Este viernes, en Tecnópolis (predio en el que se desarrolla una muestra de tecnología, ciencia, arte e industria en Buenos Aires) se realizará el anuncio oficial: Agustín Canapino volverá a correr en Turismo Carretera, la categoría más importante de la Argentina en la que ganó cuatro títulos. Disputará las últimas seis citas del ejercicio 2023. La primera: el 20 de agosto en el Autódromo de Buenos Aires. Esa cita será entre las fechas de Indianápolis (el 12) y Madison (el 27) de IndyCar, que se verán por Star+. Las cinco restantes se disputarán cuando ya haya finalizado el torneo 2023 de la categoría estadounidense.
¿Por qué corre en Buenos Aires, en medio de la disputa de IndyCar? Porque el reglamento de Turismo Carretera marca que para que un piloto pueda disputar las últimas cinco del calendario (la Copa de Oro que define al campeón) debe haber participado al menos una competencia durante las diez primeras fechas (Etapa Regular). Por eso, el Titán meterá tres semanas de pura adrenalina, con viajes en avión de ida y vuelta desde Estados Unidos a la Argentina.
Canapino correrá en el Autódromo porteño con un Chevrolet del equipo JP, la misma escudería con la que había arreglado para diputar el torneo 2023 de TC, que finalmente se dio de baja ante la chance de IndyCar. La idea es que el auto esté en Tecnópolis durante el anuncio porque llevará una sorpresa: llevará el número 78 (el mismo que utiliza en Indy) y estará pintado de negro y verde, los colores del equipo de Ricardo Juncos, quien también participará de la presentación.
El motivo de la vuelta de Canapino al TC es económico. Gustavo Lema, dueño del equipo JP, le trasladó una muy buena propuesta al piloto, quien la aceptó. Especialmente porque este año en Estados Unidos vive un momento soñado en lo deportivo, pero en lo económico no está siendo muy redituable.
Ahora bien, Canapino quiere seguir en IndyCar en 2024, pero su futuro en la categoría es una incógnita porque actualmente recibe apoyo económico de parte del Estado nacional para solventar su excursión en el equipo de Ricardo Juncos. Por eso, el Visit Argentina figura en la ropa y en los autos, tanto del Titán, como de su compañero Callum Ilott. Esta situación lo tiene tenso, porque sabe que, sin el apoyo, sus chances de seguir en Estados Unidos se reducen.
El runrún en Iowa, donde se corrieron las últimas dos carreras de IndyCar, apuntaba a un par de escuderías con intenciones de contar con Canapino para 2024. El tema es simple: si lo contratan y a cambio no debe reunir presupuesto o, al menos, juntar menos, se abre una puerta. Si debe aportar lo mismo de este año, imposible si el nuevo gobierno de la Argentina no extiende la ayuda. Juncos está muy conforme con el trabajo de Canapino y le gustaría seguir trabajando con él, pero con una ingeniería económica similar al de este año.
En el medio hay una ficha crucial: la posibilidad de que IndyCar corra en la Argentina en 2024. Un piloto local en pista sería un gancho fundamental para el éxito de la carrera. Por eso, si la visita a Termas de Río Hondo en septiembre u octubre del año que viene se confirma (se aguarda el anuncio para la primera quincena de agosto) será un envión enorme para la continuidad del Titán.