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Enzo Pérez, el ídolo solidario que cumplió el sueño de millones

El mendocino deja un legado en River, el club de sus amores, tras seis años y medio, 240 partidos y 9 títulos Fotobaires.com

SANTIAGO DEL ESTERO -- Nadie lo tenía en la cabeza. Menos él, pieza clave del Valencia, número fijo en la Selección Argentina, surgido en Maipú, querido en Godoy Cruz, amado en Estudiantes y respetado en Benfica.

Quizás cuando se escabullía para decir presente en el Monumental, aun jugando para otros equipos, la idea rondaba su mente, una década antes de concretarla. Profesional a lo largo de su carrera, este volante de recorrido reconvertido en interno le dijo a su representante que quería cumplir su sueño.

Y así fue. A mediados de 2017, con el entrenador por el que deseaba ser dirigido, dejó la comodidad -en todo sentido- del fútbol europeo y volvió a su país, a cambio de dos millones y medio de euros, la décima parte de lo que el elenco che había desembolsado un par de años antes.

"Llegar a River es el paso más importante de mi carrera. Todos hicimos un esfuerzo para que esto se pudiera dar. Tanto River, como el Valencia, como yo mismo". La declaración es de la presentación de Enzo Nicolás Pérez, quien después de una década y media cumplió uno de sus grandes cometidos en el fútbol y en la vida, porque el fútbol también es la vida.

Y quien llegó junto a Ignacio Scocco, Javier Pinola y Germán Lux añadió: "Voy a pertenecer al club del que soy hincha. Tendré ansiedad y nerviosismo, pero siempre tratando de hacer las cosas bien".

Seis años y medio, 240 partidos y diez títulos, incluida la CONMEBOL Libertadores 2018, tras vencer en la final a Boca Juniors, no son poca cosa. Pero la idolatría de Enzo -si es nene, ponele…- va más allá de lo que los números pueden explicar.

Referente de una generación, el número 24 encarnó casi 250 veces el sentimiento de cada hincha de River repartido por el Estadio Monumental, Núñez, Argentina y el mundo. La sensación de tener uno de ellos, uno que podría ser cualquiera de los miles (y millones) de presentes, representándolos en el campo de juego, es lo que sensibilizó a los fanáticos que vibraron y vitorearon con un nombre de la casa durante más de un lustro.

Su compromiso y responsabilidad para recorrer 70 metros y besarse el escudo, como en cada gol que marcó con la banda roja, tirarse a barrer, hablarle al árbitro o ponerse el buzo verde de arquero, en uno de los partidos más emblemáticos en la historia del club, marcan su esencia. Representan lo que cada hincha de River vio y sintió en estos seis años y medio. Si merece un lugar o no en la bandera de los ídolos, es un debate inocuo. Que no aporta a la causa y solo puede distraer. Porque Enzo Pérez, el pibito mendocino que soñaba con jugar en River, y después con ganar la Libertadores, y no solo lo consiguió sino que lo hizo a lo grande, se ganó el derecho a decidir su futuro.

Él mismo, en los festejos por el Torneo de la Liga, su novena estrella en la institución -la décima la consiguió este viernes, frente a Rosario Central por el Trofeo de Campeones-, afirmó, algo nostálgico, algo feliz, y a lo mejor algo cansado, que no le quedaban sueños por cumplir. Pero quizás sin proponérselo, no solo cumplió sus sueños: también los de millones.

LOS HINCHAS, ENTRE LA NOSTALGIA Y LA INCERTIDUMBRE

La multiplicidad de respuestas de los hinchas de River que coparon Santiago del Estero al ser consultados por el momento más destacado de Enzo Pérez en el club no hace más que confirmar y enaltecer su importancia no para una, sino para varias generaciones de fabatuci

Con la inolvidable noche del 19 de mayo de 2021, cuando se puso el buzo verde y se calzó los guantes de arquero, como principal punto en común, los primeros en ingresar al Estadio Único Madre de Ciudades también recuerdan la consagración en Madrid, el golazo a Jorge Wilstermann en el Monumental y sus festejos en la Bombonera.

Pero la nostalgia por la partida del capitán se entrelaza con la incertidumbre por el futuro del equipo sin uno de sus grandes referentes afuera y adentro de la cancha.

Matías, cordobés de 40 años, y Laura, salteña de 34, conocidos desde la terminal, opinan mientras "birrean" juntos que el número 24 es "irremplazable", una tendencia entre todos los hinchas, quienes coinciden en que hay que buscar afuera del plantel.

"Por la sangre y el corazón que le pone para jugar. Por ahí tenemos buenos valores, pero no sé si con ese carácter... Va a ser irreemplazable, se lo va a extrañar como a Gallardo, que dejó la vara muy alta", afirman Silvestre y Gonzalo, catamarqueños que aprovechan la sede del partido para alentar al equipo de sus amores.

Abel, tucumano que recuerda una situación similar en la que, a nivel amateur, atajó desgarrado por no completar equipo, se sube al mismo barco: "Es irremplazable el capitán... En el plantel no hay ningún jugador con sus características y su garra".

La palabra irremplazable retumba tanto en la calurosa y soleada tarde santiagueña como los agradecimientos al unísono. No hay ningún hincha que no anteponga el 'gracias' al hablar del mendocino, que deja una marca indeleble en la historia contemporánea del club.

"Desde Santiago le agradezco por los logros y lo que nos generó. Me quedo con la Libertadores, que ha sido un sueño, y para mí que chica, haberlo seguido y haber crecido con él, ha sido una alegría y un regalo, como poder disfrutar de su despedida en el interior", señala una hincha local, interrumpida por pedidos para que Enzo se quede en el equipo.

Pero quizás la definición total, si es que eso existe, sea la que lo marca como "el hincha jugando", el que "cumplió el sueño de todos". "Lo que todos queríamos hacer, lo hizo. Y jugó como un hincha. Lo vamos a extrañar mucho", finaliza uno de los tantos fanáticos que ya copan el Único, con la obsesión de festejar una vez más y, claro, despedir a lo grande al capitán.