BARCELONA -- A Qatar Investment Authority, el fondo soberano de inversión de Catar con el que el FC Barcelona tiene firmado un acuerdo de patrocinio que acaba en 2016, le han salido de sopetón y por arte de magia varias empresas rivales dispuestas a poner su nombre en la camiseta del primer equipo azulgrana. La última de ellas, presentada por Agustí Benedito, estaría dispuesta a pagar entre 70 y 80 millones de euros por temporada.
Esta cantidad, que multiplica lo que actualmente ingresa el club (entre 33 y 35 millones), ha provocado que en los últimos días el asunto del sponsor se haya hecho hueco en la polémica campaña electoral, que se acerca a su final subiendo el tono. “Tenemos que alejarnos de Qatar inmediatamente”, prolamó Benedito, a quien la presentación de la compañía World Trande Brands Limited le supuso un empujón nada residual en cuanto al apoyo de los socios.
Esta compañía británica de capital hindú lanza una bebida energética llamada ‘Flight’ que quiere tener un impacto global “y ha elegido al Barcelona como su mejor carta de presentación”, advirtió Benedito, que provocó la rápida, y a contrapié, reacción de sus rivales. Más bien de Bartomeu, el presidente saliente y favorito en las encuestas, quien salió al paso afirmando estar en posesión de “una alternativa a Qatar” que igualmente mejoraría los ingresos que obtiene el club azulgrana a través de ‘Qatar Airways’.
Freixa, de los cuatro candidatos, es quien ha mantenido el perfil más bajo en este asunto, ocupado en un discurso ‘futbolero’ que probablemente no le sea suficiente, ni mucho menos, para aspirar a ganar las elecciones pero sí para postularse en el escenario azulgrana de cara al futuro. Laporta... Va por libre.
El que fuera presidente del Barça entre 2003 y 2010 mantiene Unicef como apuesta principal, dando por hecho que recuperando su nombre para la camiseta, hay más de una empresa dispuesta a pagar 50 millones de euros. Y si a ello se suma la oferta que maneja para esponsorizar la camiseta de entrenamiento que le pagaría otros 25, la cifra ya se equipara con lo anunciado por Benedito (aunque éste especificó que su oferta se limita a la camiseta de los partidos, no de entrenamiento). Y deja a Bartomeu muy por detrás.
TANTEO POR SORPRESA
Con todo, existe un problema, que se conoció este miércoles y puso en guardia a todos los equipos de campaña: Qatar Investment Authority tiene firmado un derecho de tanteo en el contrato a partir de la finalización del suyo en 2016.
Quiere esto decir que el actual sponsor principal del Barcelona, que además tiene firmado un contrato de intenciones para prorrogar hasta 2021, puede igualar cualquier oferta que se presente al club. “Es un escándalo, otro, del que Bartomeu debería explicar muchas cosas”, disparó Benedito al conocerlo. “Todos sabemos que Rosell tiene grandes negocios en Catar y ha utilizado, con la conveniencia de Bartomeu, al Barcelona”, le acusó Laporta.
Mientras, el presidente saliente intentó de forma cuanto menos sospechosa alejarse del Qatar señalado por la opinión pública asegurando estar en negociaciones con una empresa “de tecnología asiática de primer orden” de la que no dio a conocer detalles pero provocó que Benedito le volviera a señalar: “Es increíble que sea incapaz de encontrar un sponsor en cuatro años y lo consiga en una semana. Y lo haga después de dejar firmado un contrato de renovación con Qatar”.
A todo ello, la discusión de Qatar esconde una verdad incómoda. Y es que, gane quien gane las elecciones, ‘Qatar Airways’ seguirá figurando en la camiseta del primer equipo esta próxima temporada. Porque Nike ya acabó la confección de todo el curso con esta serigrafía y porque el contrato “no se puede romper por las bravas”, de acuerdo con una fuente del club, al margen de cualquier candidatura.
En octubre, cuando se supone se realizará la asamblea de compromisarios, el presidente que gane las elecciones deberá poner sobre la mesa las ofertas que existan y los socios representantes elegir. Aunque esa es otra historia que, en su momento, merecerá una atención especial porque existe la sensación y la sospecha que desligar el nombre de Barcelona de Qatar no va a ser precisamente fácil.