LOS ÁNGELES -- El antesalista Justin Turner y el cerrador Kenley Jansen habían dado a los Dodgers de Los Ángeles su victoria más reciente en casa hace un par de días. En medio del júbilo, ambos se dieron tiempo para destacar la labor de otros compañeros, al quitarse los uniformes y mostrar mensajes impresos en sus camisetas.
La prenda de Jansen exhortaba a los fanáticos a elegir a Turner para el Juego de Estrellas, si bien ese encuentro se disputó hace tres meses. Turner, el pelotero de la larga barba roja, mostró una camiseta que simplemente tenía el número 66 de Yasiel Puig en enormes números azules.
Este tipo de cosas ocurren casi diariamente en torno a los Dodgers, que el martes serán los anfitriones del primer juego de Serie Mundial de la franquicia en 29 años.
''Creo que lo que sucede es que nos preocupamos unos por los otros'', indicó Jansen. ''No se trata de uno de nosotros en específico. Nos ayudamos unos a los otros y mejoramos día con día. Es algo que hemos estado haciendo desde la pretemporada''.
La idea de Jansen ha quedado demostrada a lo largo de una campaña que de antemano es una de las más memorables en la historia de los Dodgers. Pese a su escandalosa nómina, un récord de la franquicia con 104 triunfos en la campaña regular y una foja de 7-1 durante la postemporada de la Liga Nacional, estos Dodgers llaman la atención por algo más.
Son un equipo en toda la extensión de la palabra.
Si bien el roster más caro de Grandes Ligas luce extraordinariamente completo, los Dodgers carecen de una estrella sin par aparte de Clayton Kershaw, que no juega diariamente. El equipo comparte la responsabilidad ofensiva a un nivel impresionante, y juega a la defensiva con una agresividad que pone en evidencia la enorme confianza en sus peloteros.
Sus seguidores lo saben --al menos quienes pueden seguir los partidos de los Dodgers por televisión--: este es un grupo optimista y absolutamente agradable de jugadores y entrenadores que trabajan juntos para poner fin a una sequía de campeonatos antes que ésta llegue a las tres décadas.
Nadie conduce a los Dodgers. Ellos se levantan a sí mismos.
''Durante toda la temporada, esto no ha sido sobre uno de nosotros'', afirmó Turner, que alcanzó la inmortalidad con los Dodgers gracias al cuadrangular con que dejó tendidos en el terreno a los Cachorros de Chicago en el segundo partido de la serie de campeonato de la Nacional. ''Es un grupo de jugadores que llegan al campo y encuentran la manera de ganar un partido, una noche a la vez. Como ustedes saben, hemos sido muy buenos en eso hasta ahora''.
Y vaya que han sido increíbles de abril a octubre --bueno, excepto por una racha de 1-16 que se extendió de finales de agosto a septiembre y que les impidió amenazar el mejor récord en la historia del béisbol. Justo antes de eso, los Dodgers sumaron una marca de 82-25 durante un impresionante verano, y han retomado ese nivel en la postemporada.
Los Ángeles barrió a los Diamondbacks de Arizona y sólo perdió un juego --por un margen de una carrera-- ante los Cachorros mientras se enfilaban rum