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Hace 25 años, Mike Mamula cambió al Combinado de Talento para siempre

Mike Mamula se convirtió en una de las historias más memorables del Combinado, en 1995. Getty Images

EL HOMBRE que cambió al Combinado de Talento de la NFL para siempre celebró la que se considera la mejor actuación en la historia del evento con un viaje al centro comercial.

Esto ocurrió en 1995, cuando el centro comercial seguía siendo un pilar del clima cultural de la era, y Mike Mamula estaba en la cima de su estrellato en el fútbol americano. Créanlo o no, se trataba de una época previa a la que la cobertura de tiempo completo del Combinado y meses de proyecciones de draft, y Mamula tuvo una estrategia novedosa a todo el asunto. Se lo tomó en serio.

Mamula fue uno de los primeros jugadores en entrenar específicamente para el Combinado, y virtualmente dominó todas las pruebas. Sus números --un salto vertical de 38.5 pulgadas, 26 repeticiones en el bench press a 225 libras, una puntuación de 49 en la prueba del Wonderlic, que siguen siendo la segunda mejor marca de la historia-- eran inauditas para un liniero defensivo. Pero la actuación que realmente resaltó fue su desempeño en las 40 yardas, y Mamula estaba seguro de que la dominaría.

"Me dijo que correría un 4.5", dijo Brad Blank, agente de Mamula en su momento.

Blank había escuchado esto de su cuota de jugadores a lo largo del tiempo. Todos piensan que son rápidos, y todos terminan con un tiempo una décima de segundo más lento de lo que prometen. Pero Mamula había estado corriendo las 40 yardas, sabía lo que podía hacer, e hizo una apuesta con su representante. Si corría las 40 yardas en 4.5 segundos, Blank debía comprarle un televisor.

Llegó el día del Combinado, Mamula cronometró 4.58 segundos --mejor que la mayoría de esquineros en el draft de aquel año-- e inmediatamente buscó a Blank para que pagara.

"Así que fuimos al centro comercial de Chestnut Hill y le compré un televisor", dijo Blank.

Veinticinco años más tarde, la actuación de Mamula en el Combinado sigue siendo mítica en los círculos de la NFL, un parteaguas en la preparación para el draft y evaluación de jugadores que, dependiendo a quién le preguntan, resalta como evidencia a la perfección a través de la preparación o una advertencia en contra de los equipos para no enamorarse con los guerreros del gimnasio.

Lo que no ha durado todo este tiempo, sin embargo, fue el televisor, y si Mamula tiene algún remordimiento, es eso.

"Le debí haber apostado [a Blank] un televisor por año para los siguientes 20 años", admitió Mamula. "Para mantenerme al día con la tecnología".


MAMULA NO FUE el primer estelar del Combinado, aunque es probablemente el más celebrado, en parte porque su carrera de NFL no cumplió con las enormes expectativas de su actuación, y porque, en parte, virtualmente todos los jugadores que siguieron quisieron ser como Mike.

En Boston College, Mamula trabajó con el coach de fuerza y acondicionamiento, Jerry Palmieri, quien desarrolló una aproximación novedosa a los trabajos de temporada baja: copió el Combinado. Los jugadores corrían 40 yardas, hacían el bench press a 225 libras y perfeccionaron el ejercicio de cuatro conos, y Mamula brillaba. Amaba ese trabajo, y eso se notaba en los días de juego. Como junior de cuarto año en 1994, impuso una marca de la Big East con 13 capturas, y luego sumó otras cuatro en una victoria dominante de tazón sobre Kansas State.

"No puedo explicar la mejor cualidad [de Mamula] porque era duro, rápido, repentino, y tenía una gran ética de trabajo; y todas eran sus mejores cualidades", dijo Jim Reid, coordinador defensivo de BC en 1994. "El tipo era perfecto".

