VIENA -- A veces vale la pena soportar casi dos horas de aburrimiento, para luego vivir una de las definiciones más emotivas de los últimos años. En efecto, en esta ciudad, por el segundo cuarto de final de la Eurocopa 2008, Turquía eliminó a Croacia en ronda de penales, luego de que los 120 minutos de juego habían acabado igualados por 1 a 1, producto de los goles de Iván Klasnic y Semih Senturk.
Pero lo verdaderamente notable fue que esos dos tantos llegaran en el último minuto de juego del segundo tiempo suplementario, luego de 119 vueltas de reloj en las que, con la excepción de algún que otro chispazo de fútbol, realmente no había pasado casi nada.
Esa es la belleza de este juego y su imprevisibilidad, que lo vuelve tan atractivo y tan apasionante. Ahora Turquía desafiará, el próximo miércoles en Basilea, a Alemania en la primera semifinal del torneo.
Este sábado, también en Basilea, se jugará a las 14,45 ET el tercer cuarto de final, entre Holanda y Rusia. Pero ahora veamos más en detalle lo ocurrido en este match.
PRIMER TIEMPO ABURRIDO
La primera mitad del partido fue realmente muy mala, poco espectacular y terriblemente aburrida. Evidentemente, la posibilidad de llegar hasta la simifinal de un torneo tan prestigioso le quedaba muy grande a ambos rivales y, por eso, los nervios superaban con creces las ganas de jugar y la lucidez mental.
Croacia bajó a la cancha con sus titulares, es decir parada según el 4-4-1-1 en el que Kranjcar se movía en posición de enganche detrás del único delantero, como siempre Olic.
Turquía, por su lado, esta vez había elegido un 4-3-1-2, con el habilidoso Tuncay detrás de la pareja ofensiva formada por Kazim Kazim y Nihat Kahveci. El volante central, Topal, se quedaba muy cerca de la medialuna, casi un tercer marcador central, pero también entre los croatas Kovac se encargaba de quedarse muy cerca de la línea defensiva.
En suma, ningún espacio en el medio, equipos muy cerrados, juego muy trabado y mucha presión por ambos lados, por lo que ver dos pases seguidos sin errores ya era una hazaña. Inclusive, varias veces pasó el que el saque de arco de un arquero fuese directamente a las manos de su colega y rival de enfrente.
Un partido así necesita de un gol para abrirse un poco y justo en el segmento central hubo un llamarazo. Fue cuando Modric recibió muy bien por derecha el cuchillazo de Srna, se mandó al área y metió el centro atrás para Olic, quien desde el borde del área chica y con el arco abierto de par en par en frente, logró enviar el balón a estamparse sobre el horizontal. Por encima, Kranjcar erró el tap-in de cabeza, que parecía bastante simple.
Luego, Pranjic hizo una de sus lindas corridas por izquierda, llegó hasta el fondo y metió un buen centro al medio, que sin embargo ni Olic ni Kranjcar pudieron alcanzar. Para peor, en la jugada el lateral izquierdo quedó sentido a la espalda y, si bien se quedó en la cancha, desde ese momento ya no aportó empuje por ese carril.
Para ver algo de Turquía hubo que esperar hasta los últimos diez minutos de la etapa, cuando los rojos se despertaron, por cierto con la complicidad de un bajón croata bastante inexplicable.
De cualquier manera, en ese momento los turcos crearon bastante peligro: primero Altintop se fue muy bien por izquierda, luego de haber robado un lindo balón, pero erró el último pase que lo hubiera dejado solito a Nihat.
Luego, la más clamorosa: Tunkay ingresó al área por derecha y le tiró un lindo sombrero a Simunic, quien no tuvo mejor idea que bajarlo: era un penal solar, pero el italiano Rosetti no se animó a cobrarlo. Luego, para cerrar ese pequeño segmento favorable, un potentísimo remate de Topal, desde unos 30 metros, salió rozando el palo de un Pletikosa ya vencido por la trayectoria.
