Cuando Manchester City incorporó –a un irrisorio y millonario precio, teniendo en cuenta los también irrisorios y millonarios montos, aunque para el otro extremo, que maneja el fútbol contemporáneo– a Erling Haaland, se planteó un interrogante sobre la compatibilidad del juego del equipo dirigido por Pep Guardiola con las características del delantero noruego.
El nacido en Leeds como Erling Braut Håland arribó a un conjunto plagado de estrellas, con un estilo de juego muy definido y dueño de un extenso palmarés durante los últimos años, pero en su primer partido, ante West Ham en Londres, el escandinavo disipó todo tipo de dudas. Ese primer doblete, con el polaco Łukasz Fabiański como víctima, fue su carta de presentación, similar a la que había sacado en su estreno con Borussia Dortmund, con el que ingresó en el segundo tiempo y coronó un triunfazo con un hat-trick.
Haber marcado dos tripletes en su primer mes como citizen le dio espalda, pues siempre se espera mucho de un jugador por el que se invirtió dinero y, algo no menor, esperanzas: Manchester City fue a buscar a Haaland para consolidar el sueño europeo que se le venía (viene) resistiendo. La final perdida contra el Chelsea de Tuchel en 2021 fue un golpe duro para los pupilos de Guardiola, que recientemente consiguieron su tercera Premier League al hilo –también es la quinta en las últimas seis temporadas–.
Y sin necesidad de adaptación, palabra que el noruego parece no tener en su diccionario, se erigió en la gran figura de un equipo que aspira a la triple corona (se quedó con el título liguero y el de FA Cup y tiene por delante la final de la UEFA Champions League frente a Inter).
En vísperas de recibir el premio al mejor jugador del curso en la Premier League, Haaland reconoció que “esperaba ser bueno por llegar a un equipo que había marcado muchos goles y ganado títulos”, pero “no esperaba ser tan bueno” como en esta “temporada fantástica”. A esta altura, sus números dejan de ser impactantes para convertirse en surrealistas: en 51 partidos vestido de celeste, el Androide anotó 52 goles, registros similares a los de sus etapas en Red Bull Salzburgo y Borussia Dortmund.
En la Premier League, considerada la mejor liga del mundo, el noruego se convirtió en el máximo goleador de una temporada (36), superando los 34 tantos que anotaron Andrew Cole (con Newcastle en la 1993/94) y Alan Shearer (con Blackburn en la 1994/95).
Y a pesar de que durante un mini bache que el equipo ciudadano tuvo a comienzos de año, en el que se suscitó que el juego colectivo se veía damnificado por la presencia de un delantero tan de área, Haaland derribó dudas a fuerza de goles, como con la manita que le convirtió a Leipzig por los cuartos de final de la Champions League, algo que solo habían conseguido Lionel Messi y Luiz Adriano en la competencia.
Persiguiendo la Orejona, el surgido de las inferiores del Bryne, que luego pasó al Molde, también de Noruega, rompió todo récord de precocidad y velocidad (en cuanto a partidos disputados) que le apareció por delante. Desde anotar un hat-trick en el primer tiempo de su debut en el certamen hasta festejar goles en sus primeros cinco partidos, pasando por ser el más joven y el más rápido en convertir 10, 15, 20, 25, 30 y 35 tantos... Es más, con 22 años, ya se metió en el top 20 histórico de artilleros.
Pero la influencia del delantero lungo y rubio va más allá de su increíble capacidad para definir en el área y convertir cualquier cosa que le tiren en gol. Haaland, potente y explosivo, remata mucho y convierte casi todo lo que patea, sí, pero también presiona incansablemente, asiste (9 en la temporada), hace jugar a sus compañeros en su zona de influencia moviéndose entre líneas, pivoteando y bajando balones, importante para crear situaciones. A pesar de medir 1.95 metros, tiene una velocidad (y unas zancadas) que le permite participar en las transiciones en ataque de un equipo que destaca por su juego de toque, pero también aprovecha las cualidades de sus futbolistas para sumar facetas de peligro.
“Trabajo para llegar a ser el mejor jugador del mundo”, dijo Haaland cuando jugaba en Borussia Dortmund, club que eventualmente le quedó chico. Autocrítico, supersticioso (con las comidas, por ejemplo), introvertido y, a su manera, carismático, como declarando con monosílabos ante las preguntas de la prensa o considerando a las pelotas que ganó por meter hat-tricks (lleva veinte en su incipiente carrera) como sus novias.
Sobre su jugador franquicia, Guardiola destacó lo que le brinda al conjunto en distintas aristas del juego y lo solidario que es, aspecto que se nota, por ejemplo, en el penal que le cedió recientemente a Ilkay Gündogan, quien podía anotar un triplete, y en cómo festeja los goles de sus compañeros, tanto como los propios. La incertidumbre en cuanto a la capacidad de adaptación de un atacante acostumbrado a un fútbol directo a un juego asociado quedó atrás: el noruego no solo se vuelve cada semana mejor jugador, sino que potenció a uno de los equipos más dominantes de esta época, sumándole herramientas y haciéndolo más directo y total y menos previsible.
"Tenemos la sensación de que cada partido Erling va a marcar un gol pero no se trata sólo de eso... nos da muchas, muchas cosas. Participa en el pressing, en nuestro ritmo defensivo, en nuestros balones largos. Nos da un plus que quizás antes no teníamos", sintetizó Pep, que al mismo tiempo reconoce que la transición no fue sencilla, ya que al comienzo el escandinavo no terminaba de entenderse con los De Bruyne, los Rodri y los Grealish, entre otros.
Lo cierto es que Haaland, crack súper completo, se marcará su techo con el tiempo. Y para eso, muestra de su enorme profesionalidad a pesar de su corta edad, desde muy joven se centra en cuidar su físico –la posibilidad de obtener descanso en calendarios tan exigentes fue un factor importante para que se terminara decatando por el Manchester City y no, por ejemplo, por el Real Madrid– y dormir bien.
Lidiar con presiones desde pequeño no parece ser un problema para el dueño de la plusmarca mundial de salto de longitud para chicos de cinco años (saltó 1.63 metros el 22 de enero de 2006) y de una performance histórica en el Mundial Sub-20 de 2019, en el que anotó 9 goles en el 12-0 a Honduras. Al contrario: en el marco de una carrera que bate cuanto obstáculo le aparece enfrente, los contextos parecen no pesarle.
Y este sábado 10 de junio, en el Estadio Olímpico Atatürk de Estambul, Turquía y ante Inter de Italia, equipo que ganó en tres ocasiones este trofeo, Erling Haaland tratará de obtener, en su 'primer intento', el gran anhelo del Manchester City para redondear, definitivamente, una temporada fantástica. O perfecta.