"La Copa Libertadores es mi obsesión", canta la hinchada de Boca cada vez que juega el equipo. Se sabe que el torneo continental es la prioridad del Xeneize en cada temporada.
En la edición 2007, el Boca dirigido por Miguel Ángel Russo, con Juan Román Riquelme como gran figura, le ganó por 2-0 a Gremio en Porto Alegre y levantó la sexta Copa Libertadores de la historia.
El resultado fue contundente: el gobal terminó siendo de 5-0, ya que en la ida Boca goleó 3 a 0 en La Bombonera al conjunto brasileño.
Román, el símbolo del Boca campeón
Se recuerda a ese torneo como la Copa que ganó Riquelme. La presencia del 10 fue clave, determinante para la conquista. Román había llegado al Xeneize por seis meses desde Villarreal, donde la relación con el entrenador chileno Manuel Pellegrini no tenía retorno.
Pero además de Riquelme el equipo que dirigía Miguel Angel Russo tenía a jugadores de gran nombre: Martín Palermo, Rodrigo Palacio, Éver Banega, Sebastián Battaglia, el Cata Díaz, el Negro Ibarra, Clemente Rodríguez...
El recorrido comenzó con algunos resultados adversos sobre todo de visitante: Boca empató 0 a 0 ante Bolívar, en la altura de La Paz, un marcador que en principio parecía alentador. Pero en sus otros partidos fuera de La Bombonera no pudo sumar: perdió 2 a 0 ante Toluca y 3 a 0 contra Cienciano.
Así llegó a la última fecha con 7 puntos, contra 9 de Toluca y Cienciano. Estaba obligado a ganarle a Bolivar de local (partido que se jugó en cancha de Vélez, ya que La Bombonera estaba suspendida), y a ganarle por varios goles de diferencia. Y luego esperar el resultado entre Toluca y Cienciano: los mexicanos ganaron y quedaron primeros, desplazando a los peruanos al tercer puesto.
Tras la sufrida clasificación a octavos llegó el Vélez de Ricardo La Volpe, quien venía de dirigir a Boca y de perder como DT xeneize un torneo increíble ante Estudiantes de La Plata.
El Xeneize ganó 3 a 0 de local y perdió 3 a 1 en Liniers (un joven Mauro Zárate marcó dos goles para el Fortín), pero terminó la serie con cierto margen de tranquilidad por el gol de visitante que marcó Riquelme y que estuvo muy cerca de ser olímpico.
En cuartos de final fue el turno de Libertad de Paraguay. Luego de empatar 1 a 1 en La Bombonera, ganó 2 a 0 de visitante con un gol, y una gran actuación, de Román (el otro tanto lo marcó Palacio).
Deportivo Cúcuta esperaba en semifinales. Otra serie dura: Boca perdió 3 a 1 en Colombia, pero lo dio vuelta en La Bombonera, en una noche donde la niebla apenas dejaba ver lo que pasaba en el campo de juego, al ganar 3 a 0.
Una definición sin equivalencias
En la final esperaba Gremio. Los brasileños habían ganado el Grupo 3 con 10 puntos, zona que compartieron con Cúcuta, Tolima y Cerro Porteño.
Luego sufrieron para ser finalistas: eliminaron a San Pablo por un gol de diferencia, vencieron por penales a Defensor Sporting y le ganaron a Santos en semifinales, por el gol de visitante.
En La Bombonera, Boca ganó 3 a 0 y quedó a un paso del título. Riquelme fue el gran protagonista de esa Copa y de las dos finales.
En la final de ida Román mandó el centro que terminó en el primer gol de Palacio, anotó el segundo con un gran remate de tiro libre, y sobre el final del partido a puro amague sacó un disparo que Saja rechazó hacia un costado, y luego terminó en el gol de Ledesma para el 3 a 0 final.
En Brasil, en el Estadio Olímpico de Porto Alegre, otra vez fue determinante. Marcó los dos goles: el primero tras un extraordinario remate desde afuera del área, y el segundo entrando como 9, para tocar el balón hacia la red.
En ese partido, el Xeneize formó con: Mauricio Caranta; Hugo Ibarra, Daniel Díaz, Morel Rodríguez y Clemente Rodríguez; Pablo Ledesma, Ever Banega, Nery Cardozo; Juan Román Riquelme; Rodrigo Palacio y Martín Palermo.
Gremio lo hizo con: Saja; Patricio, William, Teco y Lucio; Gavilán, Leiva; Tcheco, Carlos Eduardo y Diego Souza; Tuta. Mano Menezes era el DT. El Flaco Schiavi, hombre plenamente identificado con Boca, formó parte del plantel de Gremio e ingresó en esa final desde el banco de suplentes.
Riquelme terminó el torneo con 8 goles, el segundo más goleador detrás de Salvador Cabañas (América de México). Luego el 10 volvería a Villarreal y Boca lo perdería para el segundo semestre, donde caería en la final del Mundial de Clubes ante Milan.
Pero los hinchas de Boca disfrutaron de una enorme versión de Riquelme, que les permitió conquistar la sexta Libertadores de la historia.