Fue todo: los equipos se fueron al descanso con un empate que, todo sumado, reflejaba bastante cabalmente la pobreza de la performance de ambos.
NO LE ALCANZÓ A CROACIA
En la segunda etapa, Croacia comenzó mucho mejor, porque los dos aleros, Rakitic por izquierda y Srna por derecha, subieron casi hasta la misma línea de Olic y fueron mucho más activos. Además, ingresó Petric en lugar de un Kranjcar que, esta vez, nunca había logrado sorprender.
Así, Croacia creó varias ocasiones muy claras, como cuando Olic quedó mano a mano con Rustu y lo superó con un remate por arriba, pero luego no logró alcanzar la pelota para empujarla adentro y un defensor salvó sobre la línea.
La segunda fue una buena habilitación de Modric para Olic, quien de hecho anotó pero estando en off side, y la tercera un centro desde la izquierda del activísimo Rakitic que Olic, siempre él, cabeceó apenas desviado.
Uno se esperaba la reacción turca, como en la primera etapa, pero esta vez el equipo rojo jamás apareció: de hecho, en toda la segunda etapa, los turcos nunca se acercaron con peligro al arco defendido por Pietikosa.
En cambio, Croacia trató en serio de ganarlo, acelerando cada vez más. Petric se mandó un jugadon en transición, por el carril del diez, y fue bajado cerca del área: Srna ejecutó muy bien, de derecha, fuerte y al segundo palo, pero el arquero se exhibió en una gran atajada.
Sobre el final, Olic se comió otra enorme, cuando un remate de Kovac se transformó en la mejor de las asistencia pero el delantero, desde el borde del área chica, pateó arriba del travesaño. En suma, a pesar de los esfuerzos croatas, que a esa altura seguramente merecían la ventaja, no hubo caso y fueron necesarios los alargues.
FINAL A PURA EMOCIÓN
En el primer alargue, Turquía sacó a relucir esas energías que había ahorrado a lo largo de la segunda etapa y tomó decididamente la iniciativa, encerrando a los croatas en su área y creando dos buenas ocasiones.
En la primera, la pelota le quedó a Senturk, apenas adentro del área, algo recostado por derecha, y su potente derechazo salió apenas arriba del travesaño. También la hinchada turca, de golpe, se despertó de la modorra y comenzó a empujar con todo a su equipo, que siguió lanzado a la ofensiva.
Así, la segunda chance la tuvo Tuncay, quien con un potente remate de derecha desde el borde del área rozó el palo a la derecha de Pletikosa. El estadio, a esa altura, finalmente era una caldera infernal, porque los hinchas croatas aceptaron gustosos el desafío turco y contestaron con más aliento todavía, máxime cuando ingresó Klasnic por el impresentable Olic: sin embargo, el primer suplementario acabó otra vez con el marcador en blanco.
Pero, por lo menos, la afición logró contagiar a los jugadores, que dejaron realmente todo en los últimos 15 minutos. El juego fue muy parejo: esta vez Croacia trataba de tener la iniciativa, pero Turquía contestaba golpe tras golpe.
Cuando ya los penales parecían inevitables, llegó el dramatismo, justo premio para un público fantástico. En efecto, primero Klasnic aprovechó el centro desde la derecha de Modric, para estampar de cabeza el gol que parecía del triunfo, puesto que apenas faltaba un minuto.
Sin embargo, Turquía no se entregó y encontró el más increíble de los empates: Senturk recibió en la medialuna directamente el saque de arco de Rustu y clavó un zurdazo al ángulo superior derecho, inatajable. En suma, al final hubo penales de todos modos, pero con una definición del partido entre las más espectaculares jamás vistas en una cancha.
En los penales, los croatas pagaron muy cara la frustración de haberse dejado escapar el triunfo de manera tan increíble, y su falta de concentración fue evidente: Turquía pateó tres veces y ganó 3 a 1, con tres errores de los croatas (Modic y Rakitic afuera, Petric atajado).
Ahora irán por los alemanes, que parecen superiores pero deberán cuidarse de los increíbles recursos anímicos de este equipo turco.