Dan Henning dirigió a BC en la campaña final de Mamula, y los viernes, ejecutaba ejercicios de ofensiva de dos minutos con el equipo, sin utilería. Era, sobre todo, una simulación, pero Mamula no podía operar así, ejecutando pedal al piso todas las repeticiones, volviendo loco a Henning.

"Yo tenía solamente una velocidad", dijo Mamula.

Eso se ajustaba a la perfección con el coach de línea defensiva de BC, Deek Pollard, quien empujaba incesantemente a Mamula sobre el campo.

"Recuerdo estar observando el video y pensar, qué gran arranque", dijo Reid. "Y Deke decía, '¡Ah es lento, es lento!'. Pero esos dos tipos, Deke le exigía fuerte y Mike lo aceptaba y trabajaba duro".

Así que cuando Blank conectó con Mamula en el invierno del 1995, fue una pareja perfecta.

Unos años antes, Blank --todavía un rostro nuevo entre agentes de la NFL-- conoció a Mike Boyle, quien era coach de fuerza y acondicionamiento en Boston University, trabajando con una serie de atletas en nuevos programas de entrenamiento.

"Era sobre todo pliometría, que todos hacen ahora", dijo Blank, "pero en su tiempo, era como descubrir Marte".

A Blank se le ocurrió el novedoso concepto de trabajar con Boyle para entrenar a sus clientes específicamente para el Combinado cada año, dando a sus clientes una pequeña ventaja en un espacio competitivo.

En aquellos días, el Combinado era prácticamente algo olvidado, dijo el analista de ESPN, Mel Kiper Jr. Los mejores atletas eran renuentes a hacer mucho en un ambiente donde poseían poco control, y los agentes usualmente sugerían guardar su mejor trabajo para los pro days y pruebas privadas.

Lo mismo era cierto incluso para los clientes de Blank: Se trataba, sobre todo, de jugadores proyectados para rondas bajas, intentando escalar en las tablas de evaluación. Mamula ya era conocido, pero estaba a punto del estrellato.

"Encendió el Combinado", dijo John Wooten, director de visores colegiales para los Philadelphia Eagles en aquella época. "Lo encendió".

Blank recuerda llamar a su oficina desde un teléfono público en el aeropuerto de Indianapolis justo después de que terminó el Combinado en 1995. Su máquina de contestar estaba casi llena, todos queriendo hablar de Mamula. El primer mensaje que respondió Blank fue al reportero Will McDonough, quien ya había tenido comunicación con ejecutivos de la NFL que salivaban tras el desempeño de Mamula.

"He hablado con media docena de personas", le dijo McDonough, "que dijeron que es la mejor actuación en la historia del Combinado".

Blank llamó a su cliente y le ofreció un elogio simple para su actuación: "Te acabas de ganar mucho dinero".

Unos meses más tarde, Peter King escribió un perfil de Mamula para Sports Illustrated ensalzando su preparación para el Combinado. Repentinamente, todos deseaban copiar el plan.

El secreto se sabía. Blank ya no contaba con la ventaja escondida que ofrecía a sus clientes. Para el siguiente año, IMG, la enorme agencia, empezó a ofrecer programas similares, y para 1997, más de una docena de empresas para preparación al Combinado habían surgido. Estos días, estima Blank, hay probablemente 100 opciones, y se ha convertido en una industria artesanal.


BLANK SE ENCONTRÓ al presidente de los Atlanta Falcons, Rich McKay, en el Super Bowl de este año, y estaba de humor para los recuerdos.

En 1995, McKay era el gerente general de primer año de los Tampa Bay Buccaneers, y resulta que, en el día del pro day de Mamula en Boston College, los directivos de los Bucs llevaron al estelar del Combinado a desayunar. Claramente, Tampa tenía la mira sobre Mamula. ¿No es así?

"Me puedes decir ahora", invitó Blank a McKay en su reciente encuentro. "¿Fue todo un truco?".

