BUENOS AIRES -- "Está bueno que hablen de nosotros, así la gente va conociendo un poco la camada que puede llegar a venir. Con Agustín, Diego, Facundo y Colla, los cinco estamos bastante parejos, hay mucho nivel". El que describe la historia desde adentro es el rosarino Renzo Olivo y detrás de los apodos emerge una generación que ilusiona. "Agustín, Diego, Facundo y Colla" son Velotti (172°), Schwartzman (178°), Argüello (193°) y Collarini (322°), estandartes, junto al propio Olivo (278°), de "La 92", categoría que cada vez va haciendo más ruido en el tenis argentino.
Con 20 años, un buen pasado en Juniors (fue N°8 del mundo, hizo cuartos en Roland Garros y octavos en Wimbledon) y ya cinco títulos en Futures, Renzo es conciente del potencial individual y colectivo, pero no se desespera; asume que llegar a los primeros planos es consecuencia de un proceso y así lo transita, con paciencia y confianza en su tenis.
"Hoy en día ya no se ven jugadores que se metan tan rápido en el circuito; casos como los de Tomic, Dimitrov o Harrison son contados. Hoy la época es otra, el tenis se está jugando diferente y hay una camada de 100 y 200 que sigue siendo la de unos años", le cuenta el santafesino a ESPNtenis.com. "Cuando bajen algunos, se va a hacer un hueco y obviamente ahí vamos a subir nosotros. Creo que la próxima camada por venir, mundialmente, es la nuestra".
En 2012, Olivo ascendió casi 250 puestos, desde aquel ya lejano 527° lugar en el que comenzó la temporada. Tres títulos, una final y tres semis en Futures lo catapultaron hasta la posición 313 en agosto, punto de inflexión que lo hizo probar suerte en distintos torneos de Italia y Portugal. "Fue un año bastante positivo -analiza el jugador-. El primer semestre fue mejor, el segundo costó un poco más porque me fui a Europa y tuve partidos muy duros, como contra Andreas Seppi y otros buenos jugadores, pero fue una experiencia realmente buena y me vine con mejor nivel".
Ya de nuevo en Sudamérica, siguió adquiriendo roce en Challengers y se dio el gusto de coronar su año con título en el Future de su ciudad, donde apenas cedió 24 games en cinco partidos, y escaló al mejor ranking de su corta carrera. En total, fueron 15 Challengers y 16 Futures los torneos que disputó en 2012, ecuación que tomará otro rumbo la próxima temporada: "El año que viene no voy a jugar Futures; si lo hago, será para defender algo o si me siento un poco presionado con los puntos, pero la idea es encarar con todo a los Challengers y, por qué no, alguna Qualy de ATP, de Grand Slam", explica. "Este año por suerte pude pasar algunas rondas en Challengers, metiendo un par de cuartos de final y eso va sumando...estar a este nivel es un poco diferente y hay que acomodarse".
En esa "aclimatación" al segundo circuito ATP, Olivo se fue midiendo con jugadores de mejor ranking y mayor experiencia, adquiriendo la competencia necesaria para buscar afianzarse el año próximo: se enfrentó tres veces en un mes al correntino Leonardo Mayer (71°), estuvo set y quiebre arriba en el citado choque con Seppi (23°, ya por entonces 27°), e incluso venció en semanas consecutivas al español Iván Navarro (ex N°67 del mundo).
El cambio, como suele ocurrir en este tipo de "transiciones", tuvo eje en tres puntales: lo físico, lo mental y lo estrictamente tenístico. "Hice una pretemporada muy dura, estoy mucho más fuerte", confía Renzo, que en Rosario trabaja junto al pergaminense Emilio Marchen, su padre Antonio y su hermano Álvaro. "Este año hice un cambio, también mentalmente; y en mi juego evolucioné un par de cosas como el revés, que era mi punto a mejorar", agrega.
Puertas más que abiertas para que este rosarino hincha de Newell's escriba su propio camino. Su gran objetivo de terminar el año Top 250 quedó a un paso. A partir de ahora, será cuestión de seguir subiendo la vara. Condiciones, sobran.