La vida de Agustín Canapino cambió de un día para el otro. De vivir en la Argentina y proyectar su 2023 en Turismo Carretera y TC Pick UP, dos categorías de turismo de su país, pasó a tener que armar una valija de apuro, subirse a un avión y comenzar a vivir un salto deportivo gigante: IndyCar (todas las carreras, por Star+). El piloto bonaerense se embarcó en una empresa gigante de la mano del equipo Juncos Hollinger Racing de su compatriota Ricardo Juncos. En charla exclusiva con ESPN, Canapino contó cómo es su nueva vida en Indiana, la ciudad a la que se mudó.
“Estoy viviendo con Josefina, mi novia, con los perros también, así que está la familia completa. Por suerte, porque si no sería todo mucho más complicado, pero adaptándome. Acá en Estados Unidos es todo muy diferente. Todo funciona bien, todo está siempre perfecto, impecable. Todo es gigante. Es una vida completamente distinta a la que hay allá. Súper segura y eso te da una tranquilidad enorme. Pero la realidad es que todavía no tuve tiempo de empezar a vivir porque no paré. He viajado mucho y recién ahora estoy empezando a transitar eso de vivir acá, de pasar días más tranquilo, más estabilizado. Todavía estoy en proceso, no puedo sacar muchas conclusiones”, contó el piloto de 33 años.
-Muchos que viven ahí dicen que no es una ciudad muy divertida.
-Tal cual, pero para la vida que yo tengo hoy no me cambia nada. Porque estoy 24/7 metido en lo mío, que es entrenarme, ir al taller, prepararme para lo que viene. Y tengo mucha actividad, estoy siempre viajando. No voy a estar más de una semana quieto porque se viaja a alguna carrera o alguna prueba. Así que, para la actividad que tengo y el ritmo de vida que llevo, no me cambia en nada que sea aburrido y sí, es bastante aburrido.
-¿Estás viviendo cerca del circuito de Indianápolis y del taller?
-Estoy viviendo en un departamento que conseguí en toda esa locura que fue enero, cuando pasó todo esto, que fue de un día para el otro. Y está a 20 minutos del taller, que está enfrente del circuito.
-¿Cuánto cambió tu preparación física para IndyCar con respecto a la que hacías en la Argentina?
-Cambió bastante, porque tuve que entrar a un nivel mucho mayor. Es como estar jugando en la Liga Nacional, en la zona, y tener que ir de un día para el otro a la Champions League. Entonces, tenés que prepararte mucho más, hacer un salto enorme a nivel físico: y diría que ni eso. Porque la exigencia entre manejar un auto de la Argentina y uno de IndyCar, que encima es el más exigente del mundo... Que no lo digo yo, lo dicen los mismos pilotos de Fórmula 1, hablando a nivel físico. Es abismal. No hay forma de explicar lo que significa el salto a nivel conductivo y físico; es enorme. Por eso me estoy preparando y me preparé todos los días. Estoy lejos todavía, no llegué al nivel que tengo que estar. Pero sí que estoy mil veces mejor a como estaba el año pasado. Así que tuve que hacer un cambio enorme a nivel profesional, en entrenamientos, alimentación, en las horas de descanso. Hago una vida súper estructurada y exigente. Y súper aburrida también, que acompaña al lugar en el que estoy viviendo, ja. Es un sacrificio y un esfuerzo acorde al lugar en el que me toca estar ahora. Estando en la Argentina me podía dar algún lujo y algún descanso extra que acá no lo puedo hacer porque cada cosa que regalo se paga en la pista.
-¿Cómo es tu rutina de entrenamiento?
-Cuando estoy en Indianápolis, me entreno a la mañana. Voy a un centro de que se llama PitFit, que es donde se preparan muchos de los pilotos de IndyCar. De hecho, me entreno con Dixon, Rossi, con Ilott… Trabajo bajo la rutina de ellos y es muy exigente. Realmente vuelvo exhausto.
-Decís que no podés creer lo que te pasa con la llegada a IndyCar. Ante eso, ¿cómo haces para no perderte en una nube?
-Eso nunca fue un problema para mí, porque la vida pasa por otro lado. Me han pasado cosas muy feas en la vida que me hacen saber qué es lo importante. Mis prioridades son, primero ser una buena persona y tratar de ser feliz junto a los míos. Lo deportivo no me cambia ni me cambiará como persona. Lo que sí, en lo profesional es una diferencia que no es posible cuantificarla. Realmente no tiene nada de lógica lo que pasó, lo que estamos haciendo, como me está yendo… Es todo muy irreal. El lunes, después de Texas, me levanté pensando si había pasado en serio lo del día anterior, que se sumó a cómo me fue en San Petersburgo. Yo estaba con muchas dudas e incertidumbre, nunca estuve tan nervioso en mi vida. No la estaba pasando bien por momentos porque veía que me costaba mucho y me cuesta mucho. Que el sacrificio que estoy haciendo, por momentos es abismal. De hecho, me han tocado días de entrenamiento en los que no me podía ni mover, pero iba igual… Hasta me costaba subir al auto. Manejar el Indy es una locura y me cuesta muchísimo. Entonces, es como que todo es mucho, pero al mismo tiempo es como que estoy más motivado. Al principio, por momentos estaba angustiado, no la estaba pasando bien, pero ya estoy acá y voy a hacer como en toda mi vida. Es un resumen de mi vida, siempre me tocó de esa manera. Es lo mismo, pero a un nivel extremo. Pero a nivel personal no me va a cambiar en nada, porque tengo las cosas muy claras. Y ahora voy a llegar a Long Beach con mucha más motivación, pero con los pies en la tierra. Porque es un callejero súper complicado y lo más normal y lógico sería que esté último.
-¿Cómo te llevás con el inglés, seguís con un profesor?
-Ya no tengo profesor. No hay mejor forma de aprender que estando acá. Puedo hablar, puedo conversar. De hecho, nadie entiende, yo tampoco, cómo tan rápido puedo estar haciéndolo. Pero es como todo. Me puse. Cuando Ricardo me dijo a fines de diciembre que esto iba a ser real, dije “bueno, ok, ahí voy”. Todo fue una locura. Y como me puse en lo físico, me puse con el inglés, como cuando me tuve que poner a manejar el auto. Sin saber qué iba a pasar. Creo que de eso se trata un poco la vida y acá estoy. Ya puedo hablar, por supuesto no fluido, a veces tengo que googlear palabras, pero hace tres meses que arranqué y no sabía nada de inglés más que lo muy básico. Lo gasto a Ricardo porque me dice que estuvo un año y medio o dos y yo en tres meses puedo conversar, ja. Estoy evolucionando mucho, si ves la primera nota mía que subió IndyCar y la comparás con la de Texas, me veo y me doy cuenta que vengo agarrando. Seguramente para fin de año esté mejor todavía.