En el partido ante Naranjeros de Hermosillo, el equipo dominicano volvió a mostrar las debilidades que le aquejaron durante toda la temporada de béisbol invernal.
Los Tigres del Licey recibieron un choque de realidad en su partido de la cuarta jornada de la Serie del Caribe Miami 2024, cuando fueron completamente aplastados, con el resultado más abierto a la fecha, por parte de los Naranjeros de Hermosillo. El equipo azul fue básicamente sacado del terreno a partir de la tercera entrada, en un encuentro que puede ser visto como ejemplo de todo lo que no se debe hacer en un partido de béisbol.
A pesar de un inicio positivo, en que pudieron irse delante en el marcador, las cosas no salieron bien desde el primer inning para los azules. Múltiples errores en corrido de base, pifias defensivas y un cuerpo monticular que permitió muchas libertades a los bateadores mexicanos, son las principales causas de la derrota, pero más allá que cualquier cosa, el Licey se vio derrotado temprano en el encuentro, lo cual se notaba en la forma en que sus jugadores se comportaron.
La frustración con llamadas arbitrales cuestionables no se hizo esperar e incluso, el lanzador César Valdez llegó a ser expulsado luego de vociferar unas palabras al umpire encargado de cantar bolas y strikes. Sin embargo, lo más importante que se debe sacar de esta derrota es que el Licey volvió a mostrar la misma inconsistencia que enseñó durante toda la temporada de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM).
La pregunta obligatoria aquí será ¿cómo se puede criticar la forma de jugar de un equipo campeón? La respuesta puede ser compleja pero los números reflejan una realidad que es innegable.
El Licey tuvo carencias ofensivas todo el año, de hecho, fue uno de los peores equipos ofensivos, terminando en el último puesto de casi todos los departamentos en cada una de las etapas del torneo. En la serie regular, fue penúltimo en promedio de bateo (.239) y OPS (.649), en el Round Robin ocupó el último puesto en ambos departamentos (.241 y .670) y lo mismo ocurrió en la Serie Final contra Estrellas Orientales (.239 y .624). Esto obligó a los lanzadores a llevar la carga del conjunto durante prácticamente todo el año, pero para empeorar la situación, los Tigres también fueron una de las peores defensas de LIDOM.
¿A qué apunta todo esto? A que la única forma real que tiene Tigres del Licey de ganar encuentros es jugando perfecto para mantener los juegos cerrados, debido a su incapacidad para generar carreras de manera frecuente, misma que se ha visto, nuevamente durante sus cuatro primeros juegos en la Serie del Caribe Miami 2024. Si el Licey no puede jugar un béisbol sin errores no solamente defensivos, sino de juicio y de selección de jugadas, sus oportunidades de ganar se reducen de manera considerable.
Las grandes ventajas parecen imposibles de superar para un equipo que ha podido ganar pocos encuentros, viniendo desde atrás, en esta campaña. De hecho, en la final contra Estrellas, el Licey perdió todos los juegos donde inició detrás en el marcador. El juego contra los Naranjeros e incluso, el primer partido en contra de los Tiburones de la Guaira, han demostrado que estamos frente al mismo Licey de la recién culminada campaña dominicana, lo único que ha cambiado es el escenario.