JACKSONVILLE -- Blake Bortles tiene muchas cosas por mejorar a lo largo de os siguientes meses, antes de que los Jacksonville Jaguars arranquen la siguiente temporada regular, pero saltó al campo para la primera práctica de las actividades organizadas del equipo sin nada por demostrar.
No se trata de una posición en la que se ha visto frecuentemente en sus cuatro años previos con el club.
Bortles tiene un nuevo contrato, algunos nuevos jugadores a la ofensiva, y una nueva confianza que viene de jugar en un sistema ofensivo que le gusta, uno que le ayudó a producir la mejor campaña de su carrera en el 2017. Eso solamente puede ser algo bueno para un club que se quedó a 10 minutos de aparecer en el Super Bowl por primera vez en su historia.
"Es un poco injusto porque estaba conociéndolo el año pasado, pero realmente noté un cierto nivel de confianza [el martes], a diferencia de hace un año", dijo el coach de quarterbacks, Scott Milanovich. "Ahora, hace un año, seguía aprendiendo esta ofensiva, también. Nos apoyamos mutuamente, pero su confianza ha crecido claramente".
Bortles se dirige a la campaña del 2018 sin preocuparse por su mecánica o retener su empleo, sin responder cuestionamientos por la decisión del equipo de validar su opción al quinto año de contrato, sin tratar de demostrar a sus compañeros que puede ser su líder, sin aprender una nueva ofensiva ni hacer el ajuste a un nuevo coordinador.
Dejar esas preocupaciones a un lado ha sido importante. Jugar como quarterback en la NFL no es sencillo, pero es mucho más simple cuando un jugador puede concentrarse en profundizar su conocimiento de la ofensiva para que los ajustes, audibles y retoques se conviertan en algo natural.
"Siento que siempre que sientes el apoyo del vestidor, definitivamente ayuda a solo jugar como quarterback, y sentí eso a lo largo de todo el año pasado", dijo Bortles. "Las cuestiones de contrato realmente no cambian nada sobre cómo pienso o cómo enfrento cada día. Pienso que la mayor diferencia este año será el hecho de que vamos al segundo año con [el coordinador] Nathaniel [Hackett] y tenerlo mandando las jugadas por segundo año en fila.
"Gozar de esa continuidad y estar allá afuera, tratar de dirigir a los chicos y ser capaz de estar allí y tratar de ayudar a estos tipos en lugar de que, el año pasado, intentaba aprender todo allí con él".
Bortles dijo que Hackett le dice regularmente que debe conocer la ofensiva mejor que nadie en la organización, incluyendo al propio Hackett. Esa podría ser una exageración, pero Marrone dijo que una de las mayores diferencias que nota en Bortles respecto al término de la campaña del 2017 es un incremento en el conocimiento y comprensión del "por qué" de la ofensiva. Se refiere al por qué Hackett manda una jugada en particular en un momento en particular frente a una defensiva en particular o con ese personal en particular sobre el campo.
"Creo que si he visto algo distinto, eso sería, que tiene un mejor entendimiento de lo que hacemos a la ofensiva porque el año pasado fue el primer año", dijo el head coach Doug Marrone. "Siempre he creído que cuando tu quarterback está por delante del todos y la ofensiva necesita alcanzarlo, eso es algo bueno. No quieres que el quarterback esté tratando de alcanzar al resto de los jugadores ofensivos. Pienso que Blake esta en buena posición, desde allí, por lo que respecta a la ofensiva, a lo que deseamos hacer".
Bortles no estaba en ese punto el año pasado. Estaba intentando demostrar. Aunque el equipo había hecho válida su opción al quinto año de contrato --una movida que fue ampliamente criticada por analistas-- y no habían reclutado o firmado a otro quarterback, Bortles no tenía precisamente su futuro asegurado con la franquicia.
Sufrir la peor temporada de una carrera poco destacada te puede hacer eso.
Bortles fue un desastre en el 2016. Su mecánica se deterioró hasta el punto en que su coordinador ofensivo universitario no lo reconoció, lanzó 16 intercepciones (incluyendo tres devueltas para touchdown), y los Jaguars ganaron solamente tres partidos. Para el final de la campaña, Bortles admitió ser un desastre mental, también.
Pasó buena parte del inicio del receso de temporada en California trabajando en su mecánica en 3DQB, luego debió aprender una nueva ofensiva, su tercera desde que fuera seleccionado tercero global en el 2014. Estaba aprendiendo de Hackett, quien fue su coach de posición en el 2016 hasta que tomó las riendas como coordinador cuando el entonces head coach Gus Bradley despidió a Greg Olson durante la temporada.
Las cosas no salieron bien, al principio. Bortles tuvo una práctica de cinco intercepciones al inicio del campamento de entrenamiento a finales de agosto pasado, y fue sacado de un entrenamiento unos días más tarde. Luego, Marrone abrió la competencia por el puesto titular de quarterback después de una miserable actuación de Bortles en el segundo partido de pretemporada.
Pero Bortles recuperó el puesto, jugó de manera sólido --si no espectacular-- por buena parte de la campaña, fue el quarterback con el mejor índice por tres semanas consecutivas en diciembre, y jugó sin entregar el ovoide en tres partidos de playoffs. Completó el 60 por ciento de sus pases por primera ocasión y recortó significativamente sus entregas de balón (16, cinco menos que su promedio en las primeras tres campañas).
Eso le ganó una extensión de contrato (tres años, 54 millones de dólares incluyendo 26.5 millones garantizados) y algo todavía más valioso: una renovada confianza y un poco de paz mental.