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Latinos en el Super Bowl LVIII: Jon Feliciano de 49ers

Conoce la historia del veterano guardia boricua Jon Feliciano de los 49ers. Tras superar gran adversidad, está por cumplir su sueño: ganar un Super Bowl.


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VIDEO: El Super Bowl, un sueño cumplido para Alfredo Gutiérrez


Tal vez no sea casualidad que Jon Feliciano se haya convertido en liniero ofensivo dentro del fútbol americano.

El guardia de ascendencia italiana, por parte de su madre, y puertorriqueña, por parte de su padre, ha tenido que bloquear adversidad prácticamente toda su vida.

Al fin, en su novena temporada en la NFL, Feliciano irá a su primer Super Bowl con los San Francisco 49ers. Vencer a los Kansas City Chiefs en el Super Bowl LVIII sería un sueño hecho realidad para el único boricua en los Niners. Así lo expresó el año pasado cuando firmó un contrato por una temporada y (apenas) $2.25 millones con el club.

"Quiero ganar un Super Bowl", dijo Feliciano en entrevista con Go Long en marzo de 2023. "Eso sería lo máximo. Realmente no me importan los otros galardones. Los aceptaré, pero eso no es lo que me anima. Aceptaré un Pro Bowl, aceptaré un All Pro, todo eso. Pero realmente sólo quiero ganar un Super Bowl".


La sonrisa que Feliciano siempre muestra no delata la difícil historia que ha vivido.

Hace 32 años esta semana, Feliciano nació con una deformidad en el pie que requirió el uso de aparatos ortopédicos durante dos años. Los médicos le advirtieron a su madre Alicia que Jon nunca haría deportes. Ella pasó horas tirando de sus piernas y masajeando sus pies para revertir esa sentencia.

Cuando Feliciano tenía alrededor de 10 años, su madre se divorció de su padre Rafael, un conductor de autobús de la MTA. Entonces, su madre decidió mudarse con sus tres hijos de Nueva York a la Florida.


En el marco del Super Bowl en Las Vegas, Katia Castorena de ESPN charló en exclusiva con Feliciano sobre sus raíces por el lado de su padre. "La mayoría de mi familia es puertorriqueña y ya sabes como somos, somos muy orgullosos y ruidosos". Recalca que es algo que le corre por las venas, y que se activaba de manera especial cuando visitaba a su familia en la Gran Manzana.

Al gigante de los Niners, quien lleva tatuada la bandera de Puerto Rico en su mano derecha, le gusta cocinar las recetas que le enseño su abuelita boricua, como el arroz con habichuelas y pollo. Dice que ese orgullo por la Isla se lo ha transmitido a su hija de seis años, quien "siempre le dice a su mamá que es puertorriqueña".

Añade Feliciano, "Estoy orgulloso de ser un puertorriqueño en la NFL. Somos pocos y tenemos un gran peso sobre nuestros hombros".

El domingo, él y sus 49ers se medirán contra los Chiefs y otro jugador de sangre puertorriqueña, el corredor Isiah Pacheco, quien hace un año ganó el Super Bowl LVII anotando un touchdown en el proceso contra los Philadelphia Eagles. Feliciano confía en la ofensiva de San Francisco, llamando al mariscal de campo Brock Purdy "un asesino silencioso".

En el conjunto perdedor de los Eagles militaba el ala defensiva veterano de ascendencia puertorriqueña, Robert Quinn, quien ahora es agente libre. Así que la historia se repite un año más tarde: dos boricuas se enfrentan en el Super Bowl LVIII. ¿Cuál de los dos prevalecerá: Feliciano o Pacheco?


Una vez en la Florida, la familia tendría una vida dura, inestable, viviendo en una casa rodante y haciendo alcanzar el dinero. Alicia no tendría trabajo estable y además sería diagnosticada con cáncer de seno.

Jon y su madre sufrieron violencia esporádica a manos de su hermano mayor, Rafael. Feliciano cuenta que las palizas que recibió le hicieron abandonar su deporte favorito de joven, el baloncesto, a favor del fútbol americano, lo cual le daría más opciones de defenderse.

