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Ter Stegen está decepcionado por la suplencia en la portería del Barcelona

BARCELONA -- Alejado de cualquier alegría grupal, Marc-André Ter Stegen regresó el domingo de Bilbao con el semblante muy serio. Y es que tal y como se especulaba desde la anterior visita azulgrana a San Mamés, el portero alemán perdió la carrera con Claudio Bravo por la titularidad en la portería del Barcelona.

Ter Stegen adelantó cerca de dos semanas su regreso de las vacaciones para ganarle tiempo al tiempo. Después de un primer curso en el que vio desde la barrera la conquista del título de Liga, el germano quería ganar la titularidad absoluta… Pero la vida sigue igual, por el momento, en el Camp Nou.

Y el ex portero del Borussia Mönchengladbach no oculta su decepción por esta situación que cuando fichó por el Barça ni podía sospechar. Porque Ter Stegen no fichó por el Barça por una cuestión de dinero, sino por el proyecto que le presentó en primera persona Andoni Zubizarreta, quien viajó hasta Alemania para conocerle personalmente.

Y Zubizarreta apostó claramente por él, presentándole como el portero del futuro para el club azulgrana y en uno de los llamados a ser referencia en toda Europa. Así, aceptó de mala gana el fichaje posterior de Claudio Bravo y con peor sensación su desplazamiento a la suplencia durante la Liga, lo que ocurrió por una lesión que le apartó del plano.

En su retorno, en este mes de julio de 2015, Ter Stegen confió en ganarle la carrera a Bravo. Admitió adelantar su regreso de las vacaciones para “ponerme en forma lo antes posible” y provocó que Claudio, desde Chile, mostrase su estupor antes de enseñar sus galones. “Si tuviera miedo de perder la titularidad cogería el primer avión” llegó a señalar el campeón de la Copa América.

La relación entre ambos ya hace semanas que se entiende más fría que en el pasado ejercicio. Luis Enrique, lejos de calmar los ánimos, mantiene en lo alto su competencia y si hace dos semanas todas las apuestas favorecían al alemán, los ocho goles que encajó en dos partidos frente a Sevilla y Athletic le descabalgaron de mala manera, dándose por hecho que Bravo, sin mover un dedo, había vuelto a ganar esta carrera.

En la previa de la primera jornada liguera el entrenador asturiano mantuvo todas las dudas y no aclaró ni quien jugará la Liga, ni quien la Champions ni la Copa. Abrió la puerta a la posibilidad de cambiar de portero en el campeonato de la regularidad o de que sea el mismo quien acabe por jugar todos los torneos.

Pero la realidad que se ha impuesto, por ahora, coloca a Ter Stegen en una posición de evidente incomodidad. El alemán cumplió 23 años en abril y si aceptó quedar fuera del Mundial de 2014, tiene sus ojos puestos en la Eurocopa de 2016 y el Mundial posterior de 2018.

Nadie dudaba de él cuando enlazó tres temporadas como titular en el Borussia, disputando 125 partidos y siendo presentado como una apuesta segura de futuro para la selección. Y sin embargo, en la última semana de agosto de 2015 la realidad le ha golpeado como no podía imaginar.

Ter Stegen está decepcionado con Luis Enrique. No fichó para ser un portero de veinte partidos por temporada y la ausencia en el Barcelona de su gran valedor, Zubizarreta, le ha vuelto a condenar a un papel, de momento en la Liga, secundario. Lo peor, dentro de lo malo en este escenario, es imaginarse que el discurso del entrenador respecto a que un mismo portero pudiera jugar todos los torneos le apartase incluso de la Champions y la Copa del Rey.