Bueno, eso es complicado, Seguro, a McKay le gustaba Mamula. Los números ofrecieron una historia obvia y el video lo respaldaba. Pero si está siendo honesto, de acuerdo a McKay, ya habían seguido adelante en aquel momento, y el desayuno con Mamula era, en verdad, más que nada una formalidad. Si Tampa iba a elegir a un liniero defensivo, se trataría de Hugh Douglas, y conforme progresó el impresionante pro day de Mamula, fue claro para McKay que Philadelphia era el verdadero protagonista por los servicios de Mamula. Entonces, ¿un truco? Sobre todo, una movida inteligente para un gerente general. Aun así, ese desayuno y lo ocurrido después ayudaron a definir el legado de NFL de Mamula.

El tipo al que realmente codiciaba Tampa era Derrick Brooks de Florida State, así que el plan desde siempre era canjear hacia abajo desde el turno N° 7 global del draft. Mientras tanto, los Eagles parecían dispuestos a ascender. Era una sociedad perfecta.

Como todos los que vieron la actuación de Mamula en el Combinado, los ejecutivos de Philadelphia quedaron impresionados. Dos años después de que Reggie White emigrara a los Green Bay Packers, los Eagles seguían buscando a su siguiente gran cazador de quarterbacks, y Mamula parecía la pieza perfecta a los ojos del head coach de primer año, Ray Rhodes.

"Siempre he creído que es responsabilidad del departamento de personal dar a los coaches lo que desean en términos de construir a un equipo de fútbol americano", dijo Wooten. "Nuestros coaches deseaban a Mamula. Lo amaban".

La actuación del pro day de Mamula solidificó la elección, y cuando llegó el draft, Philly estaba ansioso por realizar la movida.

Había otro nombre grande en consideración ese año, también. Warren Sapp era un estelar saliendo de Miami, posiblemente el jugador más talento disponible en el draft. Pero cargaba bagaje, y reportes en el día de draft de múltiples pruebas fallidas de control de drogas desanimaron a varias gerencias, incluyendo la de Philadelphia. Mamula era ahora el liniero defensivo colocado más alto en la tabla de Philly.

El acuerdo quedó tentativamente fijado unos días previo al draft, pero McKay finalizó la oferta en los momentos antes de la séptima selección. Los Eagles entregaron su selección de primera ronda (N° 12 global) además de dos de segunda vuelta a Tampa, a cambio de la oportunidad de elegir a Mamula.

"Warren estaba cayendo, y nosotros estamos en el N° 7 pensando, si lo tomamos allí, no vamos a obtener a Derrick Brooks", dijo McKay. "No vamos a contar con las municiones necesarias para saltar [de nuevo a la primera ronda]. Así que hicimos el canje, y pensamos que Warren se iría".

En lugar de eso, Sapp cayó hasta el escalón N° 12, donde Tampa lo tomó, la primera selección aprobada por la familia Glazer, que estaba por asumir como nueva propietaria del club. McKay luego convirtió las selecciones de segunda ronda obtenidas en la transacción en otra oportunidad de primera ronda, seleccionando a Brooks con el turno N° 28.

Al final, el comisionado Paul Tagliabue pronunció mal el nombre de Mamula, y Sapp y Brooks se combinaron para ir a 18 Pro Bowls, ambos aterrizando en el Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional.


EN LOS 25 años desde entonces, muchos aficionados, reporteros y sabelotodos han preguntado a Mamula sobre su Combinado, lo han etiquetado con la designación de "guerrero del gimnasio", y lamentado una carrera que nunca cumplió con las expectativas.

Honestamente, a Mamula está bien con eso.

"Soy recordado", dijo Mamula. "Todos hablan de ello 25 años después. Podría ser peor".

Estos días, Mamula dirige una empresa de investigación de empleados y vive en King of Prussia, a unos 30 minutos de Philadelphia. Su hijo, Milton, juega como ala defensiva para Montana, una experiencia que Mamula ha dicho le hace apreciar lo que sus padres debieron haber vivido durante su increíble camino hacia el estrellato de draft. Y sí, a finales de febrero, todos los años, alguien le llama deseando hablar del insólito desempeño de Combinado. Está bien con eso, también.

