Boca empató sin goles con Racing en la ida de cuartos de final de CONMEBOL Libertadores en el campo de juego, pero el balance tiene algo de sabor a derrota. Los de Almirón no solo dejaron pasar la chance de hacer valer la localía en La Bombonera, sino que además perdieron al jugador más importante del equipo: Valentín Barco.
El Colo tuvo que dejar la cancha por una lesión y quedó en evidencia la dependencia que terminó generando en el Xeneize, que encontró en sus pies las jugadas más vertiginosas y perdió con su salida el peso ofensivo. Barco era, incluso antes del arranque del encuentro, el responsable de encarar, desequilibrar y generar peligro.
El joven se ganó la titularidad y se transformó en una pieza fundamental del equipo de Almirón, posicionándose cada vez más cerca del área rival. Comenzó a tener rodaje en Primera como lateral izquierdo y fue escalando en la pizarra hasta ubicarse en la línea ofensiva.
Contra Racing su criterio, frescura y desfachatez debían ser determinantes. El Colo es preciso en sus pases, tiene intuición para anticipar y encontrar espacios, le sobra confianza para el uno contra uno y es atrevido para disparar al arco desde cualquier lado. Es un jugador versátil, completo, una auténtica promesa que tiene los días contados en el fútbol argentino.
Ante la Academia, el 19 hizo un buen primer tiempo y fue protagonista de las jugadas más interesantes. Como sus antecedentes indican, se expuso sin miedo a las patadas, gambeteando entre rivales, ganando en velocidad y buscando cómplices para el juego asociado.
El sistema que planteó Almirón desde el arranque complicó la tarea de Barco, porque Cristian Medina estuvo incómodo para combinar y Edinson Cavani ofició como único delantero. Con el Colo obligado a jugar la personal, el funcionamiento se fue diluyendo.
Los ataques de Boca giraron alrededor de sus individualidades y su calidad técnica mientras estuvo en la cancha. Superó en cada mano a mano a Tobías Rubio, que la pasó fatal intentando contener al escurridizo colorado.
Barco se fue rengueando en el final del primer tiempo y, aunque intentó seguir en la segunda etapa, no pudo continuar. Su salida fue un puñal para Boca porque con él se fue la creatividad y la sensación de que algo bueno tenía que pasar.
Ya sin el Colo en el partido, por fin ingresó el segundo delantero para poblar el área (Menentiel) y fue tarde para un Boca que no supo cómo lastimar a un Racing que, haciendo muy poco, se llevó un empate valioso de La Bombonera.
A la llave de cuartos de final le quedan al menos 90 minutos y el Xeneize tendrá que salir a buscar el resultado en Avellaneda. Es probable que, además de lidiar con la hostilidad del ambiente, tenga que hacerlo sin su jugador más influyente, cuyos estudios arrojaron una lesión muscular grado 1/2 del músculo psoas ilíaco izquierdo.