En 2008, su madre decidió regresar al noreste con su hermano menor, Chris (quien nació sordo y necesitaba una sonda de alimentación y monitores cardíacos). Feliciano se quiso quedar en Davie, Florida pues tenía la mira puesta en buscar una beca para cursar estudios en la Universidad de Miami.

En noveno grado de la preparatoria fue cuando Feliciano comenzó a practicar fútbol americano organizado. Muchos pensarían que eso es tarde para empezar a jugar este, o cualquier, deporte tan exigente. Él habrá pensado, mejor que “nunca”, que había sido el pronóstico de los médicos.

En una lucha de más de un año viviendo como adolescente indigente, y sin familiares cerca, su salvación fue poder vivir con las familias de su mejor amigo Sean Cole -- más bien, era como su hermano, según Feliciano -- y de su novia en la recta final de la prepa. Cole lo apoyó para lograr su sueño de jugar por los Hurricanes.

El entrenador de Feliciano en Miami, Al Golden, elogió la ética de trabajo del boricua. "Es duro, duradero y versátil, y es una gran combinación", dijo Golden. "Se podía ver desde el principio que era un chico muy humilde, de origen humilde, con una ética de lonchera, y [estaba] agradecido por la oportunidad de estar aquí".

Feliciano se convirtió en la primera persona de su familia en graduarse de la universidad. Luego fue seleccionado en la cuarta ronda del draft de 2015 de la NFL por los Oakland Raiders (ahora Las Vegas Raiders).

Sin embargo, su historia no se convirtió en un cuento de hadas sin más tragedia.

En febrero de 2016, su mejor amigo Sean estuvo en un accidente automovilístico. Quedó paralizado del cuello para abajo y fallecería de las complicaciones a los 22 años de edad. Durante el mejor período de su carrera deportiva hasta el momento, Feliciano cayó en una profunda depresión y pensaría en quitarse la vida.

Un año después de la muerte, Feliciano y su esposa Shannon tuvieron a su primera hija y la nombraron Shawn, nombre homófono a Sean, como tributo a su amigo. También tendrían un hijo tres años después.

Feliciano permaneció con los Raiders hasta 2018 y además militó con los Buffalo Bills (2019-21) y New York Giants (2022) antes de aterrizar con los 49ers para esta temporada.

"Durante muchos años, luché con mi salud mental. Estaba deprimido y tenía pensamientos suicidas. Mediante el uso de psicodélicos, pude abordar mi trauma y recuperar un enfoque positivo en mi familia y mi carrera".

En diciembre como parte de la iniciativa anual de la liga, “Mis zapatos, mi causa”, Feliciano llevó zapatos diseñados con el logo de la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (MAPS, por sus siglas en inglés). Destaca su dedicación a la curación psicodélica por lo mucho que le ha ayudado a recuperarse en su salud mental.


Esta temporada, Feliciano participó en 478 snaps ofensivos. Firmó como suplente con los 49ers pese a que había sido titular las cuatro campañas previas, y aceptó un salario bastante bajo.

Su desempeño ha sido altamente calificado por los análisis de Pro Football Focus (PFF), terminando cuarto entre los guardias ofensivos que participaron en al menos 240 jugadas durante la temporada regular.

Registró 257 bloqueos de pase, 2 penalidades, 2 golpes permitidos, 15 presiones. Calificación PFF: general 81.2, bloqueo de pase 66.5, bloqueo de carrera 87.0.

A partir de la semana 9, participó en 100% de las jugadas en siete de las ocho semanas, tomando un papel titular como guardia derecho luego de la lesión sufrida por Spencer Burford y como guardia izquierdo por la lesión de Aaron Banks.

Jon Feliciano -- de 6 pies 4 pulgadas y 325 libras -- cumplirá 32 años este sábado, en la víspera del Super Bowl LVIII.

Feliciano siente que ha llegado su momento. Expresó hace un año su deseo de ganar un Super Bowl. Con gran esfuerzo y dedicación, los 49ers están a un paso de la gloria.

El regalo perfecto, la recompensa ideal luego de todo el sacrificio en sus nueve años de carrera para este tenaz boricua soñador sería un anillo de campeón.

Además, por su veteranía y por las impresionantes estadísticas que entregó en 2023, Jon Feliciano merece otro contrato para ser el guardia derecho titular de los 49ers en 2024 y que esta vez le paguen lo que vale.