Cristiano Ronaldo vs. Lionel Messi ha sido una batalla memorable. Es Europa contra Sudamérica; argentino contra portugués; un atleta de 1,88 m de altura, despiadado como Terminator y con una técnica implacable, contra un genio instintivo de 1,70 y físico juvenil; potencia, precisión y orgullo contra pícaras erupciones de invención intuitiva.
Si has estado enfrascado tomando partido entre Cristiano y Messi, inflando a uno e intentando menospreciar y disminuir al otro en lugar de disfrutar de una de las mejores rivalidades deportivas de todos los tiempos, deberías avergonzarte. Y si lo hiciste, tal vez no hayas caído en la cuenta que el Padre Tiempo, sigilosamente y sin piedad, se ha colado en la lucha para convertirla en una batalla a tres bandos.
Afortunadamente para todos nosotros, esta rivalidad personal bajo ningún concepto ha sido lo que ha impulsado a Cristiano y a Messi. Sí, cada uno ha sentido la presencia del otro y detestado la sensación de que alguien más ocupara su trono si lo dejaban vacante por un instante -- ya sabes, esa sensación profundamente incómoda de que alguien ha dejado el asiento moldeado a su forma y un poco más caliente de lo que te gustaría. Pero que no te quepa ninguna duda: Cristiano y Messi han maximizado sus respectivas grandezas inherentes durante la última década y media con sus deseos de ganar las grandes copas: la Copa Mundial, las respectivas coronas continentales, las ligas nacionales y, quizá porque brilla cada temporada en lugar de cada cuatro años, la Champions League.
Este torneo, que se reanuda el viernes, se ha convertido en el emblema de la grandeza futbolística. ¿Es factible que, dadas sus edades (Messi 33 y Cristiano 35) ya hayamos visto la última cuota de su dominio en la Champions League? (Y ha sido un dominio casi total).
En las últimas 14 ediciones del torneo de clubes más prestigioso del mundo, desde que Liverpool superó a AC Milan por penales en Estambul en 2005, Messi y Cristiano ganaron la final, anotaron en la final, o ayudaron a sus equipos a llegar a la final nueve veces. Tienen nueve medallas de campeón entre los dos: Cristiano tiene cinco y Messi tiene cuatro, aunque por lesión solamente jugó tres. Entre estos dos monstruos del fútbol moderno --del deporte moderno, en realidad-- han convertido 242 veces en este torneo (128 para Cristiano, 114 para Messi).
Ellos creen en tomar cartas en el asunto. Debes combinar a los siguientes cuatro en la lista histórica para superar el total de goles de Messi y Cristiano: Raul (71), Karim Benzema (64), Robert Lewandowski (64) y Ruud van Nistelrooy (56).
Los récords, tal como las finales y las medallas, han caído en torno a estos dos como confeti. Los siguientes sólo son un puñado:
- Messi anotó en 15 temporadas de Champions League, una menos que el récord de Ryan Giggs. - Cristiano es el único jugador que ha convertido en tres finales de Champions League. - Cada uno de ellos ha marcado ocho hat tricks en la Champions League. - Increíblemente, Cristiano no anotó hasta su 30º partido en el torneo. Cristiano tardó 144 partidos en llegar a los 100 goles en el torneo; Messi, 123.
Reconozco que podrías utilizar estadísticas convincentes y actualizadas para intentar echar por tierra la idea de que no veremos a Cristiano o a Messi en las próximas cinco finales en Lisboa, Estambul, San Petersburgo, Múnich o Londres. Por ejemplo, Cristiano ha dicho muchas veces que no sólo tiene un físico duradero, sino también una mentalidad igualmente robusta.
"Cuando estaba empezando, imaginaba que para los 35 estaría retirado y pescando en Madeira", dijo recientemente. "Todo lo que he logrado en realidad no me entraba en la cabeza en aquel entonces.
"Podría renunciar dentro de una temporada, o jugar hasta los 40 o 41. Todo depende de cómo me sienta, de mi motivación. Porque físicamente, nunca va a ser un problema. Me cuido muy bien, y estoy bastante seguro de que podría jugar hasta pasados los 40. No duraré para siempre, pero me siento lo suficientemente fuerte como para seguir ganando trofeos importantes". Su temática central se ve resaltada por el hecho de que no sólo ha sido el jugador clave de Juventus en su defensa de la Serie A (otra vez) a una edad en la que el Ronaldo original, Zinédine Zidane y Kaká estaban retirados, sino que ha marcado 35 goles en todas las competencias esta temporada.
¿Y Messi? Bueno, no ha levantado ningún trofeo en lo que va de 2019-20, una situación que ha sufrido una sola vez en su carrera. Con lo anterior, por supuesto, quiero decir trofeos del club, ya que se ha quedado con su sexto Ballon d'Or en noviembre. El genio de Barcelona ha liderado a su equipo fallido con un total de 30 goles y 26 asistencias. Realmente sobresaliente.
