ATLANTA - En cada uno de los próximos tres días, un estadio de béisbol atenuará sus luces, miles de personas encenderán las linternas de sus teléfonos y participarán en un ritual tremendamente antihistórico, fundamentalmente problemático y totalmente innecesario. El golpe de hacha de guerra, mejor conocido en inglés como el 'tomahawk chop', validado a principios de esta semana por el comisionado de béisbol, se transmitirá en las pantallas de los Estados Unidos y de todo el mundo, y servirá como recordatorio de que, a pesar de todos los avances logrados en la erradicación del simbolismo innecesario de los indios estadounidenses, el mismo permanece profundamente arraigado en los deportes.
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