Universidad de Chile volvió a ser un equipo protagonista con todas sus letras en el balompié chileno, luego de cuatro años luchando por no descender. Y uno de los grandes responsables de este renacer futbolístico es el DT Gustavo Álvarez.
El nacido en Lomas de Zamora, quien llegó al CDA proveniente de Huachipato, campeón del torneo 2023, indicó en su arribo que apuntaría a comandar un equipo con el cual sus hinchas se sintieran identificados, que fuera protagonista y que lucharía partido a partido por sus objetivos, un discurso que lo llevó a la cancha y que se hizo realidad.
El primer gran momento de la Era Álvarez en la U de Chile se vivió el 10 de marzo, cuando el Chuncho fue hasta la cancha de Colo Colo y terminó con una racha de más de dos décadas sin festejos ante el archirrival en el Monumental; sería una victoria especial, histórica y que confirmó que éste podía ser el año de la redención.
Finalizada la primera rueda del torneo, la U de Chile de Gustavo Álvarez había desplegado buen fútbol y adquirido una forma de jugar muy clara, ofensiva, pero con elaboración desde el fondo, y si bien el esquema varió un par de veces (con línea de tres o con cuatro en el fondo), su propuesta estuvo acompañada de buenos resultados, que lo situaron como líder, con 9 triunfos, 5 empates y una derrota, a manos de la UC.
Tras el receso por Copa América, el equipo sufriría un bajón futbolístico en los primeros duelos de la segunda rueda, lo que, para muchos, fue la principal razón que lo privó del título del Campeonato Nacional, pero eso no apagó la ilusión ni la alegría de sus fanáticos, que vieron como el club recuperaba la memoria.
Con el estratega argentino, U de Chile tendría su mejor campaña en un torneo en más una década, lo que le permitió asegurar un lugar entre los clasificados a la fase de grupos de la CONMEBOL Libertadores 2025 faltando varias fechas. Además, la U de Álvarez alzaría la Copa Chile, terminando con una sequía de 7 años sin títulos y 9 sin alzar este trofeo.
Los números del Romántico Viajero al mando del trasandino también reflejan el enorme año que firmaron, ya que en 40 partidos oficiales disputados, entre Campeonato y Copa, ganó 25, empató 10 y sólo perdió 5.
De esta manera, Gustavo Álvarez confirmó que se transformó en el refuerzo clave de un gigante dormido, que luego de años turbulentos, alejado de la lucha por la corona, no solo recuperó el protagonismo, sino la mística que tanto enamora a sus hinchas, en el triunfo y la derrota.