"Cuando arrancamos la temporada, siempre decimos lo mismo: queremos ganar todo", comentó a mediados de la temporada. "Pero obviamente, quiero ganar la Champions League porque ya ha pasado mucho tiempo. Como club y en un nivel personal, tenemos que ganar la Champions League.
"Lo que hemos aprendido después de unas cuantas experiencias en la Champions League -- Roma, Anfield, Torino - es que una mala performance, aunque tengas una ventaja, te puede terminar eliminando. También es importante marcar goles de visitante si pretendes ganar la Champions League. Eso es muy importante. Cuando ganamos la Champions League, si recuerdo bien, marcamos goles en todos los partidos de visitantes".
Recuerdo que la primera vez en la Champions League fue decepcionante para Messi. fue en la campaña 2005-06. Lo entrevisté en el verano de 2006 y le pregunté acerca de su enojo después de que Frank Rijkaard no lo hiciera jugar en la final de París, un partido al que él ayudó a llegar, pero en el momento de disputarlo se consideró que no estaba preparado físicamente para jugarlo. Después del partido, convocado por los jugadores más veteranos para unirse en el abrazo festejando el trofeo, Messi salió a los atropellos mostrando mucha bronca. Sintió que su entrenador no lo había tratado bien, aunque más tarde se arrepintió de esa actitud, reconociendo que había sido inmaduro de su parte.
"Si Dios quiere", me dijo, "voy a llegar a otra final y la voy a ganar".
Y así lo hizo, marcando goles en dos de las mismas, completando dos tripletes con victorias en Roma y Berlín, y jugando en la que algunos consideran la más bella actuación de fútbol en una final europea: Wembley 2011.
Catorce años más tarde, el dolor ha regresado. Después del penúltimo partido de Barcelona en La Liga esta temporada, Messi, sabiendo que una derrota en casa ante un Osasuna con diez hombres iba a garantizarle la corona de campeones a Real Madrid, dijo: "Durante gran parte de esta campaña hemos sido inconsistentes, débiles, nos han superado equipos que han tenido más sed de victoria que nosotros o han sido más intensos. Nuestros rivales han podido ponernos en peligro con facilidad y han podido marcar goles.
"Ya he comentado que, si seguimos así, será muy difícil ganar la Champions League. De hecho, si queremos ese trofeo, vamos a tener que mejorar de manera radical. De no ser así, podemos perder en casa ante Napoli y quedar fuera. Fue bueno tener un descanso, la Champions League ahora es una competencia que arrancamos de cero y que se puede ganar en cuatro partidos. Pero simplemente tenemos que mejorar, y de manera significativa, y además ser despiadados con nuestra autocritica".
Fue un llamado a dar batalla, pero no fueron las palabras de un capitán que esté seguro de que su equipo pueda superar a Napoli, (posiblemente) Bayern Munich, (probablemente) Manchester City y (tal vez) Atlético Madrid.
Hay otro escenario, por supuesto.
Que podamos tener la suerte de - como en 2009, cuando Barcelona superó a Manchester United - ver una final en la que jueguen Messi y Cristiano, un mano a mano, me parece un tanto improbable. Nunca será algo imposible, pero las probabilidades son cada vez más lejanas. Tampoco es algo que podrá suceder esta campaña. El sorteo de la UEFA se ha encargado de eso. Sin embargo, si Barcelona elimina al Napoli de Gennaro Gattuso y Juventus se encarga de Lyon, estaríamos muy cerca de ver una semifinal de Champions League enfrentando a Cristiano y a Messi por primera vez en nueve años. Así es, se necesitarían dos grandes victorias en cuartos de final: Juve eliminando al Man City de Pep Guardiola o Real Madrid, y Messi liderando a Barcelona para superar a Bayern Munich.
¿Pero una repetición de 2011? Hombre, eso sí que fue explosivo: Barcelona 3-1 Real Madrid con el mejor gol de Messi, la frustración de Cristiano ante las tácticas de José Mourinho y más controversia de la que normalmente encontrarías en una temporada completa.
Cristiano vs. Messi, Juventus vs. Barcelona, 19 de agosto, Estadio José Alvalade, Lisboa. ¿Firmarías por eso ahora mismo? ¿Crees que, a pesar de las grandes probabilidades de que no suceda, es algo posible? Si no sucede, ¿crees que alguna vez veremos a estos dos genios del fútbol, que han dado pelea por la Champions League como Paul Newman y Robert Redford han pelado por Katharine Ross en "Butch Cassidy y Sundance Kid", enfrentándose uno a uno en las etapas finales de esta hermosa competencia nuevamente?
Sólo nos queda rezar para que eso suceda.