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Cocca y Guzmán, dos patrañas en un mismo futbol

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Ricardo Pelález conoce al mejor aliado para el difícil momento del 'Pocho' Guzmán (0:26)

El Director Deportivo de Chivas dijo haber tenido contactos con el volante tras su desvinculación. (0:26)

LOS ÁNGELES -- Sólo hay una trampa más denigrante que el engaño, y es el autoengaño. El futbol mexicano disfruta burlándose de sí mismo. Es ejercer la estulticia con libre albedrío. Este martes dos absurdos se perpetran.

1.- Diego Cocca regresa a la Liga Mx. Hoy lo recicla, como se hace con todo lo desechable, Alejandro Iararragorri, quien lo presumió en Santos como “el Guardiola de América”. Aunque, a meses de presentarlo pomposamente, lo despidió.

2.- Pachuca anuncia la reincorporación de Víctor Guzmán. Regresa a Tuzos por la ruta corta, por el sendero oculto y tenebroso de la corrupción. ¿Cuándo se abrió la Prueba B sobre su presunto dopaje? ¿Y la Comisión Disciplinaria de la FMF por qué no actuó? ¿Quién dejó de notificar a la FIFA y a la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) de este positivo o quién encubrió este caso? ¿Cómo se habilita a un futbolista que da positivo de dopaje de manera inmune o impune?

Sí, es el futbol mexicano. Donde se permite todo. Esclavizar al jugador; desaparecer franquicias; desaparecer el ascenso y el descenso; extorsionar al futbolista con el Pacto de Caballeros, ese que nunca existió, no existe y no existirá; donde se manosean arbitrajes, y donde, obviamente se manipulan los exámenes antidopaje según la amistad o enemistad de los involucrados.

Diego Cocca, feliz. Sabe que nadie le pagará en Sudamérica lo que le pagará Grupo Orlegi. ¿Revisó él, ese “Guardiola de América” (¡perdónalos Pep, no saben lo que dicen), el plantel que le espera en el Atlas? No hace falta. Se arrojó sobre el contrato con la misma desesperación de un náufrago a un trozo de madera.

Porque, ¿qué le puede preocupar a Cocca? Si no hay resultados, el finiquito le hará aún más feliz que su mismo contrato. ¿Y el Atlas y su Fiel Aflicción, Grupo Orlegi? Pues a ajo y agua, como diría Hugo Sánchez.

Lo del Pocho Guzmán es un acto de magia gansteril. Allegados al jugador aseguran que en plena pandemia, el jugador no viajó a Cuba a abrir la Prueba B, esa que sólo se descubre en presencia del involucrado.

¿Por qué la Comisión Disciplinaria nunca se pronunció? ¿Por qué el silencio desde la FIFA y la WADA? o ¿por qué el silencio hacia la FIFA y la WADA? Es este un precedente peligroso. Cualquier jugador que dé positivo de antidopaje, puede ampararse en el descarado manejo de la situación del Víctor Guzmán, sea una droga social o una droga para potenciar el rendimiento atlético.

Porque, recuerde usted, la Liga Mx advierte a Chivas sobre la situación de Guzmán justo días antes de arrancar el Clausura 2020. Y lo hace meses después de tener el resultado positivo en su poder. Y el momento en que lo hace, es para advertirle al Grupo Pachuca que sus insidias y actos de sabotaje contra la Liga Mx, la FMF y Yon de Luisa, debían parar de inmediato.

¿Recuerda usted quién denunció a Jesús Martínez de actuar de manera subrepticia y reptiliana? El mismo Alejandro Irarragorri, cuando lo retó a un debate. ¿Cuál fue la respuesta que tuvo? Pusilanimidad absoluta.

Obviamente nadie va a indagar sobre el caso de Víctor Guzmán. Ni siquiera alguno de los propietarios de los otros 16 equipos, porque es evidente que Jesús Martínez hijo (León) no va a cuestionar a Jesús Martínez padre (Pachuca), porque podría quedarse sin su juguetito. ¿No tendría Chivas una responsabilidad moral hacia sí mismo y su afición, y exigir una puntual explicación? No, el apellido Vergara, con la lamentable desaparición de Jorge, se quedó sin testosterona.

Nadie está en contra del Pocho Guzmán. Tiene el derecho a rehabilitarse de cualquier situación, pero, ojo, si la Prueba B dio negativo, tiene, entonces, la responsabilidad, la obligación, de limpiar su nombre. ¿Qué mayor satisfacción de salir a la cancha con la frente en alto?

Hoy, en medio de este oscurantismo, sólo se hace más sospechosa, lúgubre y lamentable, la forma en que se le reincorpora al futbol activo. Su silencio y el de Pachuca son totalmente incriminatorios. Y claro, de dar explicaciones, deberían dar pruebas con documentos certificados, no con un tristón tweet.

Insisto, es el futbol mexicano, que ha hecho del cinismo su mejor modus vivendi, y estos dos casos mencionados son simplemente un agregado a una Liga Mx que violando los protocolos de salud y autorizando “pruebas patito”, pruebas exprés, para tratar de determinar si hay jugadores contagiados o no, juega con fuego sin preocupaciones, porque, al final, la carne de cañón que pone en la cancha, es cara, muy cara, pero de donde sacó esa carne de cañón, hay más, muchísima más esperando.