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Diego Lugano en Simplemente Fútbol: "Haber vivido una entrega total y real en la selección fue algo fantástico"

El excapitán de la Selección Uruguaya de fútbol Diego Lugano conversó con ‘Quique’ Wolff en "Simplemente Fútbol" y repasó toda su trayectoria, destacando varios momentos con la camiseta celeste, con la de San Pablo y con la de Fenerbahçe de Turquía.

A continuación, las mejores frases de la entrevista con ESPN:

SU PARTICULAR COMIENZO EN LA SELECCIÓN URUGUAYA
“El primero que me llamó fue Jorge Fossati. Mi historia con Uruguay es bastante particular porque yo prácticamente no hice ninguna selección juvenil, nunca fui convocado principalmente porque hasta los 19 años estaba en el interior jugando fútbol amateur. A Nacional llegué con 19 años, hoy eso es algo impensado. Luego de dos o tres años surgió la posibilidad de San Pablo, donde me consolidé como jugador y estando allí me llegó la convocatoria de Fossati en la Eliminatoria para Alemania 2006”.

“En ese momento Uruguay estaba complicado en la tabla, comenzaba la segunda ronda y estaba séptimo. Yo no tenía ninguna experiencia a nivel de selección y no era muy conocido en Uruguay, Fossati se la jugó y contra Paraguay el 7 de noviembre del 2004 me puso de titular en la zaga junto a Paolo Montero. Ganamos 1 a 0 y terminamos invictos en esa segunda rueda. En el repechaje perdemos contra Australia y quedamos afuera por penales. Desde ese partido hasta el día que me retiré nunca más salí de la selección, es una historia un poco atípica pero linda de haberla vivido y poderla contar”.

EL BRAZALETE DE CAPITÁN DE LA SELECCIÓN
“Me sorprendió muchísimo que Tabárez me diera el brazalete porque había en aquel momento jugadores con más experiencia a nivel de selección, a nivel europeo y con más años que yo, yo tenía 25 años. Incluso antes de aceptar hablé con algunos compañeros mayores para ver qué pensaban sobre esto, porque había jugadores que tenían seis o siete años más de selección que yo. El maestro lo justificó diciendo que estaba fundando un proyecto a mediano y largo plazo y era fundamental tener un perfil de liderazgo adecuado visualizando los próximos dos mundiales, no visualizando la próxima Copa América (2007)”.

“Por eso tenía que ser alguien un poco más joven. Al principio fue una responsabilidad y presión un poco grande y por suerte me fui acomodando, duré casi diez años, se ve que muy mal las cosas no las hicimos. Pero como siempre digo tuve la suerte de haber tenido por primera vez en la historia de nuestro fútbol un proceso que te respaldaba, cosa que sabemos no es fácil en este mundo tan pasional y tan resultadista”.

EL ‘COMPROMISO REAL’ CON LA CELESTE
“De las cosas que uno le podía aportar a la selección desde mi perfil como jugador, como persona y como capitán es la pasión, la pasión absoluta por la celeste, que para nosotros es lo más grande que hay porque lo mamamos desde la cuna, desde chiquito, en el barrio, en la escuela, en el picado, conversando con tu abuelo, tus tíos. La celeste es una marca para nosotros y ese compromiso total lo pude transmitir a mis compañeros porque lo sentía, vos no podes pasar algo que no sentís”.

“Entonces se generó un clima lindo de total compromiso a la selección como prioridad total en un momento complicado de Uruguay porque habíamos quedado afuera del mundial de Alemania, porque como siempre había problemas económicos en la Asociación, porque había mil quinientas falencias profesionales para brindarnos como siempre pasa en Sudamérica”.

“Es seguramente una cosa que recuerdo con más cariño y más orgullo: cómo pudimos generar un ambiente en el grupo de total adhesión y compromiso a la selección que no significa solamente ganar un partido. Significa entender en todo su contexto lo que es representar a tu país y a una pasión popular, la forma de comportarte fuera y dentro de la cancha, la forma de expresarte, justamente cómo los defectos o problemas lo sustituís por intentos de solución, cómo transformar una derrota en aprendizaje y una victoria en un mensaje positivo para el país, a todo eso yo lo llamo el ‘compromiso real’. No es solamente tirarse a los pies en una pelota o hacer un gol de cabeza. Se logró y tengo muchas anécdotas de mis compañeros de momentos claves, son cosas que me dejan muy orgulloso, es difícil que se viva así en otra parte del mundo, eso es lo más lindo. Después ganar o perder hace parte de esto, pero haber vivido una entrega total, noble y real fue algo fantástico”.

