Por primera vez en su carrera, el quarterback dio a entender públicamente que podría buscar otro equipo si Seattle no cumple con sus demandas
SEATTLE -- Tres capturas y ocho golpes al quarterback no contaron la historia real de cuánta presión tuvo Russell Wilson durante una derrota por 17-9 ante los Green Bay Packers en la apertura de temporada regular del 2017.
Wilson fue presionado en el 44 por ciento de sus retrocesos para lanzar. La tasa de victorias en bloqueos de pase de los Seattle Seahawks de 24 por ciento todavía se mantiene como su tercer peor juego desde que ESPN comenzó a darle seguimiento a la estadística, el año pasado.
Después, Wilson inclinó su sombrero a la defensiva de Green Bay, elogió a algunos de sus compañeros ofensivos, y miró hacia adelante al siguiente partido con su positivismo típico.
"Debemos descifrar lo que necesitamos hacer para ser un poco mejores; es realmente así de simple", explicó. "No fue como si hubiéramos estado muy lejos, ni nada de eso".
Wilson respondió preguntas ese día del mismo modo en que ha hecho a lo largo de su carrera de nueve temporadas en la NFL, sin pronunciar una palabra crítica. Por eso, fue tan sorpresivo cuando se hizo público la semana pasada su frustración por todos los golpes recibidos, y expresó su deseo de tener una mayor voz en las decisiones del club.
"Pienso que es lo más importante que debemos arreglar", señaló respecto a la protección de pase de Seattle. "Eso debe arreglarse, y debe hacerse al final del día, porque mi meta es jugar por 10 o 15 años más".
No parece una coincidencia que los comentarios de Wilson llegaron dos días después del Super Bowl LV. Quiere hacer lo que está haciendo Tom Brady --jugar bien y ganar en sus 40s-- pero se percata de que eso podría no ser una meta realista si se mantiene el status quo.
Cumplirá 33 años de edad en la temporada próxima, y juega en una división con cazadores de quarterback estelares como Chandler Jones, Nick Bosa y el Jugador Defensivo del Año reinante, Aaron Donald, cuyo dominio sobre los Seahawks continuó con dos capturas más en la Ronda Divisional para enviar a Seattle a otra salida prematura de playoffs.
Esos pensamientos podrían haberse cristalizado mientras Wilson observaba a Brady ser golpeado solamente dos veces y ganar su séptimo anillo de Super Bowl con la ayuda de varios jugadores de muy alto perfil, algunos de los cuales él mismo ayudó a llevar a Tampa Bay.
"La diferencia en ese juego fue Tom intentando pases largos y haciendo llegar el ovoide a sus chicos", dijo Wilson a Dan Patrick, "pero no fue tocado, en realidad".
Claramente, Wilson cree que tomar el paso tan drástico --para él-- de hacer públicas sus quejas pondrá presión sobre los Seahawks para mejorar a su línea ofensiva hasta donde sea posible al tiempo que ingresan a una temporada baja con poco espacio bajo el tope salarial y con poco capital de draft. Sus comentarios incluyeron lo que se percibió como un ultimátum disfrazado, cuando mencionó, por primera vez, la posibilidad de culminar su carrera en otro sitio.
"No estoy seguro por cuánto tiempo jugaré en Seattle", dijo a Patrick. "Pienso, espero, pueda ser para siempre. Pero las cosas cambian, obviamente, en el camino".
Sumando a la intriga de los comentarios de Wilson, está el hecho de que ya se concretó un canje de gran cartel en el receso de temporada (Jared Goff por Matthew Stafford), y Carson Wentz y Deshaun Watson podrían ser traspasados, también.
Aquí hay una mirada más profunda a la situación, y lo que podría resultar de ella:
¿Cuán problemática ha sido la protección de pase para Wilson, en realidad?
Ha sido capturado 394 ocasiones en sus 114 partidos de temporada regular. De acuerdo a ESPN Stats & Information, se trata de la mayor cantidad en las primeras nueve campañas de un jugador desde la fusión de la AFL-NFL en 1970. Randall Cunningham es segundo, con 366.
Wilson, quien nunca se ha perdido un partido, ha terminado en el Top-5 de capturas recibidas en seis campañas consecutivas. De acuerdo al Elias Sports Bureau, esa racha es la segunda más larga desde la fusión.
Sus 47 capturas del 2020 fueron la tercera mayor cantidad en la NFL. Eso no incluye las cinco que sufrió en la derrota de Seattle en playoffs ante los Rams, quienes lo presionaron en el 50 por ciento de sus retrocesos. Incluyendo los playoffs, Wilson ha sido capturado poco más de cuatro veces por partido ante los Rams, comparado a 2.6 capturas en contra del resto de los equipos.
