MIAMI -- Contra todo pronóstico, los Miami Dolphins se encuentran a un triunfo de clasificarse a los playoffs.
Algo que parecía muy lejano el año pasado, después de haber perdido los primeros tres partidos por un total de 117 puntos combinados en lo que fue, un inicio históricamente malo.
Miami tenía el peor plantel de la NFL, contrataba jugadores que no tenían equipo y los hacía jugar el domingo. Y con ese panorama, se las ingeniaron para ganar tres de los últimos cinco partidos y soñar con un futuro mejor.
¿Ser candidato a playoffs tan pronto?
Impensado, considerando el sinfín de interrogantes que tenía este equipo.
Pero entre tantas preguntas, hay una clara certeza, y es que los Dolphins, después de mucho buscar, finalmente encontraron el entrenador en jefe indicado en Brian Flores.
Flores es uno de cinco hermanos de una familia de hijos de inmigrantes hondureños. Sus padres, Raúl y María, se mudaron a los Estados Unidos en la década del 70 para proveerle a sus hijos un futuro potencialmente mejor.
Sin mucho dinero, pero con valores de hierro, eso fue exáctamente lo que lograron.
Flores se enamoró del fútbol americano a los 12 años gracias a la tutela de su tío, jugó para la Universidad de Boston College, y obtuvo su primera oportunidad en la NFL como un asistente de scouting con los New England Patriots en 2004.
Integridad, trabajo y comunicación clara son sus tres valores principales.
Y esas características lo hicieron ir trepando la escalera en New England, donde terminó estando encargado de las llamadas defensivas cuando Matt Patricia fue nombrado entrenador en jefe de los Detroit Lions.
Sus dirigidos en los Patriots siempre hablan de Flores “la persona”, más que del entrenador, y que el respeto que tienen por él es absoluto.
Después de 12 entrevistas, finalmente le llegó la oportunidad que tanto añoraba en Miami como entrenador en jefe.
Los Dolphins tienen el único dúo de gerente general y entrenador en jefe afroamericanos en toda la NFL, pero orígenes aparte, las capacidades de ambos hablan por sí solas.
Se supone que el entrenador en jefe hace todo lo posible por ganar los días domingos, y el gerente general intenta confeccionar el mejor equipo posible, pero pensar que ambos no trabajan al unísono sería faltar a la verdad.
Lo cual nos lleva a este presente en Miami, donde Flores intenta balancear ganar en el presente, con pensar lo mejor para el futuro de los Dolphins.
Luego de que el equipo comenzó con record de 3-3 y estaba en plena racha ganadora, Flores decidió sentar al veterano mariscal Ryan Fitzpatrick, para darle paso al novato Tua Tagovailoa.
Tagovailoa ha alternado buenas con malas, aunque el equipo ha seguido ganando, en gran parte gracias a una gran defensiva y a unos muy buenos equipos especiales.
Ya en dos ocasiones desde ese entonces, Flores ha sentado a Tagovailoa cuando estaba jugando mal para reemplazarlo nuevamente con Fitzpatrick.
La más reciente ocasión, este pasado sábado cuando Fitzpatrick guió a los Dolphins a un triunfo crucial de cara a sus aspiraciones de playoffs.
Como se podrán imaginar, las críticas llegaron en masa. Mientras algunos piden a gritos que Fitzpatrick sea el titular --Flores ya ratificó a Tagovailoa--, otros alegan que este tipo de cambios constantes no hacen más que drenarle la confianza a su mariscal novato.
Pero mientras el ruido se escucha desde afuera, puertas adentro, Fitzpatrick y Tagovailoa, pese a que los dos quieren jugar, se abrazan y se alientan constántemente pensando en el bien del equipo.
“Funciona porque Flores es un gran comunicador”, enfatizó Fitzpatrick al refererirse a los constantes cambios.
Dicen que cuando tienes dos mariscales, esencialmente no tienes ninguno. Y mientras esta dinámica es muy inusual, aplaudo el hecho de que Flores hace oídos sordos a las críticas por ir en contra de la norma, mientras mantiene el vestidor a flote, a su equipo en contención y al futuro en buenas manos.
Algo muy difícil de hacer, que por ahora parece funcionarle.
De hecho, me animo a decir que si los Dolphins se clasifican a playoffs, Brian Flores será nombrado Entrenador del Año, pese a que tiene un gran competidor en Kevin Stefanski, de los Cleveland Browns.
Más allá de que la situación de mariscales se lleva todos los reflectores, no se puede negar que ha maximizado el talento de sus jugadores, y que ha convertido a una defensiva sin tantos nombres rutilantes, en una unidad de élite.
Los ajustes en el entretiempo, que hace tiempo no se veían en Miami, ahora son moneda corriente.
Y para un novato mariscal, nada mejor que aprender cuando su equipo no depende de él para ganar los partidos.
Flores está construyendo a estos Dolphins a su manera, y el año que viene vuelve a tener múltiples selecciones de primera y segunda ronda en el draft.
Por eso, en medio de tantas preguntas sin respuestas, hay una realidad ineludible: Brian Flores es un gran entrenador en jefe.