Lo correcto sería cancelar el torneo, pero antes de cada partido se dedicará un minuto de silencio a los fallecidos por la pandemia
Cuando imaginamos la cuota de victimas que ha alcanzado la pandemia del COVID-19 en Brasil, la realidad nos sorprende, para peor. La noticia de que el país, que tiene 462.000 ciudadanos muertos por la enfermedad, aceptó la invitación de la Conmebol para celebrar la Copa América es una confirmación de que la necedad, la sed de poder y la fuerza del dinero hablan más que los principios humanitarios básicos.
Los colombianos se retiraron de la competencia por el grave momento social y político que atraviesa el país. Los argentinos abandonaron el barco el fin de semana, debido al resurgimiento de la epidemia y la falta de vacunas. Lo correcto sería cancelar el torneo, al fin y al cabo es inútil e innecesario en estos tiempos difíciles.
Sin embargo, los compromisos comerciales prevalecieron y la Conmebol salió en busca de socios. Consultó a la CBF, que preguntó al gobierno federal y… ¡bingo! La respuesta positiva llegó, en un abrir y cerrar de ojos. El correo electrónico se respondió más rápido que las consultas para la compra de vacunas para brasileños.
Las autoridades nacionales señalan, al respecto de la Copa América, que en Brasil todo va bien, que el COVID-19 está bajo control y que no habrá riesgos para los deportistas y demás involucrados en la realización del evento. En el momento de redactar este texto, incluso se considera a Manaos como una de las sedes.
Nada más perverso y macabro, si la elección se vuelve real. A principios de año, Brasil vivía un drama por la falta de camas en los hospitales y con personas muriendo por asfixia por falta de oxígeno. El futbol es lo que menos importa de momento.
Incluso desde el punto de vista deportivo, la Copa América en Brasil es absurda y fuera de lugar. Aquí, el calendario de clubes sigue siendo normal -otra aberración- y se pueden tener partidos entre los equipos y también de la Serie A y B.
Pero ese sería el menor de los problemas. El mayor es la estructura para recibir a los nueve equipos invitados, el personal involucrado en la organización y los riesgos a los que se verán sometidos.
Lo más doloroso es que no sorprende y hay coherencia con el comportamiento de las autoridades. La Conmebol, conmovida, agradeció al gobierno federal su pronta disponibilidad y, por supuesto, antes de cada partido, dedicará un minuto de silencio a los fallecidos por la pandemia.
La Copa América en Brasil es lo mismo que pisar las tumbas de 462.000 brasileños muertos. Y será la oportunidad, durante el evento, de 'celebrar' la marca de 500 mil víctimas. ¿Quizás coincidirá con la final, en Maracaná y con la presencia del público? Como dijo un seguidor mío en Twitter: “Es la Covid América 2021”.
Es posible.
