Quién podía llegar a imaginar que el máximo goleador de la historia del torneo de clubes más importante de América fue ofrecido en un túnel, o que San Lorenzo desechó ser local de la semifinal a cambio del producido de 35 mil entradas y que, a fines de ese año, el presidente de Boca le prestara dinero al de Peñarol para comprarle a River el pase de un jugador que fue su verdugo. Otros tiempos…
Un día como el de hoy, pero de 1960, Peñarol ganó la primera edición de la Copa CONMEBOL Libertadores, y su conquista tiene condimentos tan insólitos como reales que se recuerdan en esta nota de ESPN.
Por esos tiempos, Peñarol quería igualar la hazaña de Nacional que había logrado un quinquenio ganando el Campeonato Uruguayo en forma consecutiva entre los años 1939 y 1943.
Y fue así que, bajo la conducción de dos directivos que dejaron huella en el club como Gastón Güelfi y Washington Cataldi, empezaron a armar un equipo pensado para ganar todo.
Después de ganar los títulos locales de 1958 y 1959, Peñarol veía en la primera edición de la Copa Libertadores, la posibilidad de dar un salto más. Y apuntó todos los cañones al novel torneo.
La pelea por Alberto Spencer
Entre las primeras determinaciones de los dirigentes estuvo la contratación de Alberto Spencer. Lo insólito del caso es que, el delantero ecuatoriano que marcó la historia de la Libertadores como el máximo goleador, fue ofrecido a Peñarol en el túnel del estadio Modelo de Guayaquil.
“En los primeros meses de 1959 hicimos una gira por el Pacífico y en un partido que jugaba Barcelona contra Huracán de Argentina, le vi a Spencer errar un gol de cabeza, como digo yo, haciendo el saludo de la bandera. Enseguida elude a tres argentinos y se manda un golazo. Después jugó contra nosotros y nos metió un gol entrando con la pelota en la cabeza. En el túnel del estadio Modelo me lo ofrecieron y les dije que lo llevaran al hotel. Allí hablé con el presidente Guelfi que había que traerlo. El pase de Spencer costaba 80.000 pesos y estaba todo arreglado”, recordó con su particular estilo el técnico de entonces de Peñarol, Don Hugo Bagnulo, en Estrellas Deportivas de El Diario.
Se interesa Defensor
Sin embargo, pasó el tiempo y Spencer no vino. A fin de ese año 1959, el técnico Bagnulo se fue de Peñarol a Defensor. Y en la primera charla que el DT tuvo con el presidente Franzini, el entrenador le dijo que, para suplir la baja de José Pepe Sasía -que se había ido a Boca- tenían que traer a Spencer.
Y Defensor movió piezas. Aprovechando que el gerente Ricardo Lombardo, viajaba con la Selección al Sudamericano que se disputaría en Guayaquil, le pidieron que realizara la gestión para traer a Spencer a Defensor.
“Pero no pudo ser porque el propio Güelfi (presidente de Peñarol) viajó a buscarlo y se lo trajo de apuro para que debutara en las finales del Uruguayo de 1959 que se jugaron en 1960”, contó Bagnulo.
San Lorenzo vende la localía
Entre las historias increíbles que reúne en esa primera edición de la CONMEBOL está el hecho de que el primer club brasileño en jugar el torneo no fue Flamengo, Fluminense, y ni siquiera los grandes de San Pablo, fue Bahía.
Otro dato curioso es que Jorge Wilstermann de Bolivia inauguró la Copa jugando ante Peñarol en el Estadio Centenario. Lo insólito del caso fue que el plantel del equipo boliviano llegó cuatro días antes a Montevideo (el viernes 15 de abril de 1960) para aclimatarse al llano.
Una vez en la capital uruguaya, los jugadores de Peñarol invitaron a sus colegas a comer un asado, como lo expresó el futbolista boliviano Renán López, en el libro Copa Libertadores de América de la Conmebol.
Pero lo más llamativo fue la decisión de San Lorenzo de aceptar jugar el desempate de las semifinales de aquel primer torneo en Montevideo.
El primer partido, disputado en Montevideo, terminó igualado 1 a 1. La revancha, jugada en Boedo, se saldó con un 0 a 0 que llevó a un tercer juego para definir el finalista.
Allí apareció en escena Washington Cataldi. El astuto directivo de Peñarol convenció a sus pares del club argentino de jugar el definitivo partido en Montevideo teniendo en cuenta que acá se habían vendido muchas más entradas que en Buenos Aires. Para ello, ofreció cederle a San Lorenzo el dinero producido de la venta de 35 mil entradas.
El club de Boedo aceptó la propuesta, el partido se jugó el 29 de mayo de 1960, y lo ganó Peñarol 2 a 1.
El pase de Joya
Luego de ganar la primera edición de la Copa CONMEBOL Libertadores, en finales contra Olimpia, Peñarol quería seguir de largo y comenzó a apuntar a la segunda.
A fines de ese año 1960, el directivo Washington Cataldi viajó a Buenos Aires y se juntó a cenar con su colega de Boca Juniors, Alberto J. Armando.
En determinado momento, el directivo aurinegro le comentó la necesidad que tenían de contratar un puntero izquierdo y le preguntó si Boca no tenía en su plantel algún jugador de esas características del que se quisiera desprender.
Armando le dijo que no, pero le comentó a Cataldi: “River tiene uno que no lo usa y estoy seguro que el día que lo ponga me va a molestar porque le va a dar más de un color de cabeza a Boca. Así que, si te lo llevás, nos hacés un favor”.
El directivo aurinegro realizó la consulta pertinente, pero se encontró con que River le pedía mucho dinero por el pase de Joya. Fue entonces que llamó al presidente de Boca para comentarle la situación y Armando lo sorprendió: “No te hagas problema. Yo te presto la plata, pero te la presto a vos. No es plata de Boca a Peñarol, es de Armando a Cataldi”. Y Peñarol compró al peruano Juan Joya Cordero, un jugador que terminó marcando la historia y siendo verdugo de River en la edición de 1966.
