y se vaya familiarizando con sus futuros nuevos compañeros.

¿Será que alguna selección que se precie de ser seria llame a entrenar a un futbolista que aún no es elegible?, ¿qué mensaje le mandan a los jugadores que no han sido considerados y que pelean por un lugar, cuando al delantero del América ya le garantizaron su llamado?, ¿es así de fácil ser seleccionado mexicano: un extranjero juega en la Liga MX varios años, ser llamado a su país de origen es más complejo, se naturaliza, dice que elige a México y listo?

La calidad de Quiñones y su libertad para elegir al Tricolor no son objeto de cuestionamientos, aquí el tema pasa por pretender adelantar los tiempos, por la puntada de que ya, de inmediato, sea como sea se vista de verde y entrene, sin respetar los procesos de su documentación.

¿Cuál es la prisa?, ¿la Copa América o el Mundial son mañana o por qué esos síntomas de urgencia?, ¿en verdad era estrictamente necesario que ya entrenara cuatro días, tiempo que hará una diferencia significativa para que en el futuro brille con el equipo?

El futbol es el espejo acrecentado de la sociedad, con lo que no debería extrañar que el surrealismo y las puntadas también rijan al deporte más popular del país; sin embargo, con todos los años de fracasos que carga la Selección Mexicana, ya deberían estar prohibidas las ocurrencias.

Vaya usted a saber si la idea de incorporar sí o sí desde ya a Quiñones haya sido de Jaime Lozano o alguna sugerencia de sus jefes, entiéndase Juan Carlos Rodríguez, Ivar Sisniega, Duilio Davino o algún otro directivo, incluso de mayor rango. Emilio Azcárraga, por ejemplo.

Lo cierto es que esta ‘brillante iniciativa’ de llamar pero no llamar a Quiñones a la Selección Mexicana es algo inédito, inaudito, ridículo, poco serio, irrespetuoso y absurdo, por decir lo menos.

En el futbol mexicano se sigue creyendo que un jugador será el salvador de la patria, y amparados en esa fe absurda han sido capaces hasta de decretar la naturalización del futbolista de moda.