La mayor tristeza para la Selección Mexicana, más allá de la eliminación en fase de Grupos de la Copa América, es que ya perdió todo el respeto que llegó a tener en el plano internacional.
México fue el hazmerreír de la Copa América. Si desde hace varios años los rivales de la Concacaf ya le perdieron el respeto y el mote de ‘gigante’ quedó enterrado tres metros bajo tierra, a nivel continental reafirmó que su crisis parece no tener fin.
La Selección Nacional marcó un miserable gol en tres partidos con todo y que no enfrentó a potencias, porque Venezuela y Ecuador no son ninguna referencia a nivel internacional. Son buenos equipos que pertenecen a un segundo escalafón en Conmebol, nada más.
Le ganó a Jamaica, que era lo esperado, pero lo hizo con muchos apuros y con una alta dosis de fortuna. Así, el balance quedó con una victoria, una derrota y un empate, para regresar a casa a las primeras de cambio con un nuevo fracaso a cuestas. Tal como hace 19 meses en el Mundial de 2022.
Lo más lastimoso del Tricolor, además de la eliminación, es que si en algún momento ganó respeto internacional por representativos que fueron bastante dignos —con Mejía Barón en su momento o Ricardo La Volpe años más tarde—, hoy eso no existe más. México es visto como un rival “accesible” e incluso “fácil” por otras selecciones.
Hasta los aficionados de distintos países lo reflejan cuando les ponen un micrófono enfrente: nadie de Venezuela y mucho menos de Ecuador mostró preocupación alguna por enfrentarse al Tri. Están al tanto del precario nivel que tiene el conjunto azteca, porque lo ha dejado de manifiesto en innumerables ocasiones al menos en los últimos cuatro años.
Repasar la lista de responsables del nuevo papelón nacional resulta hasta ocioso, pero vale la pena señalar que de nueva cuenta la lectura del fracaso es errónea.
Duilio Davino, director deportivo de la Selección, de inmediato salió a garantizar la continuidad de Jaime Lozano y “el proyecto” hasta el Mundial de 2026, y por si fuera poco resaltó que “se cumplieron otros objetivos” en la Copa América, más allá de que no se superó la fase de grupos. ¡Ver para creer!
Y por supuesto que no podía faltar el mensaje optimista, de aliento y alejado de toda realidad desde la cuenta de X del Tricolor, en el que se atrevieron a mencionar que el torneo sirvió para “empoderar a nuevos jugadores”. ¡Vergüenza total!
Otra vez, como sucedió tras el partido contra Arabia Saudita en Qatar 2022 cuando el entonces presidente de la FMF, Yon de Luisa, declaró que “por un gol” no se avanzó a Octavos de Final, un directivo da la cara para proclamar unión y minimizar los daños, porque según su análisis, “se cumplieron otros objetivos”.
A qué proyecto se refiere Davino si Jaime Lozano no es más que una marioneta a la que le dictan los altos mandos del futbol nacional qué debe y qué no debe hacer en la Selección.
¿No es suficiente un enésimo ridículo para, ahora sí, sacudir las entrañas de una organización podrida?
Es lastimoso todo por donde se le vea. Comenzando por los directivos que encabeza ‘La Bomba’ Rodríguez, siguiendo por Lozano y sus 100 asistentes, consejeros y asesores, y no se diga el grueso de los futbolistas que no tienen vergüenza y menos la capacidad suficiente para competir a un mediano nivel internacional.
No había dudas, pero la Selección Mexicana dio un nuevo argumento para ratificar que el balompié nacional vive la peor crisis de su historia. Y así seguirá, porque al negar la ‘enfermedad’, es imposible que llegue la cura.