¿No conduce el estilo de juego de Wilson a algunas capturas?
Sí. Su extensión de las jugadas por piernas son una espada de doble filo, a menudo llevando a jugadas grandes, pero a veces resultando en capturas que podría haber evitado tirando el balón antes, o deshaciéndose de él.
Los Seahawks permitieron la quinta mayor cantidad de capturas la temporada pasada (48) al tiempo que terminaron novenos en la tasa de victorias en bloqueos de pase de ESPN (61.9 por ciento), que mide cuán frecuentemente los linieros ofensivos pueden sostener sus bloqueos por 2.5 segundos o más. Seattle es octavo en ese rubro desde el 2017 (59.2 por ciento), indicativo de cómo algunas de las capturas a Wilson son resultado de su propensión a extender jugadas.
Wilson prácticamente lo admitió la semana pasada. El head coach de los Seahawks, Pete Carroll, citó eso como parte del problema tras la derrota de Ronda de Comodines, señalando: "Simplemente desearía que sacáramos el balón más rápidamente. Desearía que Russ hubiera sacado el ovoide más rápidamente cuando tuvo sus oportunidades, y cuando eso no estaba sucediendo, hubiera deseado que le hubiéramos dado más oportunidades de deshacerse más rápido del balón".
¿Cuál ha sido la estrategia de los Seahawks con su línea ofensiva?
Han invertido muchas selecciones de draft en el grupo posicional, pero no mucho dinero.
Desde que Carroll y el gerente general John Schneider arribaron en el 2010, Seattle ha seleccionado a 17 linieros ofensivos en el draft, empatando la sexta mayor cantidad en la NFL en ese periodo. Eso no incluye a los tres linieros ofensivos convertidos desde la defensiva, uno de los cuales fue J.R. Sweezy. Ocho de esos 17 fueron elegidos en las primeras tres rondas, empatando la segunda mayor cantidad.
El problema es que no han funcionado los suficientes reclutas (Germain Ifedi, Rees Odhiambo), y la mayoría de los que sí (Russell Okung, James Carpenter) no fueron retenidos. Justin Britt sigue siendo el único de esos 20 reclutas de draft en firmar una extensión con Seattle. En ese lapso, han gastado la octava menor cantidad de dinero contra el tope (237.4 millones de dólares) en linieros ofensivos, de acuerdo al Roster Management System de ESPN. Desde el 2016, cuando surtió efecto el primero de los dos megacontratos de Wilson, los Seahawks ranquean últimos en porcentaje de gasto de linieros ofensivos, con un 13.8 por ciento (el promedio de la liga es de 18.53 por ciento).
Schneider a menudo cita la insuficiencia con que se producen linieros ofensivos de calidad a nivel colegial como parte del problema. La corta demanda de un talento de alto calibre usualmente se agota antes de la parte final de la primera ronda, donde los Seahawks típicamente eligen, como uno de los regulares en playoffs.
Los linieros ofensivos que ha firmado Schneider en la agencia libre han sido en su mayoría a precios muy descontados. Uno de ellos, Brandon Shell, tuvo una gran temporada debut con Seattle. No obstante, Schneider admitiría aquí que han habido demasiados Bradley Sowells y J'Marcus Webbs, y no suficientes Shells.
"Ustedes saben que no somos gente de romper el banco en agencia libre", explicó Schneider la temporada pasada. "Buscamos activos y piezas que ajustan, y lo que sea importante para nuestro quarterback. Amamos a nuestro quarterback ... Deseamos contar con tantos hombres hechos por delante de él como posiblemente podamos".
Duane Brown, adquirido por la vía del canje, posee uno de solamente cinco Pro Bowls para linieros ofensivos de los Seahawks desde el 2010. Eso coloca a Seattle empatado en el lugar N° 18 de la NFL durante ese lapso, de acuerdo a ESPN Stats & Information.
Entonces, ¿qué posibilidades hay de mejorar la línea ofensiva en esta temporada baja?
Los Seahawks no tienen selecciones en la primera o tercera ronda como resultado del canje por Jamal Adams, y no tienen proyectado recibir selecciones compensatorias. Como muchos equipos, deberán cortar a un jugador de alto precio (¿Carlos Dunlap?) o dos, y posiblemente reestructurar alguno de los grandes contratos (¿Bobby Wagner?) para obtener algo de espacio para respirar por debajo de un tope salarial que caerá significativamente respecto a la temporada pasada. Una extensión para Adams, dependiendo en la estructura, podría comerse parte de ese total y se llevaría una buena porción del presupuesto, de cualquier modo.
