<
>

Blue Demon en el cine, a un siglo de su nacimiento, con la esencia de la cultura mexicana

El cine de Blue Demon es -en esencia- algo que pulula en el imaginario de la cultura mexicana: sacar el máximo provecho de los escasos recursos disponibles

Blue Demon se incorporó en 1964 al universo de las llamadas -y hoy bien conocidas- películas de luchadores. Es verdad, son películas de bajo presupuesto o de presupuesto mal empleado en lo técnico (iluminación, maquillaje, sonido, escenografía), pero tienen, pensamos, dos elementos meritísimos: guiones con libertad creativa (al parecer, no partían de “para qué nos alcanza” sino “cómo hacemos para contar esto”) y convivencia orgánica de héroes mexicanos con el imaginario mundial.

Héroes de fantásticas aventuras cinematográficas, en líneas generales, son tres las preocupaciones que se asoman como enemigos de Blue Demon: el uso malévolo de la ciencia, los seres sobrenaturales/extraterrestres y los humanos que practican la maldad.

Por ejemplo, en Blue Demon, el Demonio Azul, lucha contra un científico que ha encontrado la fórmula para convertir a las personas en licántropos. En Blue Demon contra Cerebros Infernales, combate a una organización científica que hace trasplantes de cerebro para extraer información valiosa. En Blue Demon, Destructor de espías, tres científicos han desarrollado la fórmula "antimundo", así que en este caso se trata de proteger a los científicos para que no caiga la fórmula en las manos incorrectas.

Otro ejemplo interesante es Pasaporte a la Muerte, en la que debe derrotar a un malvado científico quien, para apoderarse del control del planeta, ha creado una planta nuclear en Panamá y ha desarrollado un androide hipermegasuperinteligente (una especie de Golem XIV, personificado por Eric del Castillo).

En Blue Demon contra las invasoras, lucha contra un comando de mujeres que secuestra hombres a los que puedan inocular un virus para generar la vacuna. Por su parte, en Arañas Infernales, los seres extraterrestres son arácnidos que adquieren forma humana porque necesitan cerebros poderosos para alimentar a la Reina Aracnea. Ya se imaginarán la estelar entre Blue Demon y el Príncipe Arak.

No podemos seguir sin mencionar el tándem con El Santo. En la vida real, nunca tuvieron una amistad. Su ligera aversión comenzó cuando El Santo derrotó a Black Shadow, hermano profesional de Blue Demon. Pero no fue la derrota, dicen que Blue se enojó porque El Santo quiso arrancarle la máscara en vez de esperar a que Black se despojara de ella dignamente. Esto no afectó a los personajes en la pantalla grande. Tuvieron que unir fuerzas para derrotar a todo tipo de monstruos: las Momias de Guanajuato, El Vampiro, Dr. Frankenstein, Hombre Lobo, entre otros perversos personajes que aparecen en el Castillo de Barrientos -ese que se ve desde Periférico- como si tal cosa. De estas películas, queremos destacar Santo y Blue Demon en el Mundo de los Muertos: Nueva España, siglo XVII, la Santa Inquisición… Faltó Sor Juana para tener cuadro completo.

En Blue Demon vs. El Poder Satánico, debe descubrir a un criminal que cometió atrocidades tanto en ese momento como 50 años antes. En La Sombra del Murciélago, un personaje desfigurado vive alejado del mundo, más no ajeno a él, y decide vengarse de la vida atormentando a inocentes. En Blue Demon contra Las Diabólicas investiga una serie de asesinatos… y párale de contar, porque lo que hizo Spiderman hace poco ya lo había insinuado El Demonio Azul.

Blue Demon es un héroe que enfrenta, sin superpoderes, la locura de estos seres malévolos. En esta ausencia radica su magia. Es un héroe cuya máxima virtud es la habilidad pugilística obtenida en el pancracio. Olvídate tú de algo sobrenatural (a lo más, un smartwatch de los sesenta). A mano limpia, con algunas llaves y su característico vuelo. Refleja, en esencia, algo que pulula en el imaginario de la cultura mexicana: sacar el máximo provecho de los escasos recursos disponibles. Así lo hacían en la producción, así lo hacía el héroe en la ficción, así lo hace todavía la población cotidianamente.

El cine de Blue Demon, como el de luchadores, en general, se ha vuelto de culto por partir de la imaginación y no del presupuesto. El producto final (técnicamente limitado, y, por lo mismo, atractivo) no es tan importante como el mensaje de su esencia: la imaginación que osa inventar historias con libertad absoluta, sin complejos, en las que héroes endémicos, locales, propios, surgidos de la cultura popular, se enfrentan a miedos humanos, atávicos o coyunturales, y los superan. En aquellos años, los asuntos de seguridad mundial se dirimían en la Arena México, en la Arena Coliseo o en el Castillo de Barrientos. Es el triunfo de atreverse a contar historias propias. Es el triunfo de la imaginación infinita, sin la cual no seríamos capaces de vencer a los monstruos más temibles del universo: los que viven en nuestra cabeza.

***

Las hazañas son solo pasos rutinarios a ojos de los héroes El Divis y Pepe Cuenca.

Con información de Moisés Villaseñor.