Roma no se construyó en un día. Las plantillas de campeonato tampoco se construyen de la noche a la mañana.
La relación del quarterback Kirk Cousins con sus compañeros de equipo de los Minnesota Vikings y lo rápido que se pongan en la misma página al tiempo que aprenden una nueva ofensiva queda bajo el microscopio en el actual receso de temporada. A tres meses del inicio de la campaña del 2018, la gente desea saber cuán al día está Cousins con el talento que le rodea y viceversa. Quizás algún día él, también, confiará en algún compañero lo suficiente para un momento tipo "Milagro de Minneapolis", como sucedió con el anterior quarterback Case Keenum con Stefon Diggs.
A menudo escuchamos historias de quarterbacks invitando cenas y entregando obsequios a los linieros ofensivos que los mantienen protegidos y de pie en los partidos. Las relaciones entre un quarterback y aquellos a quienes les lanza el ovoide o entrega el balón son igualmente importantes.
Esas conexiones no suceden por sí solas. Se requieren meses --a veces incluso más-- para que ambas partes lleguen a un punto donde se sienta fluida.
Cousins se impuso a sí mismo la tarea de arrancar ese proceso a inicios de abril. Invitó a Diggs y Adam Thielen a Atlanta para una sesión de pases informal antes de ser capaz de trabajar con ellos de una manera oficial. Fue una oportunidad para que los mejores receptores de los Vikings aprendieran lo que le gusta hacer a Cousins sobre el campo, cómo le gusta que corran ciertas rutas y, sobre todo, conocer quién es el quarterback debajo del casco.
"Definitivamente es una bendición estar alrededor de él por lo que respecta a la energía que aporta", dijo Diggs. "En cuanto a ser nuestro general y el tipo que nos va a liderar, pongo el 100 por ciento de mi fe en él y confío".
Cousins no esperó demasiado para mostrar esa energía. Estaba gesticulando con los puños y gritando durante las actividades organizadas del equipo en cuanto las cosas comenzaron a embonar con sus receptores.
"La cosa importante para él es cuando enfatizas en algo y finalmente lo consigues y finalmente estás en la misma página con el quarterback-receptor, es algo emocionante", explicó Thielen.
Pero incluso con las actividades organizadas del equipo llegando a su fin y el minicampamento obligatorio de la semana entrante, es difícil cuantificar esas conexiones.
"Es difícil descifrar qué está funcionando y qué no", admitió Thielen. "Sé que no perjudica. Creo que algo así es como un inicio a un largo viaje de ponernos en la misma página. Creo que las personas subestiman cuánto tiempo, cuánto esfuerzo y cuántas repeticiones se requiere para ponerse en la misma página con el quarterback".
Un puñado de cifras nos permiten medir el éxito entre un quarterback y sus receptores. Estadísticas como yardas por objetivo e índice de pasador cuando se enfoca en un objetivo permiten ilustrar la eficiencia entre ambas partes.
El ala cerrada de los Vikings, Kyle Rudolph, lleva 15 touchdowns en zona roja a lo largo de las últimas tres temporadas. Solamente Jimmy Graham (49) fue buscado en más ocasiones en ese lapso que Rudolph (48), de acuerdo a ESPN Stats & Information.
Como otros pasadores de los Vikings a lo largo de los años, Cousins empieza a comprender por qué se busca tanto a Rudolph como objetivo. Rudolph es una red de seguridad en la zona roja, un área en el que sufrió la temporada pasada Cousins con un QBR de 80.4.
Conforme tiene más trabajo con su ala cerrada primario, Cousins se percata del beneficio que aporta Rudolph. Portando un micrófono la semana pasada, Cousins proclamó que lanzar a Rudolph era "como lanzar a un colchón".
Rudolph sabe que la base que construye ahora con Cousins es un proceso.
"Nunca es algo en el que llegas al punto de decir, 'Aquí es donde necesitas estar'", subrayó Rudolph. "Si alguna vez llegas al punto donde crees estar donde necesitas estar, entonces empiezas a marchar en reversa. Para nosotros, vamos a seguir trabajando con cada oportunidad que tengamos en la temporada baja".
Estas relaciones mutuamente benéficas están en las primeras etapas, aunque no le ha tomado mucho a Cousins para comandar el respeto y respuesta de sus armas ofensivas. En apenas sus primeras semanas de regreso en los ejercicios de equipo desde que se rompiera el ligamento anterior cruzado en octubre pasado, Dalvin Cook empieza a aclimatarse a Cousins y a tener a otros 21 jugadores a su alrededor sobre el campo. El tiempo que ha pasado hasta ahora creando confianza y entendimiento con Cousins le ayuda a establecer una base con el jugador que es directamente responsable por hacerle llegar el ovoide.
Es una relación que le emociona a Cook fortalecer, y una que cree le rendirá.
"Si deseo hacer una pregunta, voy directamente a Kirk", confesó Cook. "Es el capitán de la embarcación, así que voy directo a él. Me responde todo con oídos abiertos y vamos construyendo desde allí. Es apenas el inicio. Las actividades organizadas del equipo fueron el inicio para esta ofensiva y debemos seguir construyendo porque el techo es alto".