No hay un montón de recursos disponibles a la mano. Así que para sumar, deberán realizar sustracciones significativas y/o ser más flexibles de lo que han sido para empujar cargos futuros contra el tope a años venideros con múltiples reestructuraciones o extensiones.
No es como si necesitaran una reconstrucción al frente. Brown tendrá 36 años de edad en agosto, de cara a su temporada final de contrato, así que necesitarán hallar a su sucesor en el tackle izquierdo. Pero, con Brown todavía jugando a un nivel alto, él y Shell brindan a Seattle una fuerte dupla de tackles, al tiempo que Damien Lewis, recluta de tercera ronda del año pasado, luce fijo como guardia derecho a largo plazo.
El guardia izquierdo y el centro son dos posiciones donde Setalle podría mejorar respecto a los titulares del año pasado, Ethan Pocic y Mike Iupati. Por mucho que Wilson desee mejorías vía jugadores previamente probados, como Joe Thuney o un All-Pro como Corey Linsley, ese tipo de fichajes estarían fuera de carácter para Seattle, y posiblemente fuera de presupuesto, también.
¿Cómo se acomoda el nuevo coordinador ofensivo Shane Waldron en todo esto?
Una de las preguntas clave con la contratación de Waldron tiene que ver con el rol de Wilson en la nueva ofensiva de los Seahawks. ¿Presentará en primer plano a Wilson como fue al inicio de la pasada temporada --después de que él suplicara a la organización que le dejaran "cocinar"-- o volverán los Seahawks a comprometerse a su juego terrestre como ocurrió en la segunda mitad de la campaña, por mandato de Carroll?
Esto es lo que se sabe: los Seahawks esperan que el nuevo esquema ayude con la presión que ha enfrentado Wilson, incrementando el énfasis en pases cortos e intermedios. Esa ha sido una estampa de la ofensiva de Los Angeles Rams bajo Sean McVay --el jefe de Waldron durante las cuatro campañas pasadas-- pero no tanto con Seattle. Fue un tema hacia el final de la temporada pasada, con las defensivas comenzando a limitar el juego aéreo profundo de los Seahawks.
A lo largo de las cuatro temporadas pasadas, los Rams permitieron la tercer menor cantidad de capturas de cualquier equipo (108) mientras que Seattle cedió la segunda mayor cantidad (190).
Fuentes han dicho a ESPN que Carroll involucró a Wilson en la contratación de Waldron. El nuevo coordinador ofensivo se convierte en figura clave, mientras debe balancear entre las órdenes de su jefe y los deseos de su quarterback frustrado.
¿Hay posibilidad de que Wilson sea traspasado?
Los Seahawks han recibido llamadas de equipos interesados en Wilson, a quien le restan tres años y 69 millones de dólares en su contrato. De acuerdo a Jeremy Fowler de ESPN, han dejado en claro a los interesados que no será negociado.
Las ramificaciones de tope salarial serían, por sí solas, suficiente incentivo para no moverlo. Seattle incurriría en un cargo de 39 millones de dólares en dinero muerto canjeando a Wilson este año, y todo eso impactaría al tope del 2021 si llegara a suceder antes del 1° de junio.
El único modo en que podría suceder es si Seattle quedara impresionado con una oferta que (A) incluya a un quarterback joven que hiciera creer a los Seahawks que puede hacerlos ganar de inmediato, o (B) dejarlos en posición para elegir a uno. El correspondiente contrato menor para un quarterback joven haría más fácil de tragarse el dinero muerto de Wilson. Por otro lado, Wilson posee una cláusula de no canje, por lo que él tendría que aprobar el movimiento.
Traspasar a Wilson sería algo más realista el año que viene, si se mantiene frustrado con su protección de pase, si no le gusta cómo le acomoda su nueva ofensiva, o si está insatisfecho por otro motivo. Los cargos por dinero muerto para un canje previo al 1° de junio serían de 26 millones para el año que viene, y de 13 millones para el 2023.
Los Seahawks tendrían que estar dispuestos a despedirse con el mejor quarterback en la historia de su franquicia, incurrir en las penalidades contra el tope salarial, e iniciar de nuevo con un reemplazo no probado. Su interés previo al draft en recientes pasadores de primera ronda como Josh Allen y Patrick Mahomes sugieren que han coqueteado con la idea --mucho antes de que Wilson ventilara púbicamente sus frustraciones-- de tratar de replicar su modelo de éxito de Super Bowl del 2013, tratando de construir alrededor de un quarterback joven y poco oneroso.
No ha llegado al punto de que Wilson solicite un canje. Pero, han visto todos --y escuchado-- la señal más palpable de que un día pudiera suceder.