Mística copera. No hay otra forma de explicarlo. Una vez más, Real Madrid dio vuelta un partido decisivo de la UEFA Champions League en los minutos finales y avanzó. Esta vez le tocó sufrir ese don a Bayern Munich, que a los 87 minutos le ganaba 1-0 al Merengue en el Santiago Bernabeu y se metía en la gran definición de la Orejona. Pero apareció Joselu y, con goles a los 88 y a los 91, revirtió todo y la Casa Blanca se llevó una clasificación que parecía imposible.
A Real Madrid, en la Champions no se lo puede dar nunca por muerto. Si a alguien le quedaban dudas de eso, después de este choque de vuelta de semis se le terminaron de disipar.
No por repetido deja de sorprender. Los ejemplos sobran en las últimas ediciones de la Orejona. El Merengue parece desahuciado y se levanta, como el Ave Fénix, en el último instante.
El héroe, como otras veces fueron Cristiano Ronaldo o Karim Benzema, fue Joselu. El inesperado Joselu.
Cuando los ataques de su equipo ya se parecían más a intentos desesperados que a jugadas elaboradas, el español fue a buscar un improbable rebote de Manuel Neuer tras un tiro con muy potente de Vinicius. Pero el rebote, contra todo pronóstico, ocurrió. Y él estaba ahí para empujarla, a los 88 minutos y revivir al Merengue.
Con eso solo le alcanzaba para pasar a la historia. Pero Joselu fue por más, aprovechando que no era precisamente el jugador que la defensa de Bayern estaba programada para anular.
Y tres minutos después, en un ataque desordenado, Nacho lo vio solo a Antonio Rudiger por la izquierda, en medio de un área superpoblada. El alemán sacó de primera un centro por bajo para Joselu, que estaba solo en el medio y solamente la tuvo que empujar. El árbitro, a instancias del juez de línea, cobró offside. Pero tras una larga revisión del VAR, el gol se reveló correcto.
Quedaban unos minutos del descuento que había señalado el referí. Pero la mística ya había dado su veredicto.