No hay manera de exculpar a Jaime Lozano por el desastre de México ante Uruguay: se equivocó desde la alineación, pasando por los tardíos ajustes y los cambios cuando ya no tendrían efecto.
El rostro desfigurado de Jaime Lozano mientras buscaba respuestas en una plática con su auxiliar cuando Uruguay goleaba 4-0 a México, es la fotografía perfecta de un entrenador absolutamente rebasado. Incapaz de reaccionar.
Si bien es cierto que en otras ocasiones se suele culpar al entrenador de los fracasos del Tricolor y se le resta responsabilidad a los futbolistas, hoy resulta imposible exculpar al ‘Jimmy’ por lo sucedido en Denver ante el conjunto charrúa.
LA EVALUACIÓN
El primer error de Lozano fue la alineación que presentó frente a la celeste. ¿Acaso no era consciente del rival al que iba a enfrentar?, ¿no tenía claro en dónde estaba parado?
Resulta inexplicable que si México tiene en puerta la oportunidad de medirse frente a una potencia futbolística a unos días de la Copa América, su entrenador la tire por la borda al apostar por un cuadro “alternativo” para guardar a los estelares de cara al duelo ante Brasil.
Es absurdo, ilógico e incomprensible. Si de algo adolecen los seleccionadores nacionales es de tiempo de trabajo con los jugadores, entonces cuando los tienen están obligados a sacarles el mayor provecho y esto sólo se consigue jugando, más si el oponente es de alta exigencia.
EXHIBIDOS
Futbolistas como el arquero José ‘Tala’ Rangel, Brian García, Jesús ‘Chiquete’ Orozco, Fernando Beltrán, Guillermo Martínez o César ‘Chino’ Huerta, quedaron exhibidos, pues aunque no se trata de novatos, su rodaje y experiencia en Selección Nacional son escasos.
El Tri nunca había jugado con la pareja de centrales que presentó –Víctor Guzmán y Orozco–, tampoco con los laterales, mediocampistas o el ataque. Se trató de una improvisación total que ni siquiera se justifica bajo el discurso de la “renovación” del equipo.
PASMADO
Uruguay ni siquiera se empleó a fondo. En menos de 45 minutos resolvió el partido (3-0) y quitó el pie del acelerador.
Lo inverosímil con el técnico nacional sucedió al medio tiempo, pues con la goleada y baile a cuestas, ¡salió a disputar el complemento con los mismos hombres!
Tenía a 20 futbolistas en la banca –la lista es de 31– para echar mano de algunos e intentar al menos competir y frenar la humillación que estaba sufriendo. Sin embargo, su única “adecuación” fue cambiar de costado a un extraviado ‘Chino’ Huerta, en un movimiento que evidentemente no influyó en lo absoluto.
Fue hasta que cayó el cuarto tanto charrúa que el ‘Jimmy’ decidió ajustar con algunos cambios. Luis Romo, Carlos Rodríguez, Uriel Antuna, Julián Quiñones y Alexis Vega entraron al campo… demasiado tarde.
El partido estaba perdido en todos los sentidos y Uruguay ya simplemente esperaba el silbatazo final en un ensayo que le sirvió de poco debido a la fragilidad de su rival.
SANTIAGO GIMÉNEZ
La exclusión de Henry Martín de la presente convocatoria levantó controversia, pero se justificó a partir de que el peso de la delantera recaería en Santiago Giménez, quien ha tenido un par de temporadas destacadas en el Feyenoord.
Bueno, pues Lozano lo metió al campo al minuto 84’ frente a los celestes. El ‘Chaquito’ jugó cinco minutos si se considera que el partido se terminó al 89’ por la invasión de campo de algunos aficionados.
No tiene lógica alguna la decisión del timonel. ¿Fue para guardarlo contra Brasil? Por favor, hay que ponerlo a jugar para que de una vez por todas demuestre si tiene o no los tamaños de ser el hombre gol del Tri en los próximos años.
REPROBADO
En resumen, la toma de decisiones de Jaime Lozano en el amistoso frente a Uruguay fue de mal en peor. Si ya había dudas razonables sobre su capacidad para ocupar la silla que tiene, éstas aumentaron.
Reprobado, no hay más. Sigue Brasil y luego la Copa América que puede representar la hecatombe para el supuesto proyecto de la Selección Mexicana rumbo al Mundial de 2026.