La Selección nunca se dejó confundir por el invicto que alcanzó las 23 fechas con Néstor Lorenzo. Esas cifras suelen ser sobredimensionadas y a veces encierran trampas. Endilgan favoritismos equivocados, aceleran la naturalidad de los procesos y encaminan a promesas imposibles.
Hace parte del ciclo del entrenador y se exhibe con moderación. Sin embargo, vale la pena resaltarlo porque se construye con dos resultados destacados ante Brasil en partidos oficiales. Los que definen a una generación de futbolistas. Los que aumentan el prestigio.
Colombia superó los complejos ante ese rival. Remontó en Barranquilla en la Eliminatoria con amor propio y el doblete de Luis Díaz en cuatro minutos. Fue la primera victoria en la ronda de clasificación al Mundial. Le dio credibilidad a este proyecto.
En la Copa América también afrontó con personalidad el mal inicio en California. Puso pierna fuerte, elevó la voz y poco a poco reencontró su idea. Fue al frente y empató. Rozó la victoria. La convicción también define a este ciclo.
"La historia es larga y estamos escribiendo una hojita. El equipo tiene coraje, eso lo valoramos...Esta es otra Brasil, juega distinto y también es otra Colombia. Hemos crecido un poquito más”, destacó el técnico.
Son 17 victorias. Seis empates. Partidos para recordar contra Alemania y España. La redención de James; las gratas apariciones de Jhon Arias, Richard Ríos; el compromiso de Luis Díaz. La ilusión, ahora más justificada por los puntos ante Brasil. El invicto tiene carácter.