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Haaslander, el inmortal

TORONTO -- "Scheiße!!", gritaba de tanto en tanto, Tommy Haas, y sabemos que, si el grito es despedido tras un punto que se acaba de perder, la cara desfigurada por la repentina indignación, la palabra no puede tener un significado positivo.

A los 34 años, el alemán de ciudadanía y residencia estadounidenses sentía que había posibilidades de victoria ante Novak Djokovic, y efectivamente las hubo en el partidazo que disputaron en la noche del viernes en el Grandstand, la segunda cancha en importancia del Rexall Centre de Toronto. El serbio se impuso por 6-3, 3-6 y 6-3.

A fines de 2010, Haas pudo haber dejado el tenis. Finalmente continuó: quería que su hija Valentina tuviera noción de lo que hacía papá, quería verla aplaudirle desde el palco de jugadores y que entendiera por qué lo hacía, no como mero acto de imitación. En septiembre de 2011, el alemán comenzaba a obtener triunfos con cierta frecuencia, pero no tenía combustible para los partidos largos. Se observó en el US Open, cuando, por la tercera ronda, le ganó un gran primer set al argentino Juan Mónaco y apenas pudo capturar ocho juegos en los tres sets siguientes. Todo era parte de un proceso.

Comenzó el 2012 en la posición 205 y amagaba con que la actual sería su última temporada. Hoy afirma, en diálogo con ESPNDeportes, que "mientras mantenga el ranking para ingresar a los torneos importantes, cerca del puesto 50, y mi cuerpo no me pase factura, todo estará bien". Acaba de terminar la rueda de prensa sentado en un cómodo sillón y no en una mesa de escritorio, como sucede en la mayoría de los torneos, y habla con seriedad y franqueza.

- Suena irónico: tuviste problemas físicos en tu carrera, operaciones, y justamente en la época en la que el tenis se torna más físico que nunca, ganás buenos partidos y volvés a lograr un buen ranking...
- Mmmm, no sé si irónico. Yo pienso que la edad es sólo un número. Mientras hagas las cosas bien, el entrenamiento y eso, el tenis tendrá una plataforma en la que sostenerse. Sólo puedo hablar de mi caso personal, cuáles son los objetivos: todavía quiero batallar en la cancha, amo el juego y estoy dispuesto a hacer lo que se requiere para mantenerme en estado. Sé que no jugaré hasta los 40, esto no es golf, así que quiero sacar el mayor provecho de lo que me queda.

Haas se mantiene gracias a la correcta distribución de esfuerzos y descansos ("dormir es fundamental, te lo aseguro"), alimentación adecuada y ejercicios que comprenden la visita al gimnasio, horas de yoga y Pilates. Esta semana en Toronto ganó partidos a rivales durísimos como Nalbandian, Simon y Stepanek, pero el dato principal es que el domingo último disputó la final de Washington, un torneo al que varios jugadores dejaron de ir por el intenso calor y humedad que se siente en los partidos del día. "Nunca sentirás el mismo calor que en Washington, nada se compara a ello", admite Haas.

- En esta especie de segunda carrera, ¿creés que hay algo de tu tenis, tiros o jugadas, que hoy salen por el rodaje que adquiriste en el circuito, y que antes quizá no funcionaban?
- Podría decir que estoy un poco más sabio en la cancha, pero en las situaciones comprometidas, siempre será el instinto el que tenga la última palabra. Igualmente, recién en los últimos cinco o seis meses me he sentido con capacidad para vencer a cualquiera. No era el caso hace un año. Si lo comparo con mi carrera anterior, el tenis ha cambiado en general: la tecnología en las raquetas, las cuerdas, modificaron el deporte. Dependiendo de dónde estés, las pelotitas pueden volverse gigantes y pesadas, como ocurrió en Washington. Las superficies son muy lentas, los efectos se pueden usar más, la variedad en el juego también.

Haas podría ser encasillado en el grupo de los tenistas de jogo bonito: facilidad en los golpes, gran técnica en el revés, intento de tomar la red cuando sea posible, pero no por eso desprecia el estado actual de la situación. "Para llegar al nivel físico de un Djokovic, un Nadal, hay que dedicarse mucho, y esa es la pregunta que debes hacerte, si estás dispuesto. Me gusta la situación actual, no la desprecio: el desafío es encontrarse en un estado en el cual siempre podrás hacer un tiro limpio más que el rival", explica.

"Ya sabes, cuando uno está cansado, cuando ya no tiene más ganas de pelear, lo normal es tirar un manotazo y ver qué pasa. Eso no funciona. Cuanto mejor te sientas en la cancha, más limpios saldrán los tiros, más opciones. Me gusta utilizar la variedad de golpes y efectos, hay algo de creatividad que me llena, de ver cómo quebrar al adversario".

Haas utilizó la variedad de sus golpes para vencer a Roger Federer en Halle, días antes de que el suizo –ejemplo en eso de mantenerse a tiro e incluso ganarles a los más resistentes- lograra el título en Wimbledon. Tommy conserva una muy buena relación con Roger, aunque, hace unos años, el suizo haya llegado al circuito para cortar con los sueños del alemán.

En 2002, temporada en la que alcanzó su mejor ranking, Haas tuvo que abandonar el circuito por seis semanas: el 8 de junio, sus padres sufrieron un accidente automovilístico, que dejó a su padre Peter en un coma del que pudo salir. En aquel momento, Lleyton Hewitt y David Nalbandian probaban que se podía jugar una final de Wimbledon enteramente desde el fondo de la cancha.

Acto seguido, problemas en el hombro, que requirieron operación y perderse todo el 2003, por lo que desapareció del ranking. Entonces, apareció Federer y su dominio, luego Nadal. Haas pudo regresar al top ten en 2007, se mantuvo con ranking alto hasta que en febrero de 2010, debió ser intervenido quirúrgicamente en la cadera, una lesión "de moda" en los últimos años.

"Siempre quise llegar a una final de Grand Slam, ganar uno quizá, pero no ocurrió y quizá nunca sucederá", acepta Haas, semifinalista en Australia 99, 02 y 07 (nótese la diferencia de años) y Wimbledon 09, donde venció a Djokovic y cayó ante Federer. Por lo menos, con el título en Halle, se dio el gusto de llegar a los 13 títulos, y 13, dice, es su número de la suerte.

Después de Toronto, Haas debería mejorar un par de puestos su actual ranking 25. Si no tiene problemas físicos, podría terminar el año dentro de los 15 primeros: está a sólo 400 puntos de esa ubicación y defiende apenas la tercera ronda de US Open y cuartos de Viena. El año pasado no disputó la gira asiática, tampoco el Masters 1000 de París-Bercy.

- Tu hija Valentina cumplirá dos años en noviembre. ¿Cuánto entiende hoy?
- Algo, no mucho. Me pide jugar al tenis. Dice "teni", ya sabes que los chicos de esa edad tienen problemas con la "s". Es muy fanática, agarra la raqueta y va hacia la cancha. No sé si quiero que haga una carrera de esto. No la presionaré.