Fútbol Americano
Carlos Muñoz 3y

La Selección Uruguaya, entre el juego y el coronavirus

El balance de los dos partidos de Uruguay por Eliminatorias Sudamericanas no puede empezar de otra forma que no sea con los positivos de COVID-19, que involucran a un número muy amplio de futbolistas de la selección. El tema, además, ha traído comentarios y opiniones desde todos los ámbitos del fútbol nacional e internacional y terminó con una multa del Ministerio de Salud Pública a la AUF porque entienden que no se cumplió con el protocolo para esa burbuja.

En el juego, Uruguay le ganó a Colombia en Barranquilla, algo que nunca había pasado, y cayó ante Brasil en Montevideo, como pasa casi siempre.

El aficionado quedó con un sabor agridulce por la derrota ante Brasil y se olvida, lamentablemente, de la enorme actuación, el planteamiento y la ejecución del encuentro ante Colombia.

Dicen que en la retina queda lo último que ves, y lo último que vieron es el partido con los norteños. Es una pena no reparar en lo conseguido en Barranquilla, por eso hay que ir por partes.

Antes de la doble fecha la cosa estaba muy fea. Colombia en Barranquilla siempre nos costó: tanto que nunca ganamos allí y a lo sumo sacamos un empate la última vez sufriendo siempre con el calor y la humedad. Sin embargo, se le ganó con una luz enorme. En forma más que justa, con un planteo táctico irreprochable desde todo punto de vista y ejecutado a la perfección sin fisuras de ningún tipo y con actuaciones individuales descollantes.

Firme, muy firme, atrás. Con una pareja de zagueros que se entienden maravillosamente y con laterales que no permitieron las facilidades que se le dieron a Ecuador, por ejemplo, y ayudados por un mediocampo que tuvo un rendimiento exuberante. Nandez, Torreira y Bentancur fueron impresionantes, mientras que De la Cruz aportó lo suyo dejando arriba a las "bestias", con Cavani comiéndose la cancha y Suarez siendo motivo de atención permanente de un par de rivales.

Lo de Uruguay ese día, nos deslumbró desde todo punto de vista y quizás también, nos ilusionó muchísimo más para el partido con Brasil. Es la verdad, porque desde antes de comenzar la Eliminatoria, seamos realistas, sabemos que ante Brasil y Argentina se puede perder. Aquí y afuera. No reconocerlo es negar la realidad. Si encima le sumamos que nos falta Suárez por el Covid 19 con el golpe anímico que representa, más Viña por el mismo tema, no debería ser tan traumática la derrota como para, otra vez, tener que escuchar y leer, sobre todas en las redes a quienes nunca reconocerán las virtudes de un proceso que nos ha puesto en todos los mundiales y ha logrado ser el mejor equipo de América en Sudáfrica y en Rusia.

Algunos dicen que Suárez no es el mismo. Desconocer la importancia que Luis tiene para propios y extraños con su sola presencia es un error, pero hay quienes lo piensan y lo dicen. Y ojo, que sabemos el gran momento que atraviesa Nuñez que estuvo a punto de hacer un golazo a los cinco minutos. ¿Que el funcionamiento de Uruguay no fue el mismo? De acuerdo. Pero digamos también que no se ligó nada. El primer gol viene de un rebote y el segundo de un corner que se pudo haber evitado, pero ni Giménez ni Nández se dieron cuenta de que había tocado en Cáceres. Ya está. No se puede llorar sobre mojado. No se perdió nada y los números fríos dicen que, comparado con la eliminatoria pasada, a esta altura estamos con 2 puntos más y que esto es muy largo.

Quizás lo mas negativo haya sido la expulsión de Edi, que no podrá estar contra Argentina. Una roja que Tobar la sacó luego de ver la jugada en cámara lenta, unas cuantas veces. Como bien me decía el "flaco" Álvaro Fernández, ex integrante de este plantel, en cámara lenta, todas las faltas son de expulsión y más como utilizan el VAR en este continente, desnaturalizando absolutamente el maravilloso juego del fútbol.

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