Se podría creer que, tras el récord establecido por Lisa Fernández en el softbol olímpico en lo que a ponches respecta (25), en la derrota sufrida por Estados Unidos ante Australia 2-1, en 13 innings, el 21 de septiembre de 2000, tendría un receso para recuperarse.
Por el contrario, eso fue lo diametralmente opuesto a lo decidido por el entrenador de Estados Unidos Ralph Raymond. Tras perder tres encuentros consecutivos por primera vez en 35 años de competición internacional, el equipo de Estados Unidos puso en la lomita a su as del pitcheo para conseguir cuatro triunfos al hilo y asegurar un puesto en la gran final del 26 de septiembre.
Previo a los Juegos Olímpicos de Verano en Sídney, las norteamericanas tenían una seguidilla de 110 triunfos. Sumaron dos victorias más antes de caer en trio de cotejos consecutivos durante la parte media de las eliminatorias, con lo cual Estados Unidos quedó con marca de 2-3 en el grupo de ocho países.
Luego de dejar a Nueva Zelanda e Italia en blanco y así conseguir el último puesto disponible a las semifinales, los Estados Unidos sumaron un triunfo 3-0 sobre China en las semifinales y otro por 1-0 sobre Australia, aumentando su racha de victorias a cuatro encuentros y conseguir su puesto en la gran final.
"Cuando pensamos en todas las oportunidades con las cuales contamos para tener éxito y que no aprovechamos", indicó Fernández, hija de padre cubano y madre puertorriqueña, al diario Milwaukee Journal Sentinel, "Debemos pensar en una batalla, una pelea, y que una no debe rendirse".
En la gran final, las japonesas golpearon primero durante el cuarto inning y así rompero el empate a cero.
La antesalista Reika Utsugi conectó una línea baja sobre el guante de la jardinera Laura Berg, más allá de la barda del center field. El cambio de velocidad de Fernández, considerado por muchos el mejor del mundo, no le fue fiel durante este turno.
Sin embargo, Estados Unidos comenzó la remontada en la entrada siguiente, luego que Stacey Nuveman conectara un fuerte sencillo al right center y remolcara a la corredora desde la tercera.
La diestra Juri Takayama estuvo intratable en el séptimo inning. No obstante, otorgó boleto a Nuveman y a la segunda base Dot Richardson en el octavo inning, ya en extras. Berg, que no pudo atrapar el jonrón en el cuarto episodio, se impuso en el octavo, bateando una recta hacia lo profundo, tan fuerte que la jardinera Shiori Koseki la dejó caer.
Jennifer McFalls, corredora emergente por Nuveman, corrió hacia la goma y las norteamericanas obtuvieron así su segunda medalla de oro Olímpica consecutiva. La actuación de Fernández terminó con ocho ponches, boleto y un jonrón permitido.
"Uno quiere reresentar a su país con el corazón, las agallas, todo lo que uno tiene", dijo Fernández al Journal Sentinel. "Quiero decir, es un privilegio ser ciudadana estadounidense y poder vestir este uniforme".
"Y haremos todo lo posible, y lo hicimos, todo lo que pudimos para enorgullecer a Estados Unidos".
Fernández, graduada de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés), tuvo récord universitario de 93-7 y porcentaje de triunfos de .930, fue cuatro veces All-American de la NCAA, dos veces campeona de la Serie Mundial Universitaria femenina de la NCAA, y se alzó con su tercer oro consecutivo en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.