Pero si Mamula no está dispuesto a alegar contra las críticas de alguien en torno a su carrera de NFL o negar su reputación como historia de advertencia, hay muchas personas que vieron la historia de primera mano e intentan elogiar sus logros.

"No uso la palabra 'fiasco'", dijo Blank. "Es uno de los efectos secundarios porque no terminó siendo invitado a 10 Pro Bowls y no terminó en el Salón de la Fama. 'Oh, solamente fue un fenómeno del Combinado'. No creo que sea justo. Fue un jugador de fútbol americano bastante bueno. Mike sumó seis u ocho capturas, y hoy, eso te gana 10 millones de dólares anuales. Pero medido contra su publicidad, no funcionó".

Los equipos podrían haber quedado impresionados por el atleticismo de Mamula, pero nadie parecía estar muy seguro de qué hacer con él. Reid recuerda a visores preguntando si Mamula podría subir unas 25 libras, y Reid respondía, desesperado, "¿Para qué quieres que este chico suba de peso? No necesita correr a través de los oponentes, puede correr alrededor de ellos".

El tamaño de Mamula --pesaba unas 260 libras saliendo de BC-- significaba que no era grandioso en contra de la carrera, pero podía defenderse: En el juego de hoy, con las alas defensivas muy abiertas y una presión que prioriza llegar al quarterback antes que controlar al corredor, se acomodaría mejor. Hoy, sería un genio en terceras oportunidades.

"Todos estaban pensando dentro de la caja, con él", explica Blank.

Wooten compara a Mamula con un ligeramente más pequeño Nick Bosa, un tipo que comanda dobles equipos en cada jugada de pase. Si solamente Mamula se hubiera mantenido sano, lo que pudo haber sido.

Esa es otra cosa de la que Mamula no se arrepiente. Sus números están bien: 31.5 capturas en su carrera de seis años, incluyendo dos campañas de ocho o más. Pero su carrera fue corta. Se retiró tras la temporada del 2000, tres años antes de que Sapp y Brooks ganaran un Super Bowl en Tampa. Había sufrido conmociones. Había aguantado 20 años de colisiones con linieros más grandes. Sigue dolido.

"Estoy contento con lo que sea", dijo. "Todos tienen su opinión. No me importa, de cualquier manera. Sé lo que hice y lo sigo sintiendo hasta este día, así que no tengo problema con lo que piensen".

La leyenda ha perdurado más que la carrera y el desempeño de Combinado de Mamula probablemente sigue siendo la prueba A para futuros gerentes generales examinando actuaciones en el evento por los siguientes 25 años, incluso si hay más ficción que hechos comprobables.

La realidad es, según Kiper, que los gerentes generales no le temen a esa clase de números ahora. En todo caso, los ejecutivos están todavía más atados a los números de Combinado que en la época de Mamula, espantados por un tiempo lento en las 40 yardas o --como puede atestiguar Joe Burrow-- las mediciones de la palma de la mano, y ocasionalmente apantallados por un número ridículo de repeticiones en el bench press o un tiempo en las 40 yardas en los 4.2 segundos.

Así que Mamula hará otra ronda de entrevistas el año entrante, y el año después de ese, y el año después de ese. Muestra gracia, incluso si su nombre es mencionado junto al de Tony Mandarich y Vernon Gholston y Darrius Heyward-Bey, pese a que su producción como colegial y en la NFL los deja muy atrás. Y nuevamente, los ejecutivos de la NFL prometerán no volver a cometer un error como esos otra vez.

"¿Aprendió de ello la gente?", se pregunta Kiper. "No lo hicieron. Te puedo dar bastantes ejemplos. Siempre se dice que eso acabó con los 'guerreros del gimnasio', pero 1995, 2009, hoy, es lo mismo".