LA ESPINA CON HOLANDA EN SUDÁFRICA Y LA BRONCA POR LA AUSENCIA DEL VAR
“Fue muy importante para el país y es de las cosas que me siento más orgulloso. Deportivamente después de 40 años volver a estar entre los cuatro mejores fue muy importante. Pero hasta hoy veo aquel partido con Holanda donde nos hacen tres goles que hoy con el VAR serían anulados, dos en offside y el primero tras una falta criminal de Van Bommel a Walter Gargano. En las imágenes se ve claramente, los tres goles serían anulados. Me imagino si le pasa eso a Argentina, especialmente cuando estaba Julio Grondona, o a Brasil con Teixeira o Havelange, o a España o Italia sería un escándalo universal, se paraba la Copa del Mundo, pero en estos tiempos Uruguay no tiene peso político ni mediático”.

“Nos quedamos con esa espina de que nos merecíamos la final. España tenía un cuadrazo y capaz no le ganábamos, o sí. Pero podríamos haber dado un paso más. Y como siempre el jugador de fútbol competitivo nunca se conforma con lo que logró, siempre entiende que puede ser un poquito más, pero sí nos quedamos con la tranquilidad de que se hizo todo lo que estaba al alcance nuestro”.

EL DIÁLOGO INOLVIDABLE CON TABÁREZ EN EL MUNDIAL DE BRASIL
“Fue después del primer partido de Brasil. Habían pasado cuatro años de Sudáfrica, y la selección ya estaba consolidada y llegábamos al Mundial Brasil muy fuertes. Yo con ocho años de capitán, yo ya venía muy tocado de los cartílagos de la rodilla. Venía de un año sufriendo y llegué al mundial al límite y después de ese partido contra Costa Rica quedé muy mal, prácticamente no podía entrenar pero quería jugar ante Inglaterra el segundo partido, yo entendía que tenía que jugar como sea”.

“Le pedí al fisio, Walter, y al doctor dos o tres días de 24 horas de fisioterapia para entrenar el día antes del partido y jugar al límite. Llegó el maestro y me preguntó qué había pasado, le dije que tenía dolores. Sacó la planilla y me dijo que contra Costa Rica había respondido físicamente de gran manera, muy bien, y me dijo que si estaba mal, si no podía practicar, que no me preocupe que juega otro compañero. Le dije: ‘No, no maestro, yo lo que quiero son dos días para recuperarme al cien por ciento para jugar contra Inglaterra’. ‘¿Pero te duele?’ me preguntó. ‘Sí, me duele muchísimo, no puedo caminar’. ‘Entonces no podés practicar’. ‘No, hoy no puedo’. ‘Entonces no podés jugar’. ‘No maestro, pero el partido es en cuatro días, le pido dos días y luego intento entrenar y jugar’. ‘Si querés jugar, tenés que entrenar hoy’. ‘Pero jugamos ayer y usted me dijo que tuve un gran rendimiento’. ‘Perfecto, pero si querés jugar contra Inglaterra tenés que entrenar hoy’ y yo comencé a calentarme, y le dije a Tabárez que me dolía de verdad, me volvió a responder que si no podía entrenar no podía jugar”.

“Yo insistí y le dije: ‘Como su capitán de ocho años me merezco que haga conmigo una excepción y me dé dos días de descanso’. Me dijo que las reglas son iguales para todos y que con él un jugador que no está en condiciones a falta de tres días para el partido no juega, sea quien sea. Y dentro de mi calentura y desesperación, le respondí que entonces iba a entrenar e iba a jugar. Me dijo que perfecto, que si entrenaba era titular pero antes de irse agregó: ‘Pero sé muy bien de su responsabilidad, que usted siempre hizo lo que entendía mejor para usted pero principalmente para sus compañeros y para la selección’. Y me la dejó picando y fui a practicar, me arrastré ese día y el siguiente; me puso el chaleco de titular el día antes del partido y en el táctico me arrastraba, yo porfiado. Nadie decía nada pero mis compañeros me miraban y se daban cuenta que yo estaba rengueando. Terminó la práctica y le dije llorando a Tabárez que no podía jugar, él me respondió: ‘Tranquilo, juega un compañero, estaba esperando que me dijera eso y siga haciendo su labor como líder que acá no pasó nada’. Así de fácil, para mí una tragedia mundial y el maestro respondió de una manera justa como lo que soy, un jugador más sin excepción. Ese es su perfil para manejar el grupo”.

EL AMOR RECÍPROCO CON SAN PABLO Y LA ADAPTACIÓN AL FÚTBOL BRASILEÑO
“Al comienzo fue una dificultad grande llegar a San Pablo porque era joven y no tenía la experiencia necesaria para venir a un club tan grande. Fue un cambio brutal y drástico, en un fútbol ofensivo donde no se le da la prioridad a la defensa como se le da a Uruguay o Argentina, en Brasil siempre el defensor queda expuesto, más vulnerable al fracaso y muchas veces al ridículo porque hay jugadores habilidosos que te agarran con espacio y no solamente te eluden sino que te quieren humillar”.

