Suma 29 goles en los siete últimos partidos el Barça, que enlaza goleadas ante cualquiera que se le ponga enfrente y presenta candidatura en la Champions League.
BELGRADO -- Este Barça tiene algo especial. Algo fuera de lo común que no se recordaba. Es capaz de padecer y al instante convertir el sufrimiento en éxtasis. Y acaba por ser un escándalo. Desde que el 28 de septiembre perdiera en Pamplona ha ganado los siete partidos siguientes y lo ha hecho a ritmo de goleada. Con el 2-5 al Estrella Roja ya son 29 goles. A una media superior a los cuatro goles.
El Barça lleva siete triunfos al hilo, un hecho que no sucedía desde febrero de 2023 cuando llegó a ganar ocho partidos consecutivos bajo el mando de Xavi Hernández, pero ahora, líder destacado en LaLiga, el equipo de Flick comienza a vislumbrar con optimismo la clasificación en la nueva Champions, después de pasar de la preocupación al éxtasis en Belgrado.
No tiene freno este equipo que encadena goleadas sin que se vislumbre, de pronto, un rival capaz de frenarle. Mantiene inalterable el entrenador su apuesta arriesgada con el fuera de juego y aunque haya algún error (como ocurrió en el empate del Estrella Roja) no importa porque tiene la capacidad sobrada para convertirlo en una simple anécdota.
Allí donde Maradona marcó uno de sus goles más recordados con la camiseta del Barça y el mismo seis de noviembre que es fecha fetiche en la historia del club, el Flick Teen se dio un nuevo homenaje para que nadie pueda atreverse a reprocharle absolutamente nada. No escondió el entrenador en la previa su fastidio ante una periodista que incidió en una 'mala segunda parte' contra el Espanyol durante el derbi y no debe ser de extrañar esa reacción suya cuando su equipo cabalga con una rabia monumental.
Un seis de noviembre, de 1991, el Dream Team de Johan Cruyff evitó el desastre con un gol milagroso de Bakero en Kaiserslautern que le mantuvo con vida en la Champions... Y que desembocaría seis meses después con el primer trofeo de su historia en Wembley. Aquel era un equipo humano, fenomenal pero capaz de encajar derrotas impensables antes de convertirse en una máquina de jugar, marcar y ganar...
Este nuevo Barça, igual pero diferente, con un entrenador que no entiende de entornos ni menos aún de dudas, tiene la alegría que disfrutó aquel de Guardiola en 2008, por la novedad, por la rebelión y por las ganas de ganar, con un plan bien claro y sin variar sus argumentos. Este Barça es un escándalo. Provoca algo que empezaba a olvidarse: invita a verle por sí mismo, sin importar si juega ante un rival de primer orden o contra un equipo inferior. Lo que cuenta es ver al Barça y pareciendo esto tan simple, no lo es. Es una noticia a tener en cuenta.