La estadía de Daniele De Rossi en Boca Juniors se extendió por cinco meses intensos, marcados por muchas emociones, una gran expectativa, un sueño cumplido y una deuda consigo mismo. Llegó por razones del "corazón" y se fue de la misma forma.
El campeón del mundo en Alemania 2006 con la Selección de Italia, con la que sumó 117 partidos y 21 goles, llegó al Xeneize en 2019 para cerrar su extensa carrera, en la que participó de tres Copas del Mundo, cuatro Eurocopa y dos Copa Confederaciones.
El 26 de julio de 2019, "Lele" firmó su contrato, por un año y sin cláusulas de salida, gracias a la gestión de Nicolás Burdisso, el entonces director deportivo del club y excompañero del mediocampista en Roma de Italia. "Nos hablamos bastante seguido con Nico. Una vez que se dio mi salida de Roma, me dijo que tenía intención de traerme acá. Al principio le dije rápido que sí, pero después quise pensarlo. Para un hombre de 36 años como yo, hacer un cambio tan rotundo podía asustarme un poco", confesó en su presentación.
No es habitual que un jugador europeo, campeón del mundo y con una larga trayectoria en una de las ligas más cotizadas del mundo, desembarque en Sudamérica. Tal vez por eso, su arribó generó fascinación. Además, se encargó de demostrar un genuino amor por Boca a la distancia.
¿Cómo nació esa pasión? El propio futbolista declaró: "Maradona tuvo importancia en el momento en el que empecé a comprender algo de fútbol, después de sus mejores años en Napoli. No podés no enamorarte de un jugador como Maradona. Ahí nació mi locura por Boca". Unos días después, se dio el esperado encuentro con el Diez en Buenos Aires.
"Viví 20 años en un ambiente de locos como Roma. Podía elegir un lugar en el que podría haberme relajado un poco más o bien podía elegir un lugar con gente que vive el fútbol de una forma aún más loca. Esta elección me va a enriquecer muchísimo y va a mejorar a mi familia", agregó el volante que pasó 18 años en La Loba, donde conquistó 3 títulos.
Su debut se dio el 13 de agosto de 2019 y abrió el marcador a los 28 minutos del partido en el que el Xeneize empató 1-1 ante Almagro y cayó por 3-1 en la definición por penales, por los 32avos. de final de la Copa Argentina.
Finalmente, la realidad deportiva no colmó lasv enormes expectativas: jugó tan solo 7 partidos, de los cuales fue titular en 3, y marcó 2 goles. "Los hinchas de Boca me dejaron mucho más de lo que yo les dí", reconoció tiempo después.
El partido más importante que disputó el italiano fue el Superclásico ante River en el Monumental por la fecha 5 de la Superliga. En aquel 0-0, jugó 70 minutos en el Monumental. Formó parte del plantel que ganó ese campeonato, pero no se sintió parte. "Yo no hice casi nada. Me doy cuenta solo. Un jugador como yo, que siempre fue protagonista, un líder, una pieza importante, que jugaba mil partidos, no se va a hinchar el pecho por un título que se ganaron con los dientes y con las uñas mis compañeros. No sería justo, sería irrespetuoso con ellos", le confesó al diario La Nación.
A pesar de la ilusión que generó la llegada de un campeón del mundo en los hinchas xeneizes, el aguerrido mediocampista nunca estuvo pleno físicamente y sufrió una lesión en su gemelo izquierdo que complicó aún más su presencia en el equipo de Gustavo Alfaro.
A sus 36 años, el italiano decidió irse por temas personales. Así lo reveló en su conferencia de despedida, el 6 de enero de 2020: "Me voy porque mi hija me extraña y yo quiero estar con ella, es la única razón".
Antes de tomarse el avión para volver al Viejo Continente, se dio el gusto de salir a la cancha en La Bombonera, algo "inexplicable" según sus palabras. Un recuerdo que no olvidará. Se llevó "muchos recuerdos y amigos" y dejó "un pedazo de corazón" en Argentina, donde desea volver como entrenador para saldar una deuda pendiente.
El italiano confesó que sigue viendo los partidos del Xeneize, que extraña el club y el país.