El entrenador en jefe de los New York Jets, Todd Bowles, recibe un voto unánime de los reporteros para la AFC Este de ESPN en esta ocasión. Bowles está en una situación complicada de cara a su tercera temporada y es quien tiene más por perder.
Mike Rodak, reportero de los Buffalo Bills: Los Jets han descendido hasta el punto de renunciar a la campaña, lo que perjudicará más a Bowles que al gerente general Mike Maccagnan. Usualmente, se le brinda a los directivos tiempo para supervisar sus proyectos de reconstrucción, pero a los coaches no siempre se les extiende la misma cortesía. No hay que mirar más allá de Jeff Fisher, quien continuamente debió a mover a su equipo el año pasado entre Missouri y varios sitios en el sur de California al tiempo que debía cumplir con la tarea de desarrollar al recluta N° 1 global, Jared Goff. Del mismo modo, Bowles debe lidiar con la que probablemente sea la peor plantilla en la NFL esta campaña y no contará con un quarterback seleccionado en la parte más alta del draft que dé esperanza a los aficionados. Es un sitio casi imposible para un coach. Bowles tuvo un inicio prometedor con los Jets en el 2015 cuando ganó 10 partidos, pero el desliz del año pasado probablemente lo sentenció. Veo a otro entrenador eventualmente sacando a los Jets de la zanja en la que actualmente residen.
James Walker, reportero de los Miami Dolphins: Bowles ha perdido todo el momento desde que ganara 10 jugos en su primera campaña. Bowles se fue 5-11 la temporada pasada y tiene cero apariciones de playoffs. Se trata de una tercera temporada importante para que Bowles demuestre que es más cercano al coach que vimos en el 2015, y no el del 2016. El problema es que la gerencia de los Jets parece estar haciendo todo lo posible por no brindarle a su head coach muchas oportunidades. New York se deshizo de talento veterano de calidad como el linebacker David Harris y los receptores abiertos Brandon Marshall y Eric Decker. Los Jets también dejaron pasar la oportunidad de reclutar a un prospecto de quarterback de primera línea, quedándose con Bryce Petty, Christian Hackenberg y Josh McCown. Será muy difícil para Bowles ganar esta temporada bajo esas circunstancias, y las probabilidades no son grandiosas de que pueda sobrevivir otra campaña de cinco victorias o menos en New York.
Mike Reiss, reportero de los New England Patriots: La elección obvia serían Bowles y Maccagnan, aunque no estoy del todo seguro que es enteramente justo. Creo que una sociedad coach/gerente general debe recibir más de tres años (se trata del tercero para ellos) para edificar su programa, y especialmente dado el modo en que los Jets han desnudado su plantilla en el 2017, ¿cuál es un total de victorias razonable que se puede esperar de ellos? Si yo fuera el propietario Woody Johnson, la pregunta que yo haría tendría que ver más con la cultura creada por Bowles/Maccagnan que un total de triunfos para el 2017. Desde lejos, pareció existir demasiadas rencillas internas y no suficiente liderazgo en el vestidor como para que todos jalen en la misma dirección. Si eso no mejora en el 2017, entiendo que la silla se caliente para Bowles y Maccagnan.
Rich Cimini, reportero de los Jets: El asiento de Bowles está tan caliente que podría necesitar pantalones resistentes al fuego. Se quedó fuera de los playoffs en sus primeras dos campañas, finalizando 10-6 y 5-11, extendiendo la sequía de postemporada de la franquicia a seis años consecutivos. Ahora Bowles preside uno de los mayores proyectos de reconstrucción que la liga jamás haya visto. No existe la obligación de playoffs, de acuerdo al propietario Woody Johnson, quien declaró que evaluará la temporada con base en el progreso, no victorias y derrotas. Eso es sencillo decirlo en el receso de temporada. El punto final es que el registro de triunfos y derrotas es el mejor modo de medir el progreso, o falta de ello. Si los Jets ganan menos de cinco partidos --muy posible-- es difícil imaginar a Bowles regresando para el 2018. Está firmado hasta la campaña del 2018, pero eso no significa mucho. Típicamente, Johnson evita llegar hasta la última temporada, como la mayoría de propietarios. Eso significa que el contrato de Bowles probablemente será extendido o cortado al final de la siguiente campaña.