“Con la esencia del uruguayo, la forma de manejarme en el vestuario y en la cancha le di el complemento ideal que el club precisaba e increíblemente encajó muy bien mi forma de ser y jugar con lo que el club necesitaba”.

“Se fueron dando resultados y títulos, cuatro años sin perder un clásico ante Corinthians y Palmeiras. Al club antes se le criticaba que jugábamos muy bien técnicamente, pero en los clásicos y finales perdíamos. Y fue como un cambio brusco pasando a ser un equipo ganador. Fueron cuatro años fantásticos y un poco eso se lo relaciona a mi llegada pero por el contrario, soy yo quien le agradezco al club porque me hizo crecer mucho como jugador”.

LA INSÓLITA DESPEDIDA DEL FENERBAHÇE
“En la vida hay que cambiar de aire para renovar desafíos, sentí que era el último momento para buscar nuevos desafíos con 31 años. Entonces anuncié que me iba del Fenerbahçe. Ellos son muy especiales: te reciben bien pero nunca aceptan que te vayas, lo toman como una traición. Si ellos te quieren te tenés que quedar a vivir en el club. Si decís que necesitas cambiar de aire lo toman muy mal y te transformás en un enemigo inmediatamente”.

“En mi caso fue lo contrario. Anuncié que aceptaba la propuesta del Paris Saint-Germain, que era un nuevo desafío, acababa de ser comprado por los cataríes. Anuncié que me iba y esperé que la recepción de la noticia fuera muy mala; nunca dije en qué horario ni en qué día me iba e incluso elegí un domingo de Ramadán para que la familia estuviera en su casa por las dudas”.

“No sé cómo descubrieron el horario y el vuelo, y cuando llegué al aeropuerto estaba lleno de hinchas que me estaban esperando y me bajaron del auto y me llevaron a upa con las valijas. Entraron al aeropuerto cantando, me llevaron a inmigración, me hicieron el checking y me despidieron con flores y cánticos. Fue muy emocionante”.

“Pero lo más loco fue cuando al llegar a París comienzo a sentir de fondo los cánticos de los turcos. ‘¿Será que estoy loco o me quedó el eco de Turquía?’. Y veo de nuevo cientos de hinchas del Fenerbahçe que me esperaron, no había ni siquiera un dirigente del PSG, y me llevaron a upa de nuevo, cantando por el aeropuerto, me llamaron y pagaron el taxi, y me despidieron cantando”.

SU REGRESO A SUDAMÉRICA Y SU PRESENTE COMO DIRECTOR EN SAN PABLO
“Después del Mundial de Brasil, esa lesión y la anécdota de Tabárez, yo estaba mal, estuve cinco, seis meses parado. Rescindí contrato con West Bromwich Albion, y estuve pensando en retirarme. Tenía 34 años con dolores físicos que me tenían mal. Al tiempo fui mejorando y antes de San Pablo tuve un pasaje muy lindo por Cerro Porteño de Paraguay, que me abrió las puertas luego de estar casi diez meses sin jugar; en 2014 había ido al límite de mi cuerpo y lo pasé por mucho y me rompí todo para intentar llegar al Mundial de Brasil.”

“Estuve seis meses muy buenos en Cerro Porteño, con un proyecto importante, estadio nuevo, buen equipo. Pero surge de nuevo lo de San Pablo que me precisa luego del retiro de Rogério Ceni, la hinchada entendía que tenía que volver para intentar ‘apagar el incendio’ que había en aquel momento y obviamente no me pude negar y volví”.

“Jugué dos años, llegamos a unas semifinales de Libertadores en 2016 y me retiré en el 2017, y quedé como director hasta el día de hoy. Un club fantástico, enorme, mucha responsabilidad. Estoy aprendiendo mucho, tengo una visión como capitán, pero estar de este lado te hace ver muchas cosas desde otro punto de vista. Siempre digo y jodo que cuando era capitán en mis últimos años mi mayor enemigo era el director del sector financiero porque debía o atrasaba un sueldo o un premio; como capitán lo quería matar. Hoy que estoy a su lado y veo su esfuerzo para generar recursos y para mantener los compromisos al día, le digo ‘sos un fenómeno, te quería matar desde mi visión como entrenador, pero la presión que tenés…’ Muchas cosas como esas las empiezo a ver desde otro punto de vista y eso te hace una persona más completa en el mundo